
Que diferente sería la introducción de este artículo si estuviéramos iniciando un periodo de gobierno de políticos consientes que priorizan el futuro del país y no que responden a consignas de una izquierda nefasta del siglo XXI, que quiere perdurarse en el poder o de un grupo de oportunistas de oposición que hoy se creen los salvadores, cuando en los hechos fueron cómplices, funcionales o estuvieron ausentes por ser POLITICOS MEDIOCRES, aunque debe haber pocos que sin duda quieren salvar la Patria.
La situación general que vive nuestro país se encuentra afectada por la falta de capacidad de los gobernantes que solo se dedicaron a vaciar las arcas del estado con un modelo inventado sin principio ni fin, porque no probaron todo lo que fueron capaces de aprender cuando estudiaron unos o cuando desmayaban otros, en la puerta de una universidad por el impacto del conocimiento que sufrían. Por eso, hoy no quieren reconocer que estamos en crisis, con un proceso inflacionario que paulatinamente viene mostrando su fuerte impacto en la economía de la mayoría de las familias, aunque este proceso aún no ha mostrado sus garras porque el 85% de la población trabaja en la actividad económica informal y actualmente está haciendo el máximo de esfuerzos para capear el temporal, sin poder estimar hasta cuando aguantarán y sin entender qué quienes nos engañaron durante estos 19 años de gobierno son miembros de una agrupación política que recibió de regalo su sigla de un falangista; Añez Pedraza, que hoy desde su tumba debe arrepentirse de haber creído que entregaba su sigla para la reivindicación de los pueblos indígenas y originarios de nuestro país. Definitivamente los POLITICOS MEDIOCRES que nos gobernaron y gobiernan, han actuado de manera tan denigrante que su destino está marcado, pues les espera un futuro lúgubre por todo el daño que causaron.
En la otra orilla de las corrientes de aguas turbias que corren por nuestra historia, está el bicentenario de la República de Bolivia que debería escribirse con letras de oro; sin embargo, solo alcanzamos a sentirlo con palabras de amargura por la vergüenza que nos dejan estos 19 años que quisiéramos olvidar y que cambiaremos el 17 de agosto cuando los echemos definitivamente del poder en forma democrática, pues para demostrar lo que acá se afirma veamos los resultados del último cuestionario Delphi a febrero sobre “Contexto y escenarios prospectivos 2025”: Situación general del país va por mal camino el 89.6%, situación política del país muy mala 28.2% y mala 51.1%, situación económica del país muy mala 37% y mala 49.6%, futura situación política empeorará mucho 26.7% y empeorará algo 44.4%.
Por ello y por todo lo que vivimos y continuamos viviendo es menester reflexionar y llamar la atención de los políticos que creen tener los méritos para recibir el apoyo de la población; sin embargo, los desafío a analizar sus conciencias pues tienen muchas cosas escritas a su alrededor. Unos por su pasado en funciones de gobierno nacional o local, otros por su tránsito por diferentes partidos o agrupaciones políticas, algunos que están en política por tradición familiar, otros por ostentación de poder, varios por que quieren saber si tendrán apoyo, unos que parecían ser diferentes son funcionales o cómplices, muchos que se acercan a distintas agrupaciones para asegurar su futuro y hasta jóvenes que parecían honesto(a)s solo buscan estar acomodados en el próximo gobierno. En definitiva, lo anterior permite seguir afirmando que estamos rodeados de POLITICOS MEDIOCRES.
Los bolivianos no terminamos de aprender, ahora nos corresponde también reflexionar y elegir a quiénes si saben, cuentan con el mejor perfil y mayor conocimiento de lo que necesita nuestro país. No precisamos un Milei, no requerimos un apóstol que haga milagros, menos un ladrón, un odiador, un resentido social o un discriminador, solo pensamos en un ciudadano honesto, patriota, que nos hable con la verdad y esté dispuesto a jugarse por reconstruir el país, trabajar por todos los ciudadanos y volvernos a la senda del desarrollo; que fortalezca nuestra esperanza de dejar para las próximas generaciones un país digno, por ello debemos despertar del letargo y la pasividad a la que nos han sometido y en la que caímos, creyendo que todo mal tiene un fin y que se terminaría pronto, pero en 19 años nada se ha terminado y seguimos cada vez peor. Miremos, aunque sea por única vez que el país necesita de una fuerza única, unida, con todos los mejores que tenemos en cada especialidad para poder reconstruir nuestro devastado país. Esperemos qué sin necesidad de reconocerlo públicamente, en agosto elijamos conscientemente o de lo contrario volveremos a ratificar que solo nos interesa nuestra pasividad y nos contentamos con los POLITICOS MEDIOCRES que son una lacra y los que más abundan en este bicentenario de nuestra fundación.
El autor es administrador de empresas y Docente Emérito de la UMSA