Quizá sea el caballo más famoso de la historia y es parte fundamental de un hombre y del imperio más grande de su tiempo. Es el principio de la leyenda y mito de Alejandro de Macedonia: Bucéfalo. El encuentro de ambos es una muestra del carácter de Alejandro; Bucéfalo era un caballo más grande de los que existían en Macedonia, era indómito y salvaje. Nadie podía domarlo, Plutarco que escribe la biografía de Alejandro nos dice que el príncipe exclamó “¡Qué excelente caballo que se pierde por falta de doma y por la blandura al lidiar con él!” y se acercó a la bestia salvaje y se dio cuenta que le temía a su propia sombra, lo ubicó frente al sol para que la sombra desaparezca y lo montó, el indomable Bucéfalo estaba bajo el control de Alejandro. Filipo II rey de Macedonia ante la corte le dijo: “Hijo mío, busca un reino de la misma manera y lucha para conquistarlo, porque Macedonia te queda pequeña”.
En su corta vida Alejandro Magno expandió las fronteras de Macedonia por todo el mundo conocido de su tiempo. Alejandro no era un príncipe cualquiera pues, la Academia Real donde obtuvo su formación era presidida por Aristóteles. No solamente aprendió sobre la guerra, sino también, sobre las cuestiones de Estado y la política. Estas últimas son fundamentales, ya que él conocía sus responsabilidades con sus súbditos y en su búsqueda de gloria, sabía muy bien que debía dar lo mejor de sí. Alejandro es la muestra clara de la infatigable voluntad de poder y de conocimiento. Con él podemos aprender que la historia va de la mano del ingenio, la astucia y la inteligencia son necesarias para la toma de poder, conservarlo y expandirlo.
Siglos después el maestro florentino Maquiavelo escribiría que la fortuna es como esos ríos que se desbordan y que barren con todo a su paso y que debemos tener el necesario conocimiento para domarlo. El realismo político había nacido en una península itálica en constante conflicto y el conocimiento era parte fundamental de la política. El meditar, el ver escenarios posibles y tener una ruta crítica para seguir son las herramientas fundamentales del quehacer político. En el “Epistolario” en un delicioso intercambio de ideas con el embajador de Florencia en Roma, Francisco Vettori el maestro florentino hace gala de sus saberes.
¿Cómo estamos en Bolivia? En el escenario actual parece que hemos dejado de lado el conocimiento y solamente vamos al juego maniqueo del amigo-enemigo. Se dejan de lado los temas de Estado y se presta atención a las minucias que sacan titulares. Un ejemplo de ello es pasar del tema narcotráfico al campeonato de fútbol que se llevará en el Chapare. Ante tal situación tanto Alejandro como Maquiavelo nos dirían que esto ocurre porque los contendores por el poder carecen de equipo propio y que una vez en posiciones de poder andan bajo la tempestad que les puede traer la fortuna. Esto también es una muestra de su derrota y de sus gestiones subnacionales que no florecen, obviamente hay contadas excepciones en municipios y gobernaciones que van domando a la fortuna y saben acomodarse ante la tormenta.
De nada sirve un líder sin equipo, de nada sirve tener al mejor equipo cuando no existe el liderazgo y esto lo comprende muy bien el Movimiento Al Socialismo. Ellos saben que sin el partido será difícil obtener el poder, su victoria es una muestra de que tienen militancia a nivel nacional con la capacidad de realizar control electoral y también cuentan con discurso propio, independientemente de que sean criticados o no, siguen su hoja de ruta. El resultado de su trabajo fue la victoria en la elección de 2020, pero la falta de liderazgos claros les pasa fricciones y están en la pelea por tomar las decisiones partidarias entre los evistas y renovadores.
Ante un MAS que se desgasta buscando un nuevo norte, la oposición parece esperar complacida con lo que ven, dejando otra vez a la fortuna su futuro y demostrándonos que no aprendieron nada de los hechos de 2019.
Jorge Roberto Márquez Meruvia es politólogo y Director de Gaceta Hoy
