
La Unión Europea, se destaca como uno de los bloques económicos y políticos más influyentes, emergió tras las desoladoras guerras mundiales que conllevaron a la pérdida de territorios y al deceso de entre 35 y 42 millones de europeos. Mientras tanto, la transformación de Japón en un aliado comercial de Estados Unidos después de las devastadoras bombas atómicas que cobraron la vida de más de 230,000 personas destaca la habilidad de los países para dejar atrás eventos traumáticos, construyendo relaciones sólidas y colaborativas para el presente y el futuro.
En el contexto actual del año 2023, la asociación estratégica entre Vietnam y Estados Unidos emerge como otro ejemplo revelador, surgiendo tras una guerra que cobró la vida de 2.5 millones de personas. Estos casos ilustran la notoria tendencia contemporánea de superar resentimientos y rencores históricos.
Sin embargo, en Bolivia, la dinámica parece tomar un rumbo opuesto, ya que el sistema educativo fomenta el patriotismo nacional, generando un imaginario de victimismo y resentimiento hacia diferentes países. Se destaca el resentimiento hacia España, atribuido a la época colonial, a pesar de haber transcurrido más de 200 años desde que Bolivia dejó de ser colonia. Otro foco de hostilidad es Chile, considerado un enemigo natural debido a la pérdida territorial del mar, lo que ha llevado a la imposibilidad de establecer tratados comerciales con este país. Además, los Estados Unidos, a pesar de no haber librado ninguna guerra con Bolivia, son rechazados por sectores sindicales y de la izquierda nacional, más por un adoctrinamiento político que por motivos bélicos históricos.
Este imaginario de odios y rencores ha impactado y continúa afectando al país. A continuación, examinaremos algunos ejemplos, siendo uno de ellos el ocurrido en 1991, cuando se llevó a cabo una licitación pública internacional para la explotación del litio y resultó ganador Lithco Corporation. Este evento desencadenó una convulsión social liderada por movimientos sociales potosinos con inclinaciones políticas antinorteamericanas. Debido a la escasa seguridad jurídica y al clima hostil, la empresa transnacional optó por abandonar definitivamente Bolivia, trasladándose a los yacimientos de litio en Argentina. Es decir, la oportunidad de industrializar el litio se desaprovechó hace 32 años.
El proyecto LNG que pretendió exportar gas a los Estados Unidos mediante plantas de regasificación en México y licuefacción en Chile fue descartado no por razones técnicas o económicas, sino por factores ideológicos y una ignorancia extrema. Esta decisión se basó en la premisa de evitar cualquier trato con Chile, considerado como un enemigo usurpador del mar, y el rechazo a hacer negocios con el 'maligno imperio norteamericano'. Dos décadas después, Bolivia ha perdido a tres potenciales clientes y la oportunidad de vender gas a otros países en el mundo.
Los gobiernos de Morales y Arce han adoptado una posición restrictiva hacia la inversión extranjera, particularmente la proveniente de Estados Unidos y otras naciones catalogadas como enemigas. En el periodo del expresidente Morales, se eliminó la opción de acceder a los mercados estadounidenses para productos bolivianos no tradicionales, generando la pérdida de 5.190 empleos directos y más de 17.712 indirectos, así como la merma en ingresos significativos para el país. En cuanto al presidente Arce, en su reciente discurso, criticó a Estados Unidos y la Unión Europea, alineándose con Rusia y China. Es relevante destacar que omitió mencionar que China sostiene relaciones comerciales importantes con Estados Unidos y la Unión Europea, al tiempo que acoge empresas estadounidenses y europeas en su territorio.
En conclusión, se evidencia el impacto negativo del imaginario nacional arraigado en sentimientos hostiles hacia ciertos países y la mentalidad mediterránea que ha influido en las decisiones de los políticos, tanto en el pasado como en la actualidad. Estos líderes, al fundamentar sus decisiones en conocimientos limitados y creencias subjetivas, han colocado los obstáculos para el crecimiento y la prosperidad económica de Bolivia.
El autor es analista socioeconómico