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Opinión

La Cruz Roja y la Media Luna Roja

14 de Febrero, 2025
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En estos tensos meses de muerte y destrucción en Gaza y en Cisjordania, una institución mantiene el respeto de las partes en conflicto: el Comité Internacional de la Cruz Roja. El símbolo de los cinco cuadrados rojos sobre un fondo blanco en vehículos, banderas y chalecos es uno de los últimos vestigios de la esperanza en medio del dolor.

Los noticieros repitieron las dramáticas escenas cuando el movimiento islámico Hamas entregaba a los rehenes que tomó violentamente el 7 de octubre de 2023. Impresionaban la serenidad de los responsables de recibir y trasladar a los sobrevivientes. Sus largos chalecos rojos con un símbolo adelante y atrás es una inspiración de los monjes seguidores de San Camilo que hace 500 años atendían a los heridos y enfermos.

Esperaban los actos propagandísticos palestinos en medio de los escombros; los corredores de hombres armados, gritando. La multitud rodeaba las vagonetas marcadas con la misma Cruz Roja y estandartes similares que se abrían lentamente hasta los puestos de militares israelíes donde entregaban a los rehenes liberados.

Horas más tarde, buses repletos de presos palestinos, algunos adolescentes o menores de 20 años, la mayoría hombres, recorrieron lentamente el camino desde donde habían sido reunidos. Hay presos que han estado más de 25 años en prisión, más tiempo del que sufrió Nelson Mandela. Algunos no podían moverse. Sus familias tienen prohibido festejar su retorno.

Los buses, los responsables del traslado del grupo, los conductores, están identificados con ese lienzo blanco, la cruz pintada de rojo y el sello del ICRC, Ginebra.

La experiencia de ver soldados que morían por falta de atención en Solferino, Italia, impulsó al suizo Henry Dunant (1828-1910) a crear una sociedad para socorrer a los militares heridos. Plasmó su idea en un libro que luego provocó la reacción de las autoridades. Largas negociaciones y rivalidades fueron vencidas hasta la fundación de la primera Cruz Roja el 18 de febrero de 1863; esta semana cumple un aniversario con 191 socios análogos esparcidos en el mundo.

Dunant, primer Premio Nobel de La Paz, declaró que se inspiró en la italiana inglesa Florencia Nightingale (1820-1910), la “dama de la lámpara”, autora de la promesa de toda enfermera cuando cuida enfermos o heridos. Recuerdo que conocí su biografía gracias a las revistas Novarro: “Mujeres Célebres”; quedé fascinada con ella y con sus enseñanzas: airear y asear ayuda drásticamente a disminuir las causas de contagios y de mortalidad.

Ella y su equipo de 38 voluntarias en la Guerra de Crimea (1856-1859) lograron salvar miles de vidas. Crearon la conciencia de que el médico, la enfermera, tienen el deber moral de atender a cualquier ser humano enfermo o en peligro. La atención a los heridos y los comités de la Cruz Roja han estado compuestos mayormente por mujeres.

Los primeros países en adherirse fueron Francia y Suiza en 1964. Se firmó la primera convención a la que siguieron otras durante el siglo XX para garantizar la neutralidad de la Cruz Roja y sus tareas.

Desde América Latina, Argentina (1880), Venezuela (1895) y Uruguay (1897) fueron los pioneros. En Bolivia fue una iniciativa del pediatra Juan Manuel Balcázar (1894-1956) cuando era profesor del Liceo Secundario de Señoritas en La Paz en mayo de 1917. Él relata los motivos en un manual para las damas de la Cruz Roja, las enfermeras y los camilleros. Agradezco a sus descendientes por permitirme tener un precioso ejemplar de esa obra extraordinaria: “La Cruz Roja Boliviana en la paz y en la guerra” (1919).

Balcázar, con un estilo sobrio y ameno, describe la situación en hospitales y centros de salud por la falta de cuidados inmediatos, agravada en el inadecuado servicio sanitario militar. A pesar de los esfuerzos esporádicos, los campos de batalla en el Litoral y en el Acre mostraron la debilidad boliviana para atender heridos, trasladarlos, curarlos.

El Ejército pasaba por alto el peligro de contagios y de gangrenas después de un enfrentamiento bélico, la putrefacción de los cadáveres. En ese espacio deberán ingresar inmediatamente personal capacitado para desinfectar; camilleros para llevar urgencias, enfermeras para atenderlas. El manual de 313 páginas explica cómo reconocer a un muerto, cómo preservar su identidad, cómo reconocer las causas de malestares, envenenamientos, sangrados.

Detalla el plan del servicio sanitario militar, el material necesario, el personal, el rol de las mujeres, las tareas de la Cruz Roja Boliviana. Su aporte fue fundamental para el trabajo de los sanitarios en la Guerra del Chaco, una valerosa historia poco difundida. Pude conocer en el Estado Mayor las fichas de las enfermeras que partieron a las trincheras, las heroínas anónimas.

En 1868, Turquía (Imperio Otomano) se adhirió a los principios de la Cruz Roja, pero cambió el símbolo por la Media Luna para no crear susceptibilidades entre los soldados musulmanes. Registré el archivo de esta entidad en Ankara y su trabajo extraordinario con los refugiados de las guerras regionales, además de su experiencia para socorrer terremotos y otras catástrofes, como ya relaté hace unos años, admirada por ese alcance.

Un siglo más tarde, Fatih Arafat (hermano de Yasir) fundó la Media Luna Palestina, reconocida en la federación mundial. El Ministerio de Salud palestino en Gaza y el servicio sanitario han cumplido un rol heroico estos meses. Hay denuncias de que Israel destruyó premeditadamente ambulancias marcadas con ese signo. Los ataques datan hace décadas. Incluso hay estadísticas con el número de muertos, varias embarazadas a punto de dar a luz, porque los militares retienen a las ambulancias en los puestos de control.

Los hospitales en Gaza fueron bombardeados. Ante la muerte de médicos y enfermeros, son voluntarios los que intentan salvar a los heridos o trasladar a los muertos. Las denuncias internacionales filmaron las acciones de los colonos judíos en territorios ocupados que han disparado contra las ambulancias. Por su parte, las entidades internacionales han señalado que no existen pruebas de que la Media Luna sea utilizada por algún grupo armado palestino.

Si no hay respeto por la CICR, nada quedará en pie en este mundo.

La autora es periodista