Como parte del despute total en el que se revuelca nuestro amado país y probablemente acentuado por las fiestas navideñas, de fin de año y las vacaciones; una de las crisis visibles es la del transporte aéreo. Se han multiplicado los reclamos ciudadanos por el mal servicio que presta la estatal BOA e incluso, la ATT -por fin apareció- por lo menos tuvo que reconocer pues es Juez y parte, que cursan tiene actualmente 27 procesos en contra de sus apadrinados, 13 relacionados con el incumplimiento de estándares de calidad, puntualidad y cancelaciones y qué solamente por la temporada de fin de año, la ATT registró más de 300 vuelos demorados operados por BOA, perjudicando a más de 45 mil usuarios o mejor, víctimas.
Acabo de retornar anoche de Santa Cruz (en otra línea) y al momento de recoger mi equipaje en el “internacional” de Alcantarí, escuché el tremendo lío que se armó con sus pasajeros que arribaban de Cochabamba, pues sus funcionarios muy sueltos de cuerpo les informaron que todos sus equipajes se habían quedado en el aeropuerto de origen porque la nave no había podido cargarlos, pidiéndoles dejen en un cuadernito sus direcciones para que al día siguiente “se los lleven a domicilio”. Había por ejemplo una Señora emputadísima por cierto, que decía ¿Y ahora que hago? Debo continuar a Potosí (estaba con polerita), otra familia tenía un vehículo en la puerta para llevarle a Villa Serrano y no tenían absolutamente nada de sus enseres personales. Tremenda irresponsabilidad y abuso, que seguro -como regularmente ocurre- la autoridad de supervisión se hará del otro viernes. Alguna vez me pasó ante una demora en el interior, que socarronamente un empleado de la estatal me dijo qué aunque pataleé perdería el tiempo, porque BOA y la ATT son “del mismo equipo”. (sic)
Más allá de esas anécdotas que seguro estoy usted también las tendrá y abundantes; el tema de fondo es que como la misma decorativa entidad ATT reconoció a través de sus personeros, de las tres aerolíneas que operan en el mercado nacional, Boliviana de Aviación (BoA), Ecojet y Tamep (¿dondecito estará?) la estatal domina el flujo de pasajeros con más del 85%: “De estos tres operadores, BOA es la que cuenta con el 86% del mercado aéreo nacional; ECOJET con un 12% y el TAMEP con un 2%. Así como está constituido el mercado aéreo boliviano, nosotros tenemos un operador dominante, con una cuota importantísima que es BOA”, dijo el adorno.
Es decir, en buen romance estamos ante un irrazonable monopolio estatal que, fruto además del perverso acoso que el gobierno le hizo a AMASZONAS (cuanto la extraño) más allá de sus problemas de leasing; no permite la libre competencia y peor la inversión (además que tampoco hay seguridad jurídica para atraer capitales, sólo los ahuyentamos). Las víctimas somos los ciudadanos que al final del día, no podemos ELEGIR la mejor alternativa de entre varias, para algo tan simple y cotidiano en el mundo civilizado, como es el transporte aéreo. Ej: los que vivimos en la CAPITAL, la única alternativa que tenemos para viajar a La Paz, Cochabamba, Tarija, Oruro y otras ciudades - salvo Santa Cruz de la Sierra- es la de ese monopolio estatal y en la mayoría de los casos con escalas, lo que encarece el costo y, complica la conectividad y disponibilidad.
Los bolivianos no somos ciudadanos libres pues no podemos elegir, lo que implica disponer de varias alternativas, en algo tan simple como trasladarnos por trabajo, ocio o lo que le venga en gana de una ciudad a otra. Estamos sujetos al “favor” estatal o del gobierno, para qué si hay campito, la tarifa no esté muy cara y el día del viaje, los pocos aviones disponibles que le meten duro (ojalá bien mantenidos) cumplan regularmente su itinerario y sus elementales deberes como entregarte tu equipaje en destino.
Si ello no ocurre, todos olemos que es una pérdida de tiempo acudir ante las ODECO, ATT y demás estrategias envolventes, pues como me dijo aquel ígnaro empleadillo, la estatal y su autoridad “de supervisión” son del mismo equipo. El problema entonces es el monopolio que no permite la libre competencia, bloquea nuestras alternativas para elegir y juega con los dados cargados en favor del estado, que como siempre, es ineficiente no sólo para fiscalizar o regular (siendo del mismo equipo) y peor para competir ya que se metió hacerlo. No obstante, al aterrizar te agradecen por la “preferencia”. Es que: “El gran peligro para el consumidor es el monopolio, ya sea privado o gubernamental. Su protección más eficaz es la libre competencia en casa y el libre comercio en todo el mundo. El consumidor está protegido de ser explotado por un vendedor por la existencia de otro vendedor al que puede comprar y que está deseoso de venderle”. Milton FRIEDMAN
Arturo Yañez Cortes