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Opinión

Déficit fiscal y déficit cuasifiscal

28 de Junio, 2024
GERMÁN MOLINA DIAZ
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El déficit fiscal es un resultado de la política fiscal, una disciplina de la política económica centrada en la gestión de los recursos y gastos fiscales del sector público, mediante el presupuesto público, buscando influir en la economía del país. 

Durante el corto plazo las cifras del balance de las cuentas del sector público de los montos de gastos y los ingresos fiscales deben ser iguales, para mantener un equilibrio fiscal anual y un equilibrio intertemporal en el mediano y largo plazo, es decir que déficits fiscales transitorios deben ser compensados con superávits fiscales sustanciales.

La política fiscal[1] según sus fundamentos y principios económicos busca evitar convertirse en una fuente de inestabilidad con políticas tributarias y de gasto público. Es decir, deben ser destinadas a mantener la estabilidad económica y financiera, para elevar el bienestar de la sociedad en el presente y de las futuras generaciones. Por lo tanto, debe ser contra cíclica y estabilizadora, esto es: expansiva del gasto fiscal cuando hay indicios de recesión y contractiva del gasto fiscal cuando la expansión empieza a atentar contra el equilibrio externo, o cuando aparecen presiones inflacionarias y supera las restricciones de utilizar las fuentes de financiamiento.

Una situación de un déficit fiscal del sector público es una de las principales causas de un impacto directo en la inflación y desequilibrio en la balanza de pagos.

La contrapartida del déficit fiscal global es el financiamiento con endeudamiento interno y externo.  En cambio, la contrapartida del superávit fiscal global es el ahorro financiero del sector público que permite financiar los gastos de capital y la acumulación de depósitos fiscales establecidos anualmente mediante la aprobación del presupuesto público.

El “Gobierno” tiene tres formas directas de financiar el déficit fiscal: la primera mediante endeudamiento tanto nacional como extranjero, la segunda con reducción de las reservas y la tercera con emisión monetaria.  En todos los casos señalados se hallan determinados riesgos. Un excesivo endeudamiento traerá consigo recurrir a las reservas internacionales netas, que son limitadas ya que estas son finitas; el tipo de cambio será afectado dependiendo del stock de las reservas internacionales netas y de si es un régimen de tipo de cambio fijo o flotante, y el financiamiento con emisión monetaria tiende a afectar al nivel de precios de la economía. 

La deuda interna se compone de: títulos valores emitidos por el Tesoro (T) de corto plazo (Letras del Tesoro) o de Largo Plazo (Bonos del Tesoro) que los que adquieren estos papeles reciben un rendimiento, otra fuente de financiamiento son los créditos directos del Banco Central (BC) con rendimiento nulo que contablemente se denomina pasivos no remunerados. También el BC emite títulos valores con similares características que las del T, para precautelar el poder adquisitivo de la moneda doméstica, pero ofreciendo un rendimiento que son pasivos remunerados. Otra fuente de financiamiento interna utilizada al final del período fiscal es la Deuda Flotante (DF) que consiste en postergar la atención de los pagos de los comprobantes de gasto presupuestario y programar su asignación de gasto y pago en la siguiente gestión fiscal. La deuda pública externa es la acumulación de préstamos contratados por el gobierno con organismos internacionales, países o privados.

El déficit cuasifiscal se refiere a la pérdida de dinero de un Banco Central por ofertar en el mercado Bonos con rendimientos atractivos que a su vencimiento no tendría recursos suficientes para cubrir este pasivo remunerado, con ingresos generados por los rendimientos de sus cuentas de activos, entonces para devolver el capital y pagar los intereses emite dinero que es una parte de su pasivo contable.

Cuando un país gasta más que sus ingresos genuinos y utiliza las fuentes de financiamiento    hasta un límite sostenible, permitido, y cuando alcanza dicho margen recurre a otro financiamiento mediante operaciones monetarias realizadas por un Banco Central (BC) -adicionales a las operaciones de billetes y moneda en poder del público y las reservas bancarias que son pasivos no remunerados-, emite adicionalmente otros pasivos remunerados que agregando ambas operaciones dan un total de pasivos más elevados que sus activos, porque los pasivos que son remunerados debe pagar el BC al público que adquirió los bonos con un rendimiento, a este resultado se denomina déficit cuasifiscal[2].

Al alcanzar el límite máximo de deuda pública un país la medición del déficit fiscal del sector público debe incorporar el déficit cuasifiscal del BC para contar con la brecha fiscal completa, para el diseño e implementación de una política económica que mantenga la estabilidad macroeconómica. 

En este sentido, la conceptualización, medición e identificación de las consecuencias macroeconómicas del déficit cuasifiscal son temas importantes en el análisis económico de las áreas fiscales y monetarias, es decir, la pérdida en que incurre un BC tiene su origen en el desbalance de sus ingresos y gastos por los intereses cobrados y pagados, en la otorgación de créditos irrecuperables y otras transacciones que afectan al déficit fiscal del sector público.

