VERÓNICA ORMACHEA G.
El detonante del Covid-19 en Bolivia fue cuando dos mujeres sesentonas llegaron de Italia a Bolivia. Una oriunda de Santa Cruz y otra de Oruro.
Cuando llegaron no tenían síntomas. Estos se presentaron días después.
La cruceña fue al centro de salud del municipio de San Carlos. Le hicieron los exámenes y le confirmaron que era portadora del coronavirus.
Cuando el pueblo se enteró, se plantó frente al sanatorio y exigió a gritos y con pancartas que la retiren del sitio para evitar que los contagie. Incluso amenazaron con incendiar el recito.
El personal médico la retiró arguyendo que no contaba con el equipo médico para atenderla. La introdujeron en una ambulancia y su cuerpo enfermo estuvo deambulando en la ciudad de Santa Cruz durante horas. La rechazaron de la misma manera en cinco hospitales.
La otra contagiada, tuvo que volver a su casa por el pésimo servicio sanitario en Oruro, ciudad que ahora está en cuarentena. Ahora, ambas se encuentran en sus casas superviviendo la crisis viral.
Aquella negligencia ciudadana en complicidad con los empleados de salud es condenable. Su cruel actitud es vergonzosa y un atentado contra la dignidad humana.
La fiscalía, con justa razón, inició un proceso a todos ellos.
Ante lo ocurrido con las mujeres, los bolivianos entraron en pánico. Inmediatamente salieron a las calles a abastecerse. Hicieron colas infinitas para comprar barbijos, alcohol, gels antisépticos, desinfectantes, antigripales, guantes y productos de limpieza. Todo se agotó en horas. No faltaron los especuladores que triplicaron los precios y los que vendieron alcohol mezclado con agua. Ahora están detenidos.
A raíz del ataque viral, el gobierno declaró estado de emergencia nacional y ha ofrecido para lo portadores albergues vacíos que construyó el gobierno de Morales; clínicas que dejaron los cubanos que tendrán que equipar ya que ellos se lo llevaron todo; y una Villa Olímpica.
Y desde hoy rige la cuarentena total.
A pesar de la extraordinaria bonanza económica que vivió Bolivia durante los 14 años de MAS, Morales, no invirtió en salud como debía.
En su programa “Bolivia cambia, Evo cumple”, el MAS gastó cuatro veces más en obras deportivas que en salud porque a él le gusta jugar futbol.
Tras una auditoría del gobierno de Jeanine Añez, se encontró que Morales gastó U$ 520 millones para obras deportivas y apenas U$ 115 en salud. Añez ha destinado 10% del presupuesto para la salud.
Bolivia, así como Haití y Venezuela son altamente vulnerables al coronavirus.
El 30% de los bolivianos vive en la pobreza de los cuales el 17% en la extrema pobreza. Hoy existen 11 contaminados.
Hoy en Bolivia, el tema político ha pasado a un segundo plano a pesar de que el presidente del Tribunal Supremo Electoral Salvador Romero, ha ratificado que estas se realizarán el 3 de mayo próximo.
La aberración de Morales cometida contra los bolivianos en torno a la salud, restará votos a su partido que se presentará a los comicios.
Ante el Covid-19 , los candidatos han decidido no hacer campaña electoral. Estas serán a través de la redes y los medios de comunicación.
Veronica Ormachea es periodista y escritora