
El partido que encabeza Juan del Granado, el Movimiento Sin Miedo, tiene un gran desafío ahora: contribuir a reinstalar el Estado de Derecho democrático en nuestro país. Así como Juan tuvo un importante papel en romper la impunidad del ex dictador García Meza y luego en la fiscalización al primer gobierno del Goni (Amayapampa y Capasirca), junto con los mejores cuadros del MBL y luego remontando el descalabro de sucesivas malas administraciones en el Gobierno Municipal de La Paz, hasta la transición generacional que posibilitó con el actual alcalde Revilla; ahora ha de ser parte de una coalición capaz de enfrentar al hegemón de turno, el MAS y sus abanderados, los que guían “el carro de corregidor”.
No se trata de una mirada voluntarista, sino de atender con cierto detenimiento el panorama de las fuerzas políticas en el presente. El MAS y los actuales primeros mandatarios han sido en 2005 y 2009 los votados con mayoría absoluta y, respectivamente, PODEMOS y Convergencia Nacional (CN), aunque perdidosos, concentraron la oposición al MAS. También tenemos en mente que el MAS ya sufrió derrotas electorales en Sucre y en el Beni y en el ámbito nacional con la minoría que eligió a las cabezas del órgano judicial, que ya anunciaba el fracaso de esa vía de reforma en tan importante poder del Estado hoy tan venido a menos. Pero en ninguno de ellos el Presidente Morales y el vicepresidente eran, directamente, los candidatos.
Con todo lo relativo y solo a efectos de argumentación rápida, digamos que las fuerzas que encabezaron Tuto Quiroga y Manfred Reyes Villa, eran expresiones de centro derecha; más bien reticentes a ciertos cambios que la mayoría de la ciudadanía boliviana aspiraba, varios de ellos vinculados a un mayor y mejor reconocimiento y visibilización de los pueblos indígenas y otras fuerzas populares y nacionales. Hoy el MAS, represión al TIPNIS de por medio y solo a título emblemático, para no repetir lo que en el propio diagnóstico del MSM ha hecho del MAS y sus tendencias caudillistas e intolerantes, ya no expresa esas fuerzas del cambio democrático y peligrosamente ha tomado ribetes que seriamente preocupan el curso de la salud de un régimen de libertades y de igualdad ante la ley, crucial en cualquier Estado de Derecho en el mundo contemporáneo.
Por otra parte, la actual convocatoria a la conformación del Frente Amplio, no repite el sesgo caudillista de otras convocatoria anteriores, donde el jefe de alguna fuerza llama a coaligarse detrás de su candidatura presidencial, que la da por descontada. Ahora Doria Medina, figura visible de UN, intenta formar un abanico con varios líderes con un acuerdo democrático básico –y mucho por hacer en términos programáticos- donde las candidaturas serán definidas por aquel líder o lideresa que sea el más favorecido por algún tipo de encuesta ciudadana confiable, a la manera de una suerte de primarias para seleccionar esa postulación. Esas dos circunstancias, la no automática candidatura presidencial del convocante y la elaboración plural de un programa, son signos inequívocos de aliento democrático que no hay que desdeñar.
GRO es politólogo y profesor universitario
No se trata tampoco de apuntalar un supuesto bipartidismo, ni tampoco juntucha de “todos contra Evo”. El bipartidismo, en una sociedad tan explícitamente plural como la boliviana (clivajes étnico-culturales y regionales), no tiene posibilidades de estabilizarse. Lo que sí es muy posible, es que el MAS y sus portaestandartes repitan por tercer periodo (y triquiñuela anticonstitucional) ante ausencia de posibilidades viables que puedan disputarle un electorado que sigue teniendo como “mal menor” a los oficialistas actuales. Y lo que está convocando el Frente Amplio, es a un proceso de articulación con énfasis ciudadano y republicano (independencia de poderes) y sin decisión cupular, por ello, al menos debe atenderse sin, de antemano, desalentar esa opción.
Al inicio de este texto mencionamos los aportes de Juan y del MSM en el proceso democrático boliviano. Es claro que su bastión electoral es la ciudad de La Paz; pero esta su fortaleza ha sido también su debilidad en términos de proyección nacional. En su mejor desempeño en el periodo actual, las municipales del 2009 fue la segunda fuerza, muy lejos del MAS y así y todo consiguió arruinarles el festejo por su votación en las ciudades capitales de La Paz y en Oruro. Así, resulta que también necesita ampliar ese confinamiento regional y, con todo y las valiosas alianzas que conocemos con ciertas expresiones de las ciudades del eje, no parecen aportar la posibilidad de un caudal importante de votos para ser alternativa real de disputa al oficialismo actual, éste además envanecido por anteriores desempeños electorales y su tendencia al copamiento de otros poderes.