¿Podemos aprender del fútbol? Mucho más de lo que imaginamos. Independientemente del negocio que observamos, la singularidad de varios jugadores reconocidos a nivel mundial o el trabajo en equipo. El fútbol nos devuelve a la tribu, a los campeones, a los héroes, a aquellos que dan todo por la camiseta, ya sean goleadores, defensas, arqueros, técnicos o dirigentes, que representan a todos los seguidores del equipo o la selección nacional. Es un regreso a lo tribal, a los colores de los equipos, a las banderas, a los cánticos. Crea la frontera entre nosotros y ellos, el adversario, el oponente. Las reglas del juego que deben cumplirse por el bien del partido son impuestas por los árbitros. Desmond Morris nos recuerda en “El deporte rey: Ritual y fascinación del fútbol” que la sencillez del deporte lo hace universal y que la tribu se enorgullece cuando sus colores consiguen victorias. Gana nuestro equipo y nosotros también ganamos. Esto, al parecer, fue obviado por el alcalde Iván Arias Duran y el municipio paceño. El poder tiene límites y despreciar a la verde los obligó a pedir disculpas públicas a la población.
¿Conoce la ciudad que gobierna? Lamentablemente, para los paceños, la actual gestión municipal desconoce La Paz. Su lema de gestión es la muestra de que aún no comprenden La Paz. El discurso del alcalde se ufana de repetir hasta el cansancio “La Paz en paz”, olvidando generosamente la historia. La Paz fue fundada por el Capitán Alonso de Mendoza un 20 de octubre de 1548 para poner fin al conflicto entre almagristas y pizarristas. La Paz nació del conflicto y su lema plasmado en su escudo dice: “Los discordes en concordia, en paz y amor se juntaron y fundaron un pueblo de paz, para perpetua memoria”. El 16 de julio de 1809 se puso en marcha la revolución liberadora, la autodeterminación motivó a diversos patriotas, junto a Pedro Domingo Murillo, a luchar por la libertad de los nacidos en estas tierras. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, La Paz se destacó por el comercio y posteriormente la industria. Se desató lo que conocemos como la guerra federal, liderada por Juan Manuel Pando, quien ganó el conflicto, trasladando la sede de gobierno a nuestra ciudad. Un presidente se suicidó, otro fue colgado y una revolución pasó por nuestras calles, y desde aquí se han dirigido los destinos del país. Los grandes partidos del siglo XX tuvieron sus sedes nacionales en La Paz, y es la ciudad donde se lucha por obtener el poder. No es en vano que La Paz sea conocida como “cuna de la libertad y tumba de tiranos”.
La Paz fue el municipio referente para Bolivia. Su despegue y crecimiento para tocar el cielo comenzaron con Armando Escobar Uría en la década de los 70. El sistema de alcantarillado actual de la ciudad se trabajó durante su gestión, y su visión de crecimiento sentó las bases de la ciudad que conocemos hoy. Raúl Salmón de la Barra fue el artífice de lo popular y de las vías de conexión con la creciente zona sur. Ronald MacLean Abaroa tiene como grandes aportes la creación de la tecnocracia municipal, la construcción de puentes para unir a los paceños, soluciones viales y la reevaluación del transporte público. Eso es lo que nos dejó el siglo XX y el siglo XXI con Juan Del Granado, quien, después de pésimas gestiones municipales, trabajó en la institucionalidad municipal, convirtiendo a La Paz en una ciudad verde llena de parques. Planificó el primer sistema de transporte público, que luego fue implementado por Luis Revilla con el PumaKatari, y así llegamos a ser conocidos como la ciudad maravillosa.
Todos esos avances parecen haber desaparecido en una gestión caracterizada por la verbena, el folclore y el desatino futbolístico. Con un alcalde que no tiene control sobre su alianza y una mayoría ineficiente en el Concejo. Posiblemente debido a la improvisación que todos los paceños observamos en su gestión, esa es su “La Paz en paz”.
El autor es politólogo