En Bolivia existen una diversidad de pueblos y naciones indígenas: en las tierras altas mayoritariamente están los de habla quechua y aymara que se autoidentifican aproximadamente con 36 nacionalidades; mientras que en las tierras bajas están 34 pueblos indígenas ubicados en las regiones de la Amazonía, Oriente, Chaco, Trópico de Cochabamba y Norte de La Paz, entre los que se encuentran los de más alta vulnerabilidad demográfica y en riesgo de etnocidio. Los cuales, a la fecha, han consolidado a nivel nacional 242 territorios en calidad de propiedad colectiva; de ellos, 184 territorios se ubican en las tierras altas y 58 en las tierras bajas; los mismos que han avanzado en la conformación de cinco gobiernos autónomosindígenas (como la de Charagua Iyambae, Keremba Iyambae, Uru Chipaya, Salinas y Raqaypampa) y además tienen otros 25 procesos en vías de acceso a la autonomía indígena.
A siete meses de realizarse el Censo 2022, ante la propuesta de incluir la categoría de mestizo en la boleta censal planteada por el diputado Josu Manuel Ormachea y defendida por el ex senador Oscar Ortiz, entre otros, existe la gran pregunta de qué pasará con el porcentaje de la población boliviana que se autoidentifique con alguna nación y pueblo indígena originario campesino o afroboliviano; siendo que en el Censo 2001, el 62% de la población boliviana mayor de 15 años se autoidentificó como de origen indígena u originario, pero posteriormente en el Censo 2012, el 41% de los bolivianos (21% menos en relación al Censo 2001) dijo pertenecer a una de las naciones o pueblos indígenas o afroboliviano (2,4 millones en tierras altas y 178 mil en tierras bajas, aproximadamente).
Descenso que, según diferentes estudios sobre el Censo de 2012, se debió a los procesos de migración y expulsión de la población rural a los centros urbanos; a la pérdida de identidad étnica en las poblaciones indígenas-urbanas por la movilidad social de sus jóvenes; al fenómeno mediático del uso del concepto de “mestizo” por determinados actores políticos, que menoscabó la identificación indígena, y a la forma en la que se redactó la pregunta central sobre la autoidentificación étnica. Y, que, según los líderes y autoridades indígenas de tierras bajas, también se debió a la no presencia de empadronadores en todas las comunidades indígenas; a la presencia de empadronadores que no pertenecían al pueblo indígena y que no conocían el idioma de la población; al llenado incorrecto de las boletas censales, con información errónea, que no correspondía a la realidad de las familias indígenas.
Frente a lo descrito anteriormente y en miras al Censo 2022, amparado en el derecho al reconocimiento de su identidad, garantizado en la Constitución y en tratados y convenios internacionales, algunas organizaciones y territorios indígenas, en procesos de constituirse en gobiernos autónomos indígenas, demandaron la construcción de un mapa censal que tome en cuenta a todas las comunidades que integran los territorios indígenas reconocidos a nivel nacional; la elaboración de protocolos territoriales específicos para pueblos en situación de alta vulnerabilidad con participación de sus organizaciones; la coordinación con las instancias orgánicas de representación para definir participativamente y validar la elaboración de la pregunta referida a la población indígena y el cronograma en los aspectos relativos a los territorios y comunidades indígenas.
Ahora bien, en relación a la elaboración de la pregunta de auto identificación étnica, clave en la boleta censal, algunas organizaciones indígenas presentaron sus propuestas. En ese marco, el 1 de octubre de 2021 la Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni (CPEM-B), trabajó una propuesta referida a la pregunta de auto identificación étnica, la misma que fue enviada al Viceministerio de Autonomías para que, por su intermedio, sea remitido al Instituto Nacional de Estadística (INE). El 18 de marzo de 2022 esta propuesta fue enviada nuevamente al INE, esta vez por el Coordinadora Nacional de Autonomías Indígena Originario Campesinas (CONAIOC). La misma que fue analizada recién el 4 de abril de 2022 en la ciudad de La Paz junto a la propuesta del Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización, en una reunión del comité técnico interinstitucional del Censo 2022. Hasta este momento no se conoce como quedará esta pregunta en la boleta censal.
Sin embargo, cabe mencionar que para conocer de manera precisa el porcentaje de la población boliviana que se autoidentifica como indígena, será de vital importancia que la boleta del Censo 2022, tome en cuenta las jurisdicciones de las autonomías indígenas, así como los territorios indígenas reconocidos por el Estado luego del proceso de saneamiento y titulación agraria. Asimismo, que la pregunta de autoidentificación étnica en la boleta tome en cuenta las dimensiones conceptuales relacionadas a la población indígena que establece el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (ambos suscritas por el Estado boliviano).
De igual manera, sería ideal que se tome en cuenta su doble residencia, siendo que una parte de la población indígena que migra a la ciudad vive en un proceso de permanente retorno a sus pueblos en la época de siembras y cosechas, de fiestas locales y para mantener su vínculo con sus territorios y tejido social. Asimismo, el desarrollo de campañas comunicacionales destinadas a las naciones y pueblos indígenas y afroboliviano, para brindar información sobre el evento censal y revitalizar las identidades indígenas, sobre todo en el área urbana y finalmente vigilar la etapa de procesamiento, tabulación y sistematización de los datos referentes a la población indígena y afroboliviana.
Juan Pablo Marca es sociólogo e investigador del CEJIS