
La próxima vista del Papa Francisco a Bolivia puede ser una buena ocasión para revisar los títulos del Papa. Nunca las palabras son neutras, tampoco los títulos: detrás de cada título del Papa se esconden diversas concepciones de la Iglesia, de la misión y del Papado.
Seguramente el título más popular es el de “Papa” que hace referencia a su paternidad espiritual y conserva un tono de cercanía familiar. Este título que al comienzo de la Iglesia se daba a los obispos, luego se aplicó al obispo de Roma.
Pero a lo largo de la historia bimilenaria de la Iglesia al título de Papa se han ido añadiendo otros:
-el que ocupa “la sede apostólica y preside en la cátedra de Pedro”: menciona la importancia de la sede romana por haber sido Roma el lugar del martirio de Pedro y Pablo. La dignidad de la sede romana, que preside en la caridad, es la que se transfiere al que se asienta en ella, no al revés.
-“siervo de los siervos de Dios”, usado por S. Gregorio Magno, expresa el sentido de servicio humilde a la Iglesia que ha de impregnar la misión del papado. Este título se ha usado hasta nuestros días.
-“Vicario de Pedro”, es decir el que hace las veces de Pedro, el que prosigue en la Iglesia la misión encomendada a Pedro de mantener la comunión y la unidad de la fe
-“Vicario de Cristo”, el que hace las veces de Cristo en la Iglesia. Se puede interpretar correctamente, pero para la Iglesia primitiva el Vicario de Cristo propiamente era el Espíritu Santo que es quien lleva a cabo la misión de Jesús; en el edad media los pobres eran llamados vicarios de Cristo por su especial configuración con Cristo.
-“Vicario de Dios”, poco utilizado pero que tiene grandes consecuencias sociopolíticas, pues implica potestad no solo sobre los cristianos sino sobre toda la humanidad; en virtud de este título los Papas concedieron a los monarcas de Castilla y Portugal el dominio sobre las tierras recién descubiertas y sobre sus habitantes.
-“Su Santidad”, título dado primero a los obispos y luego al Papa, es un título que indica respeto
-“Pontífice máximo”, es el título más pagano, pues correspondía a los emperadores romanos como sacerdotes de la religión del imperio
-“Sumo Pontífice”, diferente del anterior y que se aplicaba a los obispos como pastores supremos de una Iglesia local y más tarde designaba al Papa; muchas veces se confunde en la práctica con el de Pontífice máximo
-“Cabeza de la Iglesia”, expresión bíblicamente incorrecta, pues la única Cabeza de la Iglesia es Cristo (1 Cor 11,3; Ef 4,15).
Frente a estos títulos, la Comisión teológica internacional nombrada después del Vaticano II, en 1970 recomendó evitar los títulos de Cabeza de la Iglesia, Vicario de Cristo y Sumo pontífice, por ser susceptibles de ser mal entendidos, y en cambio recomendó que se diga Papa, Santo Padre, Obispo de Roma, Sucesor de Pedro y Supremo pastor de la Iglesia .
En el Anuario pontificio del 2012, al Papa Benedicto XVI se le daban los títulos de Obispo de Roma, Vicario de Jesucristo, Sumo Pontífice de la Iglesia universal, Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, Arzobispo y Metropolita de la Provincia romana, Soberano de los Estado Pontificios, y Siervo los siervos de Dios...Y en el primer Anuario del Papa actual se dice solamente: Francisco, Obispo de Roma. Este fue el título que utilizó el Cardenal Bergoglio en su primera aparición en público como Papa Francisco el 13 de marzo del 2013.
Éste es el título más antiguo y seguramente el más correcto: como obispo de Roma, en la sede de Pedro, el Papa es quien lleva adelante las misión que según los evangelios Jesús encomendó a Simón Pedro: pastorear todo el rebaño (Juan 21), ser fundamento de la unidad de toda la Iglesia (Mateo 16) y confirmar la fe los hermanos (Lucas 22). Y todo ello en comunión con sus hermanos obispos, y por la fuerza del Espíritu que es el verdadero Vicario de Cristo.
Agradezcamos al Papa Francisco su visita pastoral a Bolivia y demos una cordial bienvenida al obispo de Roma.