RONALD VALERA
En el momento actual de la pandemia, han quedado en evidencia situaciones que son digna de reflexión para poder entenderla y al mismo tiempo crear precedentes de cómo proceder en momentos similares en un futuro remoto, en esta oportunidad quisiera centrarme en las dinámicas del PODER, porque sencillamente quien lo tenga en sus manos es quien está tomando decisiones claves para gestionar la actual crisis y en función de esas decisiones se pueden salvar vidas o perderlas.
Partiendo de lo antes mencionado, en las naciones que son Republicas usualmente el poder esta dividido en los poderes: ejecutivos, legislativo, judicial y entre otros, es decir, el poder se encuentra en varias instituciones y personas que ejercen de contrapeso entre unas y otras, en Latinoamérica existe un poder ejecutivo que tiene mucho peso por medio del gobierno de turno una persona concentra mucho poder en comparación de las demás ramas del poder, ejemplo de ello son Brasil, México, Bolivia y España; en caso de dictaduras o teocracias la situación es otra, el poder recae en una sola persona sin tener prácticamente un contrapeso real, porque supuestamente lo tienen en forma pero no de fondo, los casos donde suceden es en Venezuela, Cuba, Nicaragua, Corea del Norte, China, Rusia, entre otros; el PODER es lo más codiciado para muchas personas que lo necesitan por diversas razones pero la pregunta que surge es: ¿esta preparada la persona para ejercerlo?/ ¿lo podrá ejercer adecuadamente cuando se `presenta situaciones inusuales?/¿hasta donde puede ejercer el poder el estado en nombre de crisis?.
Para poder responder en la medida de lo posible estas interrogantes, me gustaría dar una definición de poder tomada de Moisés Naím donde expone: “Es la capacidad de dirigir o impedir las acciones actuales o futuras de otros grupos e individuos. O, dicho de otra forma, el poder es aquello con lo que logramos que otros tengan conductas que, de otro modo, no habrían adoptado” . Esta concepción aunque es la utilizada por Naím, la formula Rober Dahl donde evidencia que el poder es dirigir a otros para logar una conducta o impedir otras, aunque no lo expone de manera evidente en ese proceso se puede utilizar la persuasión, la fuerza o la violencia, lo cierto que el poder le garantiza a quien lo tiene dirigir a otros hacia un fin determinado.
Así mismo, darle respuesta a estas interrogantes es compleja porque las personas que buscan el poder políticos se sienten capacitados para hacerlo y sus seguidores lo piensan igual, pero al tenerlo y ejercerlo es cuando se podrá decir si estaban o no capacitada, evidentemente en esta reflexión no profundizare en los criterios e indicadores para evaluar a quien ejerce el poder; de igual forma, el individuo que lo ejerce debe estar preparado en gestionar en tiempos de crisis porque de él o ella dependen decisiones claves y estratégicas, aunque es prematuro evaluar a las personas que ejercen el poder del estado, en estos momentos ellos dejan mucho que desear como lo expone Naím: “A pesar de esta cautela, sin embargo, me es inevitable concluir que, en efecto, la actual cohorte de líderes es, salvo algunas excepciones, patética y preocupante” . Muchos de los actuales líderes políticos simplemente querían el poder, pero no saben como ejercerlo en momentos complejos, reconozco que no es fácil estar en sus zapatos, por ello, sería adecuado que nuestros futuros líderes tengas mayores competencias que solo la demagogia.
Por otro lado, la tercera interrogante está causando mucha polémica a nivel mundial porque, la ONU por medio de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos Michel Bachelet, han alertado que en algunas naciones en nombre de preservar la vida por la pandemia se han vulnerado algunos derechos, realmente cada país es un caso que se debe de estudiar en detalle, realmente algunos régimen están aprovechando la pandemia para controlar mas a la ciudanía, pero también en nombre de los derechos humanos y de la libertad no se quiere cumplir la cuarentena poniendo en peligro a otros personas, evidentemente es una situación compleja para sacar conclusiones, solo que en nombre de la libertad de una persona no se puede poner el peligro a una comunidad y tampoco en nombre de la salud de otros deba maltratar o violentar a otros.
Por lo tanto mis hermanos, en estos momentos es adecuado que sigamos reflexionando sobre cómo ejercen el poder nuestros gobernantes y al mismo tiempo, crear mecanismos que sirvan de contención para impedir que existan hombres y mujeres que abusen en sus puestos del poder y al mismo tiempo buscar la manera que la ciudanía se active para exigir cuentas a los poderes del estado.
Ronald Valera es filosofo.