El cierre de Campaña de Milei tuvo lugar en el Movistar Arena de Buenos Aires, con aproximadamente quince mil personas fanáticas de las ideas de la libertad. Javier Milei decidió darle las palabras de apertura a Alberto Benegas Lynch (h), a quien considera uno de los precursores del Liberalismo argentino, quien junto a Juan Carlos Cachanosky, Alejandro Chafuen, Martín Krause, Eduardo Marty, Ricardo M. Rojas, Gabriel J. Zanotti, Sebastián Landoni o Adrián Ravier, entre muchos otros, formaron Academias liberales desde hace aproximadamente cuarenta años atrás. Milei es si se quiere “el fenómeno político liberal”, pero antes que él, muchos otros intelectuales argentinos incursionaron en una Batalla de las ideas.
En Argentina, con una tradición institucional de formación liberal por fuera del aparato público, como era de esperar –siendo que ha rechazado mayoritariamente casi toda su historia el liberalismo a cambio de dar preferencia a escuelas como el Keynesianismo, el Cepalismo, el Marxismo y en síntesis el socialismo–, era difícil que prospere un proyecto liberal. Fue entonces que Benegas Lynch, entre muchos otros, tuvieron la idea de que había que cambiar y revertir esta orientación fuertemente colectivista que permeaba en la sociedad bajo el influjo del pensamiento marxista; y, por medio de una disputa ideológica se pueda reformular el pensamiento, bajo una filosofía liberal. Benegas Lynch (h) en el presente discurso, hizo referencia a muchos temas del orden de las relaciones internacionales con países no liberales, como también mencionó la importancia que se le debe dar al “Gasto Público” como primera medida de cambio, antes de corregir, por ejemplo, un problema de Déficit Fiscal. Mencionó también, que con Milei se puede volver al Sistema Alberdiano de las instituciones, ya que, según él, se ha transitado en los últimos ochenta años por gobiernos de “Cleptocracias” y la abolición de los Derechos individuales; y si hay algo que se debe rescatar de la Democracia de Sartori, es el “respeto de los derechos fundamentales de las personas y no solo el sistema de toma de decisiones basado en la mayoría”.
Finalmente aparece Milei, con las consignas de siempre: “Volveremos a abrazar las ideas de la Constitución de Alberdi, vamos a ser arquitectos de nuestro propio destino, vamos a terminar con la casta y con todos los delincuentes de la política, con los adoradores del colectivismo y los empresarios prebendarios”. Destacando que el modelo actual –en sus propias palabras– conduciría a ser la Villa miseria más grande de la historia. Finalizando con la definición de Liberalismo de Benegas Lynch (h): “El Liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo y de la propiedad privada”.
El 'prebendarismo empresarial argentino', muestra cómo algunas empresas o individuos obtienen beneficios o ventajas económicas a través de conexiones políticas, influencia o favores en lugar de competir en un mercado de manera justa. Lo que también podría incluir el otorgamiento de contratos gubernamentales a empresas específicas debido a relaciones políticas en lugar de un proceso de licitación justo, o la obtención de subsidios y exenciones fiscales a través de influencia política o de lealtades políticas, beneficiándose de conexiones políticas en lugar de competir en un mercado abierto y justo.
El Liberalismo argentino tiene una historia, y el proyecto político de Milei es resultado de esta formación. Históricamente, Argentina ha experimentado momentos de auge económico, como durante la llamada 'Belle Époque' con una economía basada en la exportación de productos agropecuarios a principios del siglo XX, cuando fue uno de los países más ricos del mundo con una fuerte apertura al mercado. Sin embargo, por influencia del Peronismo, desde su surgimiento en la década de 1940, el país comenzó a adoptar políticas económicas nacionalistas y proteccionistas, con un énfasis en la industrialización y la intervención estatal en la economía, en medio de un creciente apoyo a los sindicatos. Estas políticas llevaron a la implementación de fuertes regulaciones laborales y a una mayor protección de los derechos de los trabajadores, basada en un tipo de justicialismo centrado en la justicia social. Sin embargo, esto rápidamente se convierte con el tiempo, en una dictadura de los sindicatos, provocando la declinación de empresas, el fin del éxito económico y la transformación del auge económico en una economía totalmente controlada.
Posteriormente, también se tiene la influencia del Cepalismo, en varias etapas de su historia económica y política. Durante la presidencia de Perón en la década de 1950, Argentina adopta algunas de las políticas estructuralistas promovidas por la CEPAL, como la industrialización y la protección de la industria nacional, buscando abordar las desigualdades económicas y sociales a través de políticas que promovían la industrialización, la sustitución de importaciones y la planificación económica. Sin embargo, estas políticas limitaban la libertad económica y desincentivaban la inversión privada. La sustitución de importaciones tendía a generar ineficiencias económicas por no aprovechar las ventajas comparativas de la región.
En síntesis, además del amor por las ideas de la libertad; la falta de adaptación a los cambios globales, incluyendo la globalización y la liberalización del comercio en todas estas etapas, el excesivo control de precios, la corrupción de la casta, los empresarios prebendarios y el control económico, marcan el descontento de la población argentina, que hoy votará a Milei.
La autora es Economista, Politóloga y profesora universitaria.