El fútbol es sin duda el deporte más llamativo en todo el globo, las pasiones que levanta trascienden las fronteras de las diferentes naciones e impacta a las personas sin importar su nivel de ingresos, grado académico y otras circunstancias de la vida.
La relevancia que juega el deporte rey es tal, que llega a simbolizar mucho más que un mero deporte, y es muy interesante, el como las historias de los diferentes países, sus heridas y su política se extrapolan a un campo de juego y durante 90 minutos, los clarines de la guerra vuelven a resonar en una circunferencia que determinará el orgullo nacional durante unos días.
La Copa América y las eliminatorias sudamericanas, son consideradas de las más competitivas del mundo, debido al nivel de juego que presentan los países que la componen, pero también lo son, por lo personal que se toma cada población un evento como este, de cierta manera se puede decir, que estas competiciones representa la oportunidad de un revanchismo, resultado de hechos históricos compartidos, un momento en el cual tomar venganza ante aquel que en otro tiempo lastimo el pendon nacional.
Sin duda, en la región los partidos más esperados y apasionantes son aquellos que llevan como carga, la historia de un conflicto bélico pasado, como por ejemplo: Bolivia vs Chile, Chile vs Perú (Guerra del Pacífico), Bolivia vs Paraguay (Guerra del Chaco), Ecuador vs Perú (Guerra peruano-ecuatoriana), Argentina vs Chile (Guerra de las Malvinas, etc, esto debido a que en el imaginario popular, es una manera casi pacífica de revivir y con suerte dar revancha a un enfrentamiento que con seguridad influyen y marcan el carácter nacional.
En ese sentido, el fútbol como en otras ocasiones, toma un carácter político y muchas veces chauvinista, aunque es emocionante poder sentir la pertenencia de grupo y la adrenalina del conflicto, no debemos olvidar que el objetivo del deporte, lejos de dividir, es hermanar a las naciones y ser un ejemplo de como la sana competencia con reglas claras y respetadas nos llevan a dar lo mejor de nosotros al mundo.
El autor es Director Ejecutivo Generación Bicentenario