
En la tercera semana de pascua 133 Cardenales luego de una solemne misa celebrada en San Pedro se reúnen en la Capilla Paolista para ingresar a la Capilla Sixtina y dar inicio al proceso de elección del nuevo Papa que sucederá al fallecido Papa Francisco ocurrido el 21 de abril.
El Cardenal Decano en la misa oficiada "proelección", Giivanni Battista Re, recordó a los cardenales electores que "se preparen para un acto de máxima responsabilidad humana y eclesial" y ante ello se debe abandonar cualquier consideración personal, y poner en mente y en el corazón sólo a Dios de Jesucristo y el bien de la Iglesia y de la humanidad".
Un matiz que no pasó desapercibido fue el momento en que el Cardenal Giovanni Bapttista Re al dar la paz al Cardenal Pietro Parolin le expresó la frase: "Auguri doppi", o "felicidades por partida doble" en español. Es más probable que la frase emotiva del Decano se deba al reconocimiento del papel que desempeñará Parolin durante las doce reuniones previas al Cónclave, ya que, como secretario de Estado del Vaticano y Cardenal elector más antiguo, su experiencia diplomática y su postura moderada lo ubica entre los nombres más mencionados para dirigir la Iglesia Universal.
Una frase inmemorial del Papa Francisco que sensibiliza al mundo fue el momento en que los cardenales lo eligieron Papa en 2013: "Yo no he querido ser Papa". Ahora, "Quiero una Iglesia pobre para los pobres".
El padre Antonio Pelayo, sacerdote y periodista español experto en asuntos del Vaticano reflexiona: "La Iglesia no será ni de derecha ni de izquierda, ni conservadora ni progresista, ni para el Tercer Mundo ni para Occidente. La Iglesia es universal, y como tal debe adaptarse a las diferentes culturas. No puede ser una Iglesia rica en un país pobre como Haití".
La mayoría de los Cardenales afirman que la tarea primordial es encontrar un Papa que sea a la vez Pastor y Maestro y alguien capaz de unir a la Iglesia y predicar la paz. Esta filosofía guiada por el Espíritu Santo ilumine a los cardenales para que en las jornadas de miércoles, jueves y viernes en la que ingresaran a votar encuentren al elegido
Es verdad, que en los primeros escrutinios no será posible que los cardenales perfilados como candidatos logren los dos tercios de votos, es decir 89 votos. Aunque nada es imposible y hasta podría haber milagros si los purpurados ataviados con el corazón abierto asumen la noble misión con amor para elegir al representante universal de Dios en la tierra. De este modo, el mundo expectante recibirá la bendición Urbi et Orbi.
El protocolo exige que una vez que el Cónclave elige al nuevo Papa sucesor del Papa Francisco, se le pregunta si acepta el cargo y si es afirmativa señale el nombre que elige como pontífice.
Es el momento en que el humo de la fumata blanca comienza a salir por la chimenea de la Capilla del Vaticano y los más de 1.400 millones de fieles en el mundo y los concurrentes en la Plaza de San Pedro expresen sus sentimientos de alegría, esperanza y amor por el pastor de la Iglesia Universal.
Al interior del Cónclave se cumple con el ritual que el Papa elegido luego de recibir las felicitaciones de los cardenales se retira a la Sala de lágrimas, lugar donde el Pontífice ora y reflexiona sobre la responsabilidad universal asumida invocando al Espíritu Santo lo guíe en su misión de pastor y maestro de la Iglesia, y como diplomático divino sea capaz de promover y construir la paz allí donde hay guerra.
Al concluir el proceso de la elección regulado por las normas de la Constitución Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II y actualizada por Benedicto XVI en 2007 y 2013 el sucesor del Papa Francisco número 267, que será también sucesor de San Pedro, Primer Papa de la Iglesia, escogido con la cualidad eclesial en el Cónclave del día jueves 8 de mayo en la cuarta votación del Cónclave de cardenales llegó el momento histórico para el mundo al ser elegido como nuevo Papa No 267 Robert Francis Prevost, de nacionalidad estadounidense peruano con 69 años de edad, que adoptó el nombre de León XIV para ejercer su Pontificado.
El flamante Pontífice León XIV, Robert Francis Prevost, en un momento histórico para los católicos del mundo, desde el balcón de la Sala del Vaticano saludó a más de 40.000 personas en la Plaza de San Pedro y a los 1.400 millones de fieles, y en su discurso hizo un llamado a la paz del mundo y de las familias y enfatizó "Dios nos ama incondicionalmente".
El autor es abogado constitucionalista y defensor de DDHH