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Opinión

Armas invisibles, la migración y el comercio como táctica no convencional en el siglo XXI

31 de Diciembre, 2024
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“Todas las cosas están sujetas a interpretación: la interpretación que prevalezca en un momento es una función del poder y no de la verdad” (Friedrich Nietzsche)

Bolivia no está exenta de las dinámicas geopolíticas que dividen al mundo en bloques con intereses contrapuestos, los cuales compiten permanentemente por la supremacía global. Para lograrlo, se valen de una combinación de poder duro (hard power), poder blando (soft power) y estrategias más avanzadas, como el noopolitik. Mientras que los conflictos armados —como la guerra entre Rusia y Ucrania— ejemplifican el uso del poder militar para la hegemonía territorial, también existen confrontaciones no convencionales. En este sentido, la migración masiva se ha convertido en un arma de presión política, el comercio y las sanciones económicas se emplean para ejercer influencia (soft power), y el noopolitik, orientado al control de las ideas, narrativas y flujos de información, desempeña un papel fundamental en la era digital. En esta lucha por la narrativa, los distintos bloques geopolíticos compiten por moldear la percepción global y legitimar sus modelos de gobierno, demostrando que los conflictos ya no se limitan a los campos de batalla, sino que se extienden a las fronteras, a los mercados y a los espacios ideológicos, transformando de manera decisiva el equilibrio global de poder.

En este contexto, las migraciones, que tradicionalmente han favorecido el desarrollo de los países con el intercambio cultural, la diversificación económica y la revitalización de las sociedades receptoras han adquirido un rol significativo en la dinámica geopolítica. Sin embargo, al igual que otros fenómenos sociales, pueden ser manipuladas con fines políticos, convirtiéndose en una herramienta de presión cuando los flujos migratorios son deliberadamente provocados para influir en otros países.

Como destaca Kelly M. Greenhill en su libro Weapons of Mass Migration: Forced Displacement, Coercion, and Foreign Policy, estas dinámicas pueden transformarse en estrategias deliberadas de influencia geopolítica, generando significativas cargas económicas, políticas y sociales en los países receptores. Además, la manipulación de la opinión pública en torno a los migrantes resulta igualmente efectiva: los discursos polarizantes no solo fracturan la cohesión social de las comunidades de acogida, sino que también debilitan la confianza en sus instituciones.

Los ejemplos abundan. Durante la crisis de refugiados de 2015 en Europa, varios actores estatales fueron señalados por aprovechar el flujo masivo de personas procedentes de Oriente Medio y África para influir en las políticas migratorias de la Unión Europea. En el conflicto sirio, los desplazamientos originados por la guerra han tenido repercusiones políticas importantes en los países vecinos y también en el continente europeo. En América Latina, Cuba y Venezuela han sido acusadas de emplear la migración como mecanismo de presión. 

Por otro lado, el crimen organizado puede aprovechar las olas migratorias para expandir su influencia y consolidar poder geopolítico. Como señala Sergio Aguayo en La Gran Evasión, las redes criminales utilizan rutas migratorias para ampliar su control territorial, mientras que el Consejo Mundial para los Refugiados y las Migraciones destaca cómo estas organizaciones explotan las vulnerabilidades de los migrantes para fortalecer su presencia transnacional

El comercio también opera como un arma táctica no convencional en las relaciones internacionales. Edward N. Luttwak, en su análisis sobre geoeconomía, señala que las herramientas económicas, como los aranceles, han reemplazado en muchos casos a los instrumentos militares en la búsqueda de influencia estratégica. Estados Unidos ha utilizado políticas comerciales como método de presión durante décadas y durante su última campaña, Donald Trump ya amenazó a México con imponer aranceles del 25% si no colaboraba en la contención migratoria. Dado que más del 80% de las exportaciones mexicanas dependen de EE. UU., esta medida representaría un golpe económico significativo y un desafío político para la presidenta Claudia Sheinbaum.

Todo indica que el comercio será la principal herramienta de presión utilizada por Estados Unidos durante la presidencia de Donald Trump. Un ejemplo claro es el caso de Venezuela: para presionar al régimen de Nicolás Maduro y lograr que acepte la deportación de ciudadanos venezolanos, se han planteado amenazas de mayores sanciones económicas. Estas sanciones no solo impactarían directamente a Venezuela, sino que también podrían afectar a terceros países que mantengan relaciones comerciales con su gobierno

Así, el mundo actual está inmerso en un caos creciente, marcado por la feroz competencia entre bloques geopolíticos que emplean métodos tradicionales y no convencionales para consolidar su influencia y poder. Herramientas como la migración masiva, las sanciones económicas, el narcotráfico, la cultura, el terrorismo, las operaciones psicológicas, la desinformación configuran un escenario global de confrontación constante y multidimensional.

En este complejo tablero global, cada individuo tiene un papel crucial: ser un observador crítico y un defensor activo de los valores democráticos. Como señala Joseph S. Nye en The Future of Power: 'La participación informada de la ciudadanía es la mejor defensa ante la manipulación política'. Informarse, cuestionar y alzar la voz son responsabilidades esenciales para garantizar un futuro donde el poder no sea un fin en sí mismo, sino en un medio para construir sociedades más justas

El autor es ingeniero de sistemas