La Paz, 4 Oct. (ANF).- Dos casos denunciados en las últimas semanas han puesto a la diplomacia boliviana bajo la lupa de la opinión pública, porque al parecer estas altas funciones representativas no son manejadas con los estándares internacionales ni la seriedad que se precisa, señala la nota difundida por el periódico El Diario.
El cónsul en Washington, Marcelo Martínez fue acusado por medios de prensa de Estados Unidos de cometer supuestas irregularidades en el desempeño de sus funciones, así como haberse acogido junto a su familia a programas sociales que no le corresponderían en el país del norte.
Otro caso hace referencia a denuncias de una trabajadora del hogar contra la hija de la ministra Anticorrupción, Nardi Suxo, quien no habría cumplido con sus pagos. Empero, este caso particular también repercutió en el cargo de la ministra por denuncias de supuesto nepotismo.
Los representantes de la Cancillería, Juan Carlos Alurralde y Alfredo Rada justificaron la designación de la hija de Suxo en un cargo diplomático, por ser una invitación que no afecta a los reglamentos de esa instancia.
El vicecanciller explicó que existen dos tipos de funcionarios diplomáticos: “Los que están en el escalafón diplomático a los cuales se les aplica una serie de atribuciones y obligaciones dentro de lo que es la ley 1444, y tenemos los funcionarios de libre nombramiento a los cuales no se aplica esta obligación”, en cuyo caso se encontraría la sindicada Naira Rivero.
Pese a las explicaciones, el ex canciller y diplomático, Gustavo Aliaga dijo a Cadena A, que no existe la figura de “invitación”, además de lamentar la situación de la diplomacia boliviana que estaría viviendo una etapa de crisis institucional.
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