Ayer viernes, Santa Cruz paró en protesta con los resultados del Censo 2024. Como ahora es la tarde del viernes, no sé cuán contundente fue el paro en todo el departamento pero en la ciudad capital lo fue.
Volveré luego sobre el paro; ahora seguiré comentando sobre los resultados del Censo y sus comparaciones.
En mi entrega pasada, analicé la primera entrega de los resultados oficiales (¿o debo decir “oficiosos”?; me queda la duda). En esa columna, incluí un primer Cuadro donde presentaba los resultados totales y porcentuales nacionales del Censo 2012, de la Proyección del INE para 2024 y los difundidos del Censo 2024 y hacía comparaciones, totales y porcentuales, entre sí. En resumen, como muchos, me cundían en ese momento —y me cunden ahora más— «dudas y son diversas»; por eso arriesgué dar mi opinión —aun como neófito— e hice varias preguntas: ¿Por qué la Proyección del INE para 2024 fue tan dispar del Censo 2024? ¿Por qué causa Oruro es el único departamento con un crecimiento positivo entre la Proyección INE 2024 y el Censo 2024? ¿Cómo si la Proyección para 2024 utilizando la tasa de crecimiento del Banco Mundial para los 12 años sería del 15,60 %, la proyección del ICE para Santa Cruz 2023 fue del 43,93 %?
Trataré de explicar mis preocupaciones.
Lo primero es entender cuán dispar fue la Proyección del INE para 2024 de los resultados ofrecidos (en primera entrega, aclararon) del Censo 2024: en el estudio efectivo (el Censo) aparecen 1.019.632 habitantes censados menos a nivel nacional y de los cuáles casi el 50 % eran de Santa Cruz (431.659). Siguiendo una metodología técnicamente seria, un comité técnico —presuntamente sin ninguna estridencia ni interferencias políticas («evitando ruidos políticos» advertía en mi anterior columna, y entiendo que tal sucedió)— formado por profesionales especializados de la Universidad Gabriel René Moreno, de la Alcaldía de Santa Cruz de la Sierra y de la Gobernación, comparando las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) con una conciliación demográfica entre los nacidos vivos y las defunciones en el período e incluyendo la migración, todos datos asequibles, llegó a la conclusión de que lo informado por el INE incluía la omisión de 373.562 habitantes en el departamento, una diferencia de 58.097 menos que la antes mencionada Proyección del INE para Santa Cruz. Este informe fue presentado ante la Asamblea de la Cruceñidad y ésta mostró su desacuerdo con los resultados “oficiales” convocando al paro de ayer viernes (paro de un día, simbólico pero no suicida para la Región).
Este comité técnico —que, en los hechos, retoma el protagonismo del Comité Interinstitucional de 2022, desbordado a pesar de su trabajo y éxito por otros intereses ajenos— ha dado el ejemplo para que todas las regiones del país que estén disconformes con la información resultante del INE —descartando Oruro, que fue “beneficiada” con más habitantes por el Censo que por la Proyección, lo que es, dicho de alguna forma, “muy curioso”— reclamen al respecto. (Como comentario, aunque otras regiones —como la Asamblea de la Paceñidad—han discrepando de esos resultados, sólo Santa Cruz —y sin apoyos solidarios fuera de sus fronteras departamentales— se ha manifestado con esa visibilidad). La expresada públicamente disposición del INE someter a escrutinio los resultados mediante la verificación nacional e internacional, con participación de las Regiones, «con absoluta transparencia la consistencia técnica de los datos presentados».
No voy a volver a mencionar la Proyección 2023 del ICE porque el estudio del reciente estudio del comité técnico antes mencionado no refrenda —ni en análisis ni en resultados— esa Proyección, 237 % mayor y, por posibilidad, más aspiracional —o política— que certera.
Para algún análisis, me gustaría dejar dos nuevas aproximaciones estadísticas, la primera referida a crecimiento de los departamentos y las principales ciudades (las capitales y El Alto) entre ambos Censos.
Con un promedio departamental a nivel nacional del 8,4 %, en continuidad con mi observación sobre Oruro, nuevamente aparece este departamento como el segundo departamento que más crece, detrás de Pando —cualquier variación en su escasa población es significativa— y por delante de Santa Cruz. Eso me lleva a preguntarme: ¿qué actividad económica ha aparecido en Oruro en el período 2012-2024 que justifique un crecimiento significativamente alto? (la inmigración lo justificaría pero no tiene causa de tal), máxime si lo comparamos con Santa Cruz, un departamento identificado desde hace largos años —me atrevería a marcar como tal la conocida como Marcha al Oriente del primer MNR— como receptor de migrantes.
Me queda un último análisis: cuánto han variado las poblaciones departamentales desde el Censo de 1950 hasta el actual (con independencia de que cuán fiable lo reconozcamos).
Una simple revisión porcentual nos demuestra que en el período, el departamento que más creció fue Santa Cruz (1.273 %) y los que menos crecieron en esos 74 años fueron Chuquisaca (el 230 %), Oruro (el 296 %) y Potosí (el 168 %). El crecimiento del país fue del 418 % en ese período (sería interesante compararlo con la evolución del PIB a precios constantes PPA). Este dato para el hermano departamento invalida el resultado del Censo para Oruro en comparación con su misma proyección.
No quiero terminar sin agradecer [sic] a la diputada de CREEMOS María René Álvarez Camacho su afirmación publicada en El Deber: «No sé qué tipo de resultados se puede conseguir con un paro; no sé si con esto el día de mañana tras el paro nos van a devolver al millón de cruceños que nos han robado» (Quiroz Terán, M.: “Con observaciones, el paro contra datos del censo se proyecta contundente”, 05/09/2024), porque ¡al fin! una voz de CREEMOS —que entiendo presunta y categóricamente autorizada— confirma una de las opiniones que siempre he sostenido: el Paro del 2022 fue inútil y devino negativo para la gran mayoría de los cruceños y para el desarrollo de Santa Cruz —en ello me identifico con la advertencia de Hurtado, entonces presidente de la CAINCO, en sus declaraciones al final del paro—, entendiendo que el entonces equipo técnico del Comité Interinstitucional había discutido mucho de lo que se convirtió en ley a continuación.
El autor es analista y consultor político