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Opinión

“Dato mata relato” (a buen entendedor, pocas palabras)

15 de Enero, 2025
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La preocupación por el alza generalizada de precios en la economía boliviana está en boca de todos, a la par de que las explicaciones y elucubraciones sobre sus causas y efectos, a la orden del día; lo que más llamó mi atención fue que habría una especie de complot con ciertos alimentos de la canasta familiar subidos de precio, que provocó esta desafortunada y tristísima arenga:

“¿Quiénes producen eso, hermanos? Y, por lo tanto, ¿quiénes especulan con los precios?" ("Arce dice que enfrenta una "guerra especulativa" y apunta a productores de arroz, aceite, carne de res y pollo", Agencia de Noticias Fides, 9.01.2025).

Hasta aquí hablamos de percepciones y opiniones, que en la mayoría de los casos son subjetivas, amén del vaivén de precios en el mercado, aunque también pueden tratarse de eufóricos discursos con un cariz político. Pero ¿qué de la “objetividad” de los números?

El Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de informar que la inflación en Bolivia en 2024 fue del 9,97% una cifra no solamente muy distante del pronóstico oficial del 3,6% sino, también, preocupante, por lo que hace a la subida del precio de los alimentos en un 15,4% siendo lo que más impacta en la economía popular, aunque hay quienes aseguran que la inflación fue mayor que la reportada por el INE, aunque eso es harina de otro costal.

Al ser la inflación una suerte de “impuesto ciego” que castiga a todos, en especial a quienes tienen ingresos fijos y bajos, la motivación principal de este artículo es demostrar que el empresariado de ninguna manera tiene la culpa de lo que está pasando, al contrario, nuestros empresarios -micro, pequeños y grandes productores, comerciantes y prestadores de servicios- sufren el mismo embate como consumidores, pero, además, una inflación adicional, la subida de costos, pero, pese a ello, resisten, persisten y nunca desisten en seguir dándolo todo para generar riqueza, empleos, ingresos para las familias y el propio Estado, en cuántos casos, no solo arriesgando su patrimonio familiar sino hasta su salud, por lo que, más bien, deberían merecer nuestro máximo reconocimiento.

“Nosotros no conspiramos, nosotros producimos”, fue la serena respuesta que dio el Presidente de la Cámara Nacional de Industrias, Pablo Camacho García, ante tan injusta acusación en contra de sus representados, a tiempo de explicar las razones por las que hay inflación en el país (“Los industriales no le aceptan a Arce ser responsables de la actual crisis o ‘guerra económica’ a la que hizo referencia”, Innovapress, 10.01.2025).

Es cierto, muy cierto, que quienes arriesgan, apuestan, invierten y se sacrifican 24/7 por este país, no pueden haber provocado la más severa sequía en casi tres décadas, haciendo caer la producción de soya en un millón de toneladas; tampoco ser los causantes de la anormalidad en la provisión del diésel o de la escasez del dólar y su encarecimiento, con la consecuente subida de los precios de los insumos importados, impactando hacia el alza los costos de producción; como tampoco, ser responsables de que los alimentos que producen y que están regulados desde el Estado -subvencionados por el sector privado- sean objeto de acaparamiento, ocultamiento, especulación y contrabando; y, mucho menos del reciente veto a las exportaciones que ocasionó desasosiego entre quienes día a día, literalmente, se juegan por Bolivia ¡porque la aman!

Curiosamente, todo aquello, a quien más afectó, es a los productores del Oriente y, siendo Santa Cruz el principal generador de alimentos del país, la consecuencia no podía ser otra que la subida de precios, no por una conspiración, sino, por ser víctimas de ello, incluidos los avasallamientos a predios productivos por más de 90.000 hectáreas.

Corrobora gran parte de este desastre, lo dicho el 5 de enero pasado por el Director del INE, Humberto Arandia: “Bloqueos evistas y su efecto en la especulación representan cerca del 3,77% de la inflación de 2024” (ABI); “Sin bloqueos ni especulación, la inflación acumulada de 2024 sería de 6,2%, según el INE” (LA RAZÓN); “Director del INE dice que bloqueos evistas y especulación significan 3,77% de la inflación de 2024”, (UNITEL); “INE: Cinco factores, desde los climáticos hasta los bloqueos y la especulación, que explican la inflación del 9,97%” (Visión360); “El INE justifica inflación por el clima, la tensión política, el contrabando y contexto externo adverso” (EL DEBER). No dijo nada de una conspiración, más bien, que, pese a todo, los alimentos en el país son mucho más baratos que en otros países de la región: ¡Dios bendiga a nuestros productores!

“Dato mata relato”, dice el adagio: Según la Real Academia Española, un relato puede ser la “reconstrucción discursiva de ciertos acontecimientos interpretados en favor de una ideología o de un movimiento político”, mientras que un dato es la “información sobre algo concreto que permite su conocimiento exacto o sirve para deducir las consecuencias derivadas de un hecho” (a buen entendedor, pocas palabras).

El autor es economista y Magíster en Comercio Internacional