CARLOS ARMANDO CARDOZO
Los últimos días fuimos testigos de manifestaciones de movimientos feministas alrededor del mundo y Bolivia no estuvo al margen, la consigna es clara: lucha frontal contra cualquier tipo la violencia hacia la mujer (física, sexual, psicológica, económica, etc). El cantico que retumba en el mundo hace alusión a testimonios y cicatrices que muchas mujeres portan hoy en día consecuencia de la inoperancia del sistema Judicial, la indiferencia del Estado, y finalmente la estigmatización de la sociedad en su conjunto, que entre una falsa moralidad y retoricas religiosas arcaicas terminaron por destrozar su dignidad.
Desde mi perspectiva, la económica, pretendo llamar a la reflexión sobre el impacto de la violencia de género en sus diversas formas desde un ámbito inusual al utilizado tanto por el Estado como también los propios movimientos feministas.
Haciendo referencia a una publicación de Naciones Unidas (2018) referida al costo de la violencia contra la mujer respecto al PIB Mundial, llegan a una estimación de que los diferentes costes (directos e indirectos) consecuencia de los diferentes matices de violencia que sufren las mujeres en el mundo asciende a 2% del PIB Mundial, si tomamos en cuenta que el PIB Mundial (datos Banco Mundial) ascendieron para ese año a 85.804.390,60 (expresado en millones de dólares americanos) el porcentaje en cuestión asciende a la suma de 1.716.087,81 (expresado en millones de dólares americanos), estamos hablando de 1,7 billones de dólares americanos. Para poner en contexto de la magnitud del costo de la violencia de género en el mundo, China durante el mismo año (2018) había colocado en calidad de préstamos directos y créditos comerciales en el mundo un poco más de 1,6 billones de dólares americanos; estamos hablando de la 3ra economía más grande del mundo (PIB Nominal 13.368.073 millones de dólares americanos, 2018) únicamente por detrás de la zona Euro (Unión Europea) y Estados Unidos.
La publicación de Naciones Unidas resalta en particular un estudio realizado en Vietnam (a cargo de la Dra. Nata Duvvury y Sra. Patricia Carney de la Universidad Nacional de Irlanda, Galway, y el Dr. Nguyen Huu Minh, Instituto de Estudios sobre Familia y Género) en el que se recabo información acerca de los costos directos e indirectos que tuvieron que asumir aquellas mujeres en situación de violencia, tales como la atención médica, tratamiento psicológico, asesoramiento jurídico, costos jurídicos (costos directos) y los gastos en matriculas perdidas de sus niños y niñas como consecuencia derivada de la violencia directa que sufrieron sus madres (costos indirectos).
En el caso boliviano la situación de la violencia de género también puede ser analizada a partir de los mismos criterios y asumiendo la participación del PIB Bolivia en el PIB Mundial (0,0470%) se infiere que la participación de Bolivia en el Coste Mundial de la Violencia contra la Mujer para el año 2018 fue de 806,6 millones de dólares americanos. Nuevamente para poner en contexto al lector si tomamos en cuenta que el PIB Bolivia para el año 2018 fue de 40.288 millones de dólares americanos, y por otro lado el PIB del departamento de Pando ascendió a 370,6 millones de dólares americanos, la violencia contra la mujer en Bolivia se tradujo en un costo 2,18 veces más alto que el valor del PIB de toda una región.
Si comparamos este costo global con el PIB de otros departamentos como Beni (73,6%), Chuquisaca (40,4%), Oruro (39,25%), Potosí (30,89%) y Tarija