Ir al contenido principal
 

Opinión

Cambiemos la historia

28 de Enero, 2025
Compartir en:

Los bolivianos tenemos hoy un mandato que estamos obligados a cumplir. El CAMBIO DE LA HISTORIA. Hasta ahora, estuvimos en una situación pasiva y dejando que una clase política decida por nosotros los destinos que se trazan para el país. Hemos observado con preocupación la asfixia a la que nos han sometido desde el gobierno, con la participación de muchos sectores que con diversos argumentos siguen presionando para conseguir sus demandas válidas algunas é inventado otras; sin embargo, el principal responsable es el grupo de gente que nos gobierna desde hace 19 años. 

Muchos son los hechos y actos censurables a lo largo de esta dramática historia, pero el mas notorio es la falta de unidad nacional alrededor de dos objetivos principales, la democracia y la libertad, las que hoy son muy sensibles y porque no decirlo, se encuentran al borde del precipicio al que nos han conducido los gobernantes. La población en su gran mayoría está situada en el sector de los marginados con los pocos valores y principios que nos ha permitido la coyuntura de estos años de desgobierno y debemos observar desde la galería que los privilegiados ostentan sus actos de inmoralidad, sectarismo, miseria, soberbia y arrogancia. 

Es cierto que somos hijos de un pasado histórico que nunca se consolido, porque no supimos precisar la oportunidad de capitalizar la diversidad y la multiculturalidad de nuestros componentes sociales, cuyos resultados los apreciamos en la realidad de la estructura de nación ampliamente mestiza, que desgraciadamente se ha convertido en un polvorín de discriminación, lo que no acontecía en el pasado. Sin embargo, una prueba de cohesión es la realidad del oriente boliviano, que ha sido capaz de albergar y consolidar una fuerza de cambas y collas que unidos con trabajo y esfuerzo aprovecharon la fertilidad de los llanos y los convirtieron en el motor del crecimiento y el desarrollo de nuestro país. 

Ese es el ejemplo que debemos imitar, sin aferrarnos a nuestros prejuicios para qué en el norte, el sur, el oriente, el occidente y en la troncal hagamos lo propio, nos unamos para luchar por los objetivos de democracia y libertad. Para ello, CAMBIEMOS LA HISTORIA y consolidemos un país altivo y digno de sus virtudes humanas, de sus diversidades, de sus culturas, de sus credos y de sus ideas, volviendo al camino de una nación en crecimiento y desarrollo que tanta falta nos hacen; sobre todo, cuando la incertidumbre y la crisis se han adueñado de nuestros sentimientos hasta el extremo que los miedos parecen primarios en nuestro permanente accionar como ciudadanos desorientados y sin precisar la importancia del futuro oscuro que se avecina. 

Queremos un territorio que celebre el bicentenario como República con un proyecto nacional incluyente, considerando las demandas de todos los sectores, de las mayorías casi olvidadas y marginadas, de la población que sigue trabajando la tierra en todos los rincones del país, de aquellos que defienden sus espacios en zonas alejadas donde además deben enfrentar a la propia naturaleza y de los que continúan explotando los recursos naturales sin normas ni controles, incorporando también a las clases medias esparcidas a lo largo de nuestro territorio y a las clases empresariales que tienen una mayor responsabilidad para con la sociedad y con el país entero.

CAMBIEMOS LA HISTORIA, que los dirigentes políticos asuman posiciones conscientes, no resultantes de las presiones sino de sus propias conciencias, para mostrar que no basta con llenarse la boca de palabras críticas, discursos, calificativos duros en contra de los adversarios circunstanciales; más por el contrario, destacar con actitudes, decisiones y compromisos, una nueva forma de entender las demandas del país en la actual coyuntura, de validar las variables económicas, sociales, políticas, regionales, nacionales e internacionales de propios y de extraños, para tener la base que permita proyectar el futuro para nuestras nuevas generaciones. 

Estamos ante una nueva coyuntura democrática y de libertad, sabemos que los contrarios terminarán unidos porque sus intereses económicos personales y de poder son latentes y hasta tienen nuevos aliados, eso no es un óbice sino una oportunidad porque se trata de construir y sumar buscando cambiar la historia con acuerdos políticos, negociaciones, concertación y dialogo, para llevar adelante las elecciones nacionales. Hasta ahora tenemos una alianza estratégica que va creciendo con seis, ocho o doce agrupaciones políticas o ciudadanas que han entendido la necesidad de ser todos uno y uno con todos; su aceptación, se va diseminando en todos los sectores de la población que está consciente de la necesidad de cambiar la historia, de volver a la República Digna y Soberana, de enfatizar en la institucionalidad y la independencia de poderes, de estructurar un estado acorde a las necesidades del nuevo siglo, de volver a la descentralización y la autonomía, de priorizar la meritocracia, considerar la importancia de los recursos naturales, de los hidrocarburos en nuestras exportaciones, de la minería, de la agricultura y la agroindustria, del turismo, de la salud, de la educación, de la cultura, de la seguridad territorial y de las regiones; en fin, de lo que espera y necesita la mayoría de la población boliviana.

Solo si actuamos con sensatez, respondemos a principios, valores éticos y morales, dejamos de lado los intereses particulares en busca de la unidad de los bolivianos y si todos, hombres, mujeres, jóvenes, políticos, empresarios, ciudadanos ricos y pobres, orientales, occidentales, del norte, del sur o de cualquier rincón del territorio estamos dispuestos a lograrlo, sin duda podremos CAMBIAR LA HISTORIA. 

El autor es administrador de Empresas y Docente Emérito de la UMSA

Opinión

MIGUEL ANGEL AMONZABEL GONZALES

¿Por qué Perú crece y Bolivia se estanca?

MIGUEL ANGEL AMONZABEL GONZALES
ESTEBAN EDUARDO BURGOA CARDOZO

Delirios bolivianos

ESTEBAN EDUARDO BURGOA CARDOZO
ANTONIO JORDÁN JIMENO

Cambiemos la historia

ANTONIO JORDÁN JIMENO
MÓNICA BRIANÇON MESSINGER

Cochazuela

MÓNICA BRIANÇON MESSINGER