En los últimos tiempos se ha evidenciado la necesidad del sujeto de expresarse por diversos medios, el más utilizado es el verbal, resaltando que también se existe el lenguaje no verbal, ambas son utilizadas por los individuos. Por otro lado, existen personas que se ofrecen para escuchar al otro, entre ellos psicólogos, terapeutas, sacerdotes y pastores, además, diversas disciplinas han capacitado al ser humano para escuchar a otro sujeto; una de las más asertiva es la corriente humanista que desde el comienzo de la escucha ubica al sujeto que se expresa como el centro del proceso, para que se sienta tomado en cuenta con todo lo que expone.
Así mismo, la escucha activa de la persona permite conocer el mundo del otro, su sentir para comprender el actuar generando una empatía entre las relaciones afectivas, por ser un proceso complejo, es necesario tener conciencia de las propias situaciones que se atraviesa, nuestros sistemas de creencias y los posibles prejuicios existente en la conciencia, para así no proyectarlo cuando otro sujeto se dispone a mostrar su percepción del mundo. De igual forma, este tipo de escucha es una manera de acompañar a un individuo, no para decirle que tiene que hacer con su vida, sino que desde sus verbalizaciones pueda darse cuenta de su propia situación y las posibles alternativas de solución; mientras que quien escucha crece como persona porque cada historia le ayuda a expandir su conciencia desde la realidad del otro, además, gana en humildad ya que por el solo hecho de escuchar al prójimo sale de su ego.
Por último, cada día es necesario que la escucha activa se utilice en todo momento y con todas las personas, sobre todo con aquellas que son excluidas por cualquier razón, no es necesario ser experto en la escucha activa, pero si es posible capacitarse seria genial especialmente aquellas personas que han decidido tomar como opción de vida el servicio al prójimo.
Ronald Valera es filósofo