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Opinión

Después del Cabildo 17-10

20 de Octubre, 2023
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ROLANDO TELLERIA A.

En esta disputa que parece no tener retorno, habíamos enfatizado que el Cabildo del 17-10 iba a constituirse en un momento clave, en un hito, en la historia del Movimiento al Socialismo (MAS- IPSP).  Después de ese Cabildo, como se observará más adelante, se parte el liderazgo histórico de Evo Morales. Ese vínculo, líder – masas, que parecía inexpugnable, queda demolido. De aquí en adelante, ya no se podrá afirmar, esto que durante un poco más de 15 años se enfatizó: “Evo Morales es el MAS, o, el MAS es Evo Morales”. 

Ese liderazgo construido, básicamente, sobre el control y dominio de las organizaciones sociales, le ha sido arrebatado. Los dirigentes de todas las organizaciones sociales que participaron en el Cabildo de El Alto, definitivamente le dieron la espalda. Estos dirigentes, cada uno a su turno, le “gritaron” que no es el “dueño de las organizaciones sociales ni campesinos”, advirtiéndole, al mismo tiempo que, si continua con sus afanes desestabilizadores, divisionistas y “golpistas”, tendrá que enfrentarse a ellos. Es decir, lo colocaron al frente. Hasta lo “proclamaron” como enemigo del “proceso de cambio”. Vean como de irónica es la política y la historia.

En estos momentos, más que la “derecha”, Morales sería el principal enemigo a derrotar. A quien se le debe arrebatar, dicho sea de paso, en el menor tiempo posible, la “propiedad” de la sigla. 

La demostración de fuerzas de la corriente contraria a ese “liderazgo eterno” fue apabullante y contundente. Ahora, si convenimos que la fuerza de estos liderazgos, en la política boliviana, radica en el control de las organizaciones sociales, Morales habría quedado “abandonado”, solo con el apoyo solo de los cocaleros, su guardia pretoriana. Claro, todavía, también, con todos esos “residuos” de las organizaciones paralelas que creó. 

También quedo claro, en estas circunstancias, su corta capacidad de convocatoria. Ni siquiera lleno el Coliseo en Yapacaní, donde pretendía ser proclamado como el candidato único de la sigla. Este acto, concebido para “eclipsar” el Cabildo, fue suspendido debido precisamente a la insuficiente presencia de “masas”. Seguramente, no obligo a sus sindicatos cocaleros, quienes, bloquearon a los “arcistas” el paso para llegar al Cabildo.  Muy lastimado, ha debido resignarse a observar el acto a través de las pantallas de Bolivia TV -antes de su “propiedad” durante casi 14 años-, donde arengaban estribillos en su contra acusándolo de “cobarde y traidor”.  

Ahora bien, como explicamos ese abandono, esa “traición” de los dirigentes de las organizaciones sociales, al “único líder”, al que le fueron fieles durante cerca de 15 años. La explicación, considero, tiene dos vías. 

Primero, la alianza que Morales construyo con esos movimientos sociales, a través de sus dirigentes, nunca fue ideológica, con fines colectivos y de interés general. Las alianzas se arraigaron más en lógicas corporativas, en el cínico intercambio de “favores”. De apoyos a cambio de algo.  Normalmente, son “apoyos” a cambio de espacios y de recursos.  Sin algún grupo “saboreo”, a discreción y raudales, la bonanza del Estado Plurinacional, fueron esos dirigentes. Ellos son los “nuevos ricos” de este proceso. Los nuevos ricos azules y la nueva oligarquía. La vida de las bases, no cambio nada. Fueron vilmente utilizados, hasta como “borregos”, con esa férrea disciplina sindical.

Segundo, para aspirar a esas lógicas de intercambio, tienes que estar en el poder; tienes que tener el poder. Solo así puedes, desde el aparato del Estado, repartir, entre esos pervertidos dirigentes, espacios y recursos.

En ese tipo de relación, entonces, nunca podrán existir lealtades, lo con profunda angustia reclama el ex “jefe”. La lealtad esta afincada en los intereses. De modo que, las lealtades siempre estarán selladas con los que están en el poder. Con los que manejan el aparato del Estado. Cuando de eso carezca el “hermano” Lucho, las fidelidades rápidamente cambiaran de color. 

Todo esto, pone de manifiesto que la ideología es solo un pretexto; lo que los une y los separa son, básicamente, intereses.

Visto las cosas así, ese liderazgo fuerte, pero construido frágilmente, solo a partir de intereses; se derrumba como un castillo de naipes. Después del Cabildo del 17/10, se vienen nuevas páginas en las historias del MAS y del “ex caudillo”.

El autor es profesor de la Carrera de Ciencia Política de la UMSS

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