La financiación del déficit fiscal del sector público es el aspecto fundamental a considerar respecto al gasto público. Si son bonos y letras de tesorería que financian un déficit fiscal sin alterar la cantidad de dinero no sería inflacionario, sin embargo, el endeudamiento público puede afectar la tasa de inflación por cambios en las expectativas de inflación por parte de las personas sobre las futuras acciones del gobierno sobre emisión de dinero para pagar la deuda pública, que elevaría la tasa de inflación futura. 

Para frenar la elevación de la tasa de inflación no solo se tiene que parar la emisión de dinero por el BC o sostener el tipo de cambio, sino también la emisión futura para que las personas confíen en la política económica porque las expectativas tienen un papel importante en la estabilidad económica. Es necesario suspender los mecanismos que ocasionan la emisión de dinero, siendo el principal el déficit fiscal del sector público porque se gasta más que los ingresos genuinos y se financia con emisión de dinero, y otro mecanismo muy riesgoso es el déficit cuasifiscal que se refiere a las perdidas en que incurre el BC. 

Con relación a la historia fiscal del país durante el período 2006-2013 se distingue dos subperiodos, el primero fue favorable por registrar superávit fiscal respecto al PIB acumulado 2006-2013 de 14,4 por ciento, y el segundo fue desfavorable por registrar déficit fiscal respecto al PIB acumulado 2014-2023[3] de 78,3 por ciento, que significa un desequilibrio fiscal respecto al PIB acumulado elevado de -63,9 por ciento y por lo tanto no se alcanzó el equilibrio fiscal intertemporal, es decir los déficits fiscales no fueron compensados con superávit fiscales sustanciales.  Por otra parte, el promedio anual del superávit fiscal respecto al PIB fue 1,8 por ciento y del déficit fiscal respecto al PIB el promedio anual fue -7,83. 

Sobre el déficit cuasifiscal[4] generado por el Instituto Emisor se requiere desarrollar un análisis especifico y tener acceso a información desagregada de las cuentas de activos y pasivos que permitan identificar aquellos que son no remunerados y los que si son remunerados, sin embargo, a pesar de las actuales limitaciones de disponibilidad de datos se considera una hipótesis que durante el primer subperíodo de superávit fiscal el activo del BC superaba al pasivo, por el incremento de las reservas internacionales netas (RIN) que fueron invertidas en bancos internacionales y obtuvieron un rendimiento. Durante el segundo subperíodo de déficit fiscal, en el componente principal del activo del BC que son las RIN declinaron y también los ingresos por rendimiento de las inversiones de divisas y además se emitieron pasivos remunerados como los “Bonos navideños” y los “Bonos en dólares” con rendimientos elevados respecto a los ofertados por el sistema financiero que a la fecha de su vencimiento se tiene que devolver el capital y pagar los intereses.       

Para el pago de los intereses y la devolución del capital a los tenedores de los “Bonos”, el BC tendría que tener recursos disponibles y si no fuera así nuevamente se volvería a la emisión de pasivos remunerados para cubrir las primeras obligaciones y sucesivamente podría seguir.

El BC emitió pasivos remunerados “Bonos navideños en bolivianos” desde el 2018 hasta el 2023, y en 2024 ofertó bonos en dólares a una tasa de interés de entre 4,5% y 6,5 % con una proyección de colocación de $US 100 millones hasta agosto, que a junio según informe del emisor había sumado $US 258,8 millones, siendo $US 200 millones invertidos por la Gestora Pública en dichos bonos, a una tasa de interés de 6,5% a tres años plazo. 

En conclusión, continúa la política económica de expansión del gasto público utilizando dos mecanismos que ocasionan la emisión de dinero, siendo el principal el déficit fiscal del sector público porque se gasta más que los ingresos genuinos y se financia con deuda pública que resulta en una emisión de dinero, y otro mecanismo muy riesgoso es el déficit cuasifiscal que se refiere a las perdidas en que incurre el BC por emitir pasivos remunerados, por lo tanto, es fundamental parar la emisión de dinero actual y futura, para que las personas no modifiquen sus expectativas de baja tasa de inflación esperada por una tasa elevada de inflación esperada poniendo en riesgo la estabilidad económica.     

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[1] Las funciones primarias del “Gobierno” desarrolladas por Richard Musgrave son: estabilización; distribución y asignación.

[2] La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) define al déficit cuasifical como “el déficit que resulta de diversas operaciones de naturaleza fiscal efectuadas a través de los bancos centrales”.

[3] Cifra preliminar del 2023 porque a la fecha de elaboración del presente análisis no se cuenta con la Memoria de la economía boliviana 2023.

[4] Seminario de Política Fiscal, CEPAL.

El autor es economista, miembro de número de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas, docente de la UCB e Investigador asociado del Instituto de Investigaciones Socio Económicos (IISEC) de la UCB.