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Opinión

EL LADO OSCURO DE LA POLÍTICA

22 de Julio, 2014
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GONZALO ROJAS ORTUSTE

Siempre que el panorama político me decepciona –y eso ocurre más frecuentemente de lo que quisiera- me repito a mí mismo que hay que poder ver los matices del gris, y ya con Goethe, lo multicolor del mundo. Pues ahora que varios nombres de conciudadanos y conciudadanas se conocieron con motivo de las listas para los cargos de elección popular y algunos alineamientos concomitantes, su poder de exorcizar mis humores negros no funcionó, y eso que estoy aprendiendo el poder del mantra…

De todas formas me resisto a abandonarme al pesimismo, sobre todo cuando en octubre hay la posibilidad de cambiar, siquiera un poco, el paisaje actual.  Por eso quiero reflexionar brevemente sobre lo que pudo haber pasado para que personas valiosas, hombres y mujeres, que en el pasado cercano mostraron su oposición al régimen actual por razones políticas que comparto y hoy declaran su favor al oficialismo; que en el fondo es lo profundamente humano que tiene esta actividad, “la más arquitectónica” solía decir el maestro de maestros, Aristóteles, que está orientada por valores éticos.

En el otro extremo de la comprensión política está aquella que predica como decisiva la relación amigo-enemigo, y por ello no sería sino una extensión conveniente de la guerra. De allí el despliegue por la dominación, la intimidación, las limitaciones de dimensiones importantes de la vida diaria a esos opositores que finalmente los pone ante la difícil opción de declararse favorables hoy al binomio oficialista. No puedo condenarlos, porque recuerdo declaraciones valientes de ellos, de Doña Justa y de Don René, en el momento del abierto conflicto con el poder político que, embravecido, arremetió contra ellos. Ellos representan algo muy distinto de lo que un abogado cruceño, ahora candidato masista, sobre el que se conocieron públicamente denuncias de lo que lamentablemente es moneda corriente en la maltratada administración de la justicia boliviana, por lo cual ahora está en crisis aguda y de difícil solución. Esos acomodos a lo largo y ancho de este sufrido país son demasiado conocidos para sorprender. Lo curioso es escuchar proclamas de reconciliación entre los políticos oficialistas a la hora de justificar esas conductas, ellos que han hecho del rencor y la descalificación su manera predilecta de intervención pública.

Se transmite actualmente, creo solo en cable, una serie ya atiborrada de premios, Game of Thrones donde unos jóvenes personajes, ambos luchando por el reconocimiento de sus severos padres gobernantes de reinos rivales, se enfrentan y uno es derrotado y hecho prisionero. Como está ambientada en época medieval, mediante la tortura el derrotado es sometido y se convierte en dócil servidor del repugnante victorioso. Rehuyo esa imagen como símil para entender el comportamiento de mis congéneres en el momento actual; pero, tozuda, esa imagen reaparece con la fuerza con la que la de Banquo atormentaba a Macbeth, no en vano eso ocurre en la tragedia del poder político por excelencia, y allí grandezas y miserias de lo humano.

Sigo resistiéndome al pesimismo. Y por ello creo que minimalísticamente habrá que ver con lupa a quienes favorecer con el voto, puesto que al favorecer un determinado binomio para la cúspide del Estado, también opera para la elección del senador/a y del diputado/a plurinominal; es decir que con un voto podemos elegir a cuatro mandatarios. Lo del uninominal es más obvio y felizmente desde sus inicios el voto cruzado ya opera. Es verdad que no tenemos entre los miembros del panorana electoral de la clase política actual figuras de la entereza del recordado Marcelo Quiroga Santa Cruz, pero hay gente con merecimientos de valor civil y vocación de servicio, cierto que pocos y pocas, y a esos raros especímenes habrá que favorecer. Tiempos oscuros estos, pese al abigarramiento y bulla a veces con danza en los lugares menos esperados, como el atrio de la universidad paceña.

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