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Opinión

Los déspotas en modo reelección

3 de Agosto, 2019
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GONZALO ROJAS ORTUSTE
Dirán que es su derecho humano, arrestarán al opositor para exponerlo a tóxicos de difícil detección, mataran al fiscal que les iniciaría juicio. También amenazaran con crisis institucional si no les conceden fondos para empezar a concretar sus ofertas xenófobas. Ellos y ella comparten un chauvinismo de conveniencia, no de compleja estrategia de país sino de oportunismo de circunstancia. Gobiernan o han gobernado estados poderosos o no tanto, incluso débiles; pero la prepotencia es similar. Hablan desvergonzadamente de sus gustos, no tienen que ser “políticamente correctos” pero eso no los convierte en más honestos, solo más groseros. Las alusiones al sexo son parte del ejercicio de poder impune. Bailan en cámaras, mientras sus esbirros reprimen cruentamente, descalifican a sus exaliadas sólo porque informan de abusos y torturas ya inocultables.

Estos son tiempos de náuseas. El voto no parece ser respuesta suficiente porque además los opositores se mantienen con códigos morales de mínimos de decencia siempre requeridos, pero tampoco articulan contrapropuestas lo suficientemente robustas para tamaño desafío. Hay desconcierto, les tienta la campaña de viejo estilo, empujándose entre ellos (demasiados para cohesionar), mientras que el oficialista se frota las manos, azuza, está en su juego, lo disfruta, se siente impune.

Solo que esos tiempos también corren, incluso el planeta no aguanta la lógica depredadora que también los identifica. Y la gente no es idiota, algún rato se constituye como pueblo, lo ha hecho en el pasado, no demasiado lejano para que no recuerde que es posible, que se puede tener campo para la esperanza, para perseverar en lo digno.

Gonzalo Rojas O. es politólogo, coordinador del Doctorado Multidisciplinario de la UMSA.

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