La Universidad Mayor de San Andrés -UMSA- calificada como la mejor universidad pública del Sistema de la Universidad Boliviana en nuestro país, es la primera y mejor ubicada en los índices internacionales de universidades de Latinoamérica según SCIMAGO INSTITUTIONS RANKINGS ocupando el puesto 264.
El mes de mayo y los primeros meses -junio y julio que ha concluido, marcan para las nuevas autoridades universitarias un “Nuevo Reto” en tres importantes componentes a ser encarados. El primero es el nuevo rol gerencial que deben asumir; es decir, tener total claridad de lo que implica “Gestión Universitaria”, que comprende planificar, ejecutar y controlar el proceso que involucra lo académico, la investigación, la interacción social y lo administrativo-financiero; el segundo es afrontar la realidad del proceso enseñanza-aprendizaje que le marca a la UMSA un punto de quiebre o dicho técnicamente le demanda un “salto cuántico en su nivel académico”, el que le permita volver a ocupar el sitial de mejor universidad del país y el tercero es encarar la obtención de “recursos financieros” del Estado Nacional que le permitan desarrollar sus actividades de forma cotidiana y normal, sin descuidar en su análisis que estamos atravesando en el país una situación sumamente crítica, la que puede desembocar en un descalabro inflacionario si el gobierno no toma decisiones coyunturales radicales en el corto o más bien en breve plazo.
Las autoridades que asumieron funciones de Rector y Vicerrector están encarando los primeros cambios que necesita la Casa de Estudios Superiores de La Paz y no pueden equivocarse pues el tiempo que corre si bien es el recurso más abundante, es a su vez el más escaso cuando no se lo utiliza apropiadamente y cuando no se entiende la importancia de la oportunidad y del costo que son fundamentales en la toma de decisiones, pues transcurre como una saeta y deja profundas huellas. Por tanto, se tiene que entender que los tres componentes mencionados tienen inmersos la totalidad del que hacer universitario; es decir, conducir el cambio de paradigmas consolidando el gerenciamiento como la más importante de las responsabilidades orientadas al logro de resultados medibles, los que serán el reflejo de su toma de decisiones que exigen no limitarse a meros enunciados de buenas intenciones y/o de actividades realizadas, porque con ello solo se mostraría poca efectividad. Todo lo anterior como corresponde a toda organización que obtiene recursos del Estado debe consolidarse con la rendición de cuentas de todas y cada una de las autoridades que se encuentren cumpliendo funciones incluyendo Decanos, Vicedecanos, Directores de Carrera, Directores de Institutos, Directores en funciones administrativas, Jefes de Unidades o Departamentos y Asesores.
Es entonces imperativo que nuestras nuevas autoridades consoliden su proyección en la universidad con la definición de una nueva “Visión Estratégica de la Educación Superior” que en los próximos tres años este orientada principalmente a rediseñar e implementar un “Nuevo Modelo Académico Universitario” y en los tres siguientes se consolide, orientado a la formación de profesionales con competencias apropiadas para encarar los cambios y demandas de los mercados nacional e internacional; para ello, es indispensable contar con un proceso de formación conducido bajo un enfoque acorde a las demandas y exigencias del Siglo XXI en el que estamos inmersos, respondiendo así a graduar profesionales responsables, con valores morales, éticos y humanos, que sean competitivos en los distintos campos del conocimiento.
Quienes formamos parte de la Universidad Mayor de San Andrés sentimos que estamos atravesando por un estanco académico, con una alarmante falta de investigación, poca interacción social, ninguna participación en propuestas de políticas públicas, ausencia de la exposición de ideas y fervientes debates sobre la realidad nacional. No tenemos, activa participación sobre lo político, lo social ni lo económico de nuestro país y hemos dejado de ser un referente de la interpretación de la teoría y de la ciencia, aspectos todos que han marcado un sonido de alarma sobre el estilo de dirección con el que se ha desempeñado nuestra universidad en los últimos nueve años. Toca adicionalmente, el fortalecimiento del Co-Gobierno con la elección de varios nuevos decanos y vicedecanos, otros tantos consejos de carrera, centro de estudiantes, asociaciones de docentes y cuando corresponda de las federaciones de ambos sectores, todo lo que consolidará nuestra vocación democrática e institucional. En estos procesos democráticos debemos elegir a los mejores no a los mediocres que nos han abrumado con su presencia en los últimos años; incluso en esto, nuestras autoridades electas tienen incidencia porque ya aparecieron los que se arrogan la representatividad de las nuevas autoridades como su eslogan de presentación en las elecciones que se avecinan.
A lo anterior debemos añadir que el plantel docente tiene un importante componente de antigüedad con docentes de marcado prestigio y experiencia que están en un proceso de renovación académica poco estructurado e integral; aunque también probablemente los menos deben continuar utilizando antiguas metodologías o viejos contenidos. En el otro extremo se encuentran los docentes jóvenes que se supone están más actualizados pero faltos de experiencia y sin la innovación que es fundamental en una universidad como la nuestra, muchos de los cuales llegaron a la docencia de forma poco convencional. Adicionalmente, la modalidad de la formación por competencias adoptada hace varios años en muchas carreras de la UMSA, nunca ha sido evaluada en cuanto a los resultados logrados a nivel institucional, aunque algunas unidades académicas sin duda lo hicieron con evaluaciones poco conocidas y no socializadas. Después de la anterior afirmación, muchos pueden argumentar que la mayoría de las Carreras ha sido acreditada; cierto, bajo la normativa Mercosur algunas y otras la del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana que puede considerarse una modalidad poco actualizada que administra dicho Comité; sin embargo, las demandas son cambiantes y debemos responder a ellas.
Finalmente, se ha argumentado que no contamos con un “modelo académico institucional” aspecto mencionado en la campaña electoral, motivo por el que debe ser formulado marcando sus características genéricas y sus particularidades; es decir, formalizar la propuesta de cómo se debe transformar la universidad bajo una visión académica estratégica que priorice el modelo académico y se complemente con el modelo administrativo, a fin de integrarlos y atender la compatibilidad que se necesita con las demandas del mercado el primero y con la disminución de la burocracia el segundo. Posteriormente, corresponderá socializarlo para lograr consensos y solicitar su aprobación en las instancias correspondientes y después iniciar el proceso de implementación donde se induzca a la definición de contenidos curriculares actualizados que prioricen en el proceso de la nueva formación universitaria en las Facultades para que sea adoptado por todas las Carreras de la UMSA.
Todo lo mencionado se constituye en un “reto histórico” para la universidad y sus autoridades, para la sociedad en general y por su puesto para nuestro país; por ello, quienes estamos involucrados en este proceso tenemos la convicción que se avanzará si todos formamos parte de un “gran equipo” que coadyuve a conseguir los resultados que requerimos para nuestra educación superior en general, para la UMSA en particular y así seguir un nuevo camino en la educación universitaria que ayude a salir del estancamiento en el que nos han sumidos los gobiernos de turno.
El autor es administrador de Empresas y Docente Emérito UMSA