A la vista del estado del arte en el que está el soberano por las elecciones judiciales que se avecinan (salvo algún otro dislate que no sorprendería a nadie, a esta altura del despute); la Drita. Blanca Nulo de Pifiado está nuevamente acechando ese proceso, probadamente fracasado, pero vigente en la CPE.
Las causas son varias y entre ellas podría identificar la principal que radica en que como prueban los anteriores procesos y el estado actual, constituye un soberano disparate elegir a los altos cargos del sistema de administración de justicia que cierran y gobiernan los diferentes sistemas (constitucional, ordinario, agroambiental y disciplinario) por popularidad, cuando elementalmente se requiere para tan importantes funciones idoneidad, dignidad y respeto, lo que la votación popular no puede proporcionar. A las pruebas me remito: si no fuera así, no hubiéramos tenido un Tribunal que en vez de garante de la CPE la hubiera violado serialmente inventándole “derechos humanos” a su amo para empernarse en su trono o se hubieran confeccionado a su medida su auto prórroga y a continuación, torpedeado todos los mecanismos destinados a sacarles la roja y/o reemplazarles pues tienen un lapso de vencimiento fijo, empernándose a su vez en su trono, prácticamente sine die. Para sólo señalar algunos breves ejemplos…
Empero, más allá de aquella esencia que vacía de contenido hasta el sentido común puesto que requiriéndose de un alto grado de atributos técnicos y humanos para cerrar aquellos sistemas, el Constituyente (y los que votaron a favor de esa CPE) optaron populacheramente por el voto popular resultando el remedio mucho peor que la enfermedad; también el mecanismo previo resulta bastante cuestionable. Un tema que sobresale es la prohibición constitucional y legal a los candidatos para hacer propaganda directamente o por medio de terceros comedidos, dejándole esa función al Órgano Electoral. Probablemente, el Constituyente entendió -acertadamente- que si les dejaba en libertad de propaganda, habría una manifiesta diferencia entre los que disponían de recursos económicos (y vaya uno a saber cómo los conseguirían y así quedarían hipotecados…) y los que no. Aunque ahora el resultado es prácticamente similar, puesto que públicamente vemos como varios candidatos sino la mayoría, flagrantemente hacen y se hacen hacer propaganda (que cuesta dinero), en las barbas del OEP que no hace nada, pese a que la Ley Electoral le obliga intervenir de oficio. Muchos nos cuestionamos como es que los que aspiran ser máximos garantes de la CPE y la ley, se están pasando groseramente esas normas por el orto. ¿Qué harían de ser elegidos y tener poder, si ahora ya vulneran flagrantemente esas normas que debieran hacer cumplir?
Más importante aún – y es un factor que complota profundamente contra el proceso en sí mismo en los términos mal concebidos por el Constituyente- es que ni la CPE ni su Ley de desarrollo ya que optó por la popularidad, no les exigió -como era hasta de sentido común en ese escenario- un techo mínimo de votos (50% +1) para resultar elegidos, de forma qué si se trataba de apoyarse en lo popular, debían ser genuinamente legítimos. Por ello, las anteriores 2 camadas de Magistrados “electos” (entre comillas) fueron los mejores perdedores frente a los otros peores, siendo todos derrotados por la Drita. Blanca Nulo de Pifiado que les propinó tremendas palizas. Asumieron sin legitimidad de origen y su desempeño, lo confirmó. Con lo que el desastre del sistema de administración de justicia quedó servido entre otros factores, por ese evidente déficit.
Hoy, a la vista del muy pero muy accidentado proceso actual de elección de la tercera camada de Magistrados electos por votación popular al extremo que de haber, parece que las elecciones serán parciales; las imposturas de los aspirantes a ser garantes de la CPE y la ley que la vulneran flagrantemente haciendo propaganda impunemente; algunos candidatos francamente impresentables por ser parte del problema y no de la solución y el desencanto del soberano pues con todo, es harto evidente que los 26 electos no podrán pese a sus buenas intenciones y fabulosas promesas cambiar el estado calamitoso del sistema pues engloba muchos factores que superan sus reales posibilidades y la profunda desconfianza hacia todo lo estatal; pareciera -ojalá me esté equivocando- que estaremos otra vez ante una nueva victoria de la Drita. Blanca Nulo de Pifiado, con lo que será aún peor la profundización de la evidente crisis del estado y del sistema de justicia. Imaginen por ejemplo un futuro pleno del Tribunal Constitucional entre los auto prorrogados y los “electos” como los mejores perdedores; todos ilegítimos.
Aunque no hay sistemas perfectos de elección, la popular ha resultado definitivamente otra estrategia envolvente de los phajpakus seriales que decían que ese sistema sería “for export” (aunque México…). Lo peor de todo es que como esta vigente, hay que votar no más, no queda otra pues además aquí el todo poderoso estado, te castiga si eliges no hacerlo. Aunque si otra vez el voto nulo, blanco y pifiado gana y aún así, los mejores perdedores le meten no más asumiendo funciones como si hubieran resultado electos (50% +1 de los votos) seguiremos confirmando mutatis mutandis, aquello de Pedro CORZO: “La no participación ciudadana en las elecciones es una amenaza a la democracia más letal, que el más sanguinario de los dictadores.”. No hacerle caso al voto del soberano y por tercera vez, sería peor…
Arturo Yañez Cortes