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Opinión

Ciudades de oscuro presente

21 de marzo, 2023 - 16:33
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JORGE ROBERTO MÁRQUEZ MERUVIA

Santa Cruz de la Sierra y La Paz viven tiempos complicados en el ámbito municipal. La corrupción e incapacidad de las autoridades, a lo que se suma declaraciones grandilocuentes con muy poca capacidad de gobernabilidad y gobernanza, nos muestran la incertidumbre cotidiana. Ambas ciudades enfrentan problemas como el abandono de las áreas verdes y la gestión de residuos, lo que las sitúa en una encrucijada. Por un lado, la ausencia de ordenanzas municipales que regulen la construcción sin restricciones y, por otro, la propagación descontrolada del dengue refleja la falta de orden y control sobre el territorio o, en el peor de los casos, la autorización por parte del municipio a los transportistas y gremios para que tomen las calles, lo que demuestra una gestión improvisada que intenta aferrarse al poder. Además, la falta de aliados y concejales incompetentes no son de ayuda en este proceso. Para colmo, el cuestionario Delphi de la Friedrich Ebert Stiftung indica que la desaprobación de las autoridades edilicias supera el 50 %, con Jhonny Fernández con un 56 % de desaprobación e Iván Arias Durán con un 68 %. Desaprobados por los expertos y quizá cifras no muy alejadas de cualquier otro levantamiento de datos.

Con el fin de presentar propuestas frente a los problemas que aquejan a ambas ciudades, vamos a analizar la obra del arquitecto colombiano Alberto Saldarriaga Roa y una de sus obras más interesantes, titulada “Habitabilidad”. En particular, vamos a hacer eco del cuarto capítulo, que habla de la “Neoecología”. Durante el siglo XX, la forma en que los seres humanos veían las edificaciones y los servicios, como la luz y el agua potable, se transformó en algo cotidiano en las grandes ciudades. Los nuevos métodos de construcción permitieron la creación de prodigios imposibles y los estilos arquitectónicos tuvieron su siglo de esplendor. Las ciudades tienen necesidades básicas, como los caminos, los acueductos y las cloacas, que los romanos crearon en todo el imperio y que siguen siendo fundamentales en las ciudades actuales.

Las ciudades se proyectan en un territorio en el que el centro es el núcleo antrópico (urbs), un sector antropizado (ager) y la zona natural (silva). Esta era la concepción de las ciudades en la antigüedad clásica, que se retomó en la creación de las ciudades actuales y en la creación de las cuadrículas españolas que caracterizan nuestras ciudades. El logro del equilibrio entre los tres sectores del territorio tiene un impacto en la calidad de vida. El urbanismo no es nuevo y, aunque se intente controlar el crecimiento de las ciudades, es una tarea difícil, ya que el crecimiento va más allá de la planificación de los gobiernos municipales. Sin embargo, hay puntos importantes que no podemos pasar por alto, como los límites, el conocimiento y el control del territorio. Un ejemplo de ello es la creación de los límites de Roma fueron llevados a cabo por Rómulo con un surco trazado por bueyes, delimitando el templum úrbico. Estos límites eran inviolables y sagrados, y Remo fue ejecutado al transgredirlos.

Podemos observar que la administración de una ciudad es más compleja de lo que podamos imaginar, y por tal razón, Alexis de Tocqueville mencionaba con claridad que el municipio es el lugar donde nace el Estado. Con los avances tecnológicos, debemos tener presente la “neoecología”, que es el conjunto de transformaciones de intercambio entre los seres humanos y la naturaleza. El impacto del crecimiento de las ciudades se puede observar en la capacidad de los servicios, no solo de salud, sino también del suministro de agua potable y la capacidad del tratamiento de la basura. El control del territorio es fundamental para la planificación del futuro y para recordar lo importante de las áreas verdes. También es importante saber que la ciudad no son las calles ni los edificios, sino sus ciudadanos, y las autoridades son responsables de mejorar su calidad de vida.

En la actualidad, tanto Santa Cruz de la Sierra como La Paz, como sedes de gobierno, están experimentando una alta improvisación por parte de sus autoridades. Es deber ciudadano exigirles el mejor trabajo posible. Si no pueden llevarlo a cabo, deberían dimitir o al menos mantener todos los avances logrados hasta el final de su gestión. 

Jorge Roberto Marquez Meruvia es politólogo

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