
La gran diferencia entre el esfuerzo de unidad en curso, que agrupa a liderazgos más visibles de la oposición en relación a situaciones electorales previas, es que de antemano se sabe que son varios los presidenciables que anticipan su voluntad de formar una alianza y no la clásica “unidad en torno a mi” que impidió un proceso exitoso en elecciones anteriores. Desde luego hay otras variables, como la debilidad o ausencia de organización más allá de los “generales“ que ahora se asumieron “capitanes”, para seguir con la imagen que propuso Germán Gutiérrez, en una nota de opinión reciente.
Ese solo cambio, ya marca la diferencia a lo que hay que sumar la situación catastrófica que prácticamente anula las posibilidades del presidente en funciones y la aguda división con el otrora indiscutido “jefazo”, quien ya ha perdido su “olfato” y arrastre más allá del ámbito chapareño, donde sigue vigente (y aislado).
Las varias facciones del masismo y figuras de dudosa transparencia en su rol opositor se apresuraron a descalificar la convergencia señalada con los clásicos epítetos de su limitado léxico. Más sorprendente, que por las alianzas que Tuto y Samuel van tejiendo, a la vez que se perfilan con los principales rivales en esta unidad competitiva, es la apurada simplificación en términos del continuo ideológico izquierda-derecha. Si todavía tiene utilidad esta polaridad, es cada vez más reducida, pues la dimensión de cambios en el mundo, en lo ideológico, tecnológico y geopolítico es de tal envergadura que grita sus límites. Si, además, añadimos nuestra especificidad nacional, con acentos regionales y étnico culturales y el fin del largo ciclo masista con sus coletazos temibles, es inevitable reconocer que se requiere de dimensiones que tienen que ver con gobernanza futura, relaciones con organismos internacionales y reposicionamiento en la región que responda al real politik, que no se conduele del maniqueísmo ideológico.
Insistamos en esto. Claro que quisiéramos un agrupamiento de los más cercanos y afines a nuestras propias visiones del mundo actual y ya tener claro el rumbo a seguir con candidatos y equipo adecuado, pero estamos viviendo un equivalente a elecciones primarias que siempre dejan raspaduras y codazos en los países donde éstas ocurrieron recientemente (Argentina, México). NO se pretende con esto una perspectiva complaciente con los actuales precandidatos del bloque, a los que queremos ver ocupando tiempo también en viabilizar los acuerdos de la reciente cumbre convocada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para tener fondos para la Transmisión Rápida de datos Preliminares (TREP) y el reforzamiento del principio de preclusión en el proceso electoral (y bloquear las injerencias del espurio TCP con vocales autoprorrogados en mayoría). Incluso el proteger a los vocales del TSE como existía en el Código Electoral (Art. 25 ) incluso antes de que se constituya el cuarto poder (“órgano”) del Estado.
Así las cosas, es comprensible la atención de Tuto y Samuel, los precandidatos más perfilados para encabezar las listas electorales de cara a las elecciones en sus respectivas campañas, pero no deben descuidar ni ellos ni el resto de miembros del bloque que se debe asegurar, en lo posible, las condiciones idóneas para que estos comicios tengan un resultado confiable. Por ello, mientras antes se clarifique el binomio, más tiempo y atención prioritaria deben dedicar para que la sombra autocrática no tome cuerpo de manera irrefrenable en nuestro país.
El autor es politólogo, profesor de postgrado universitario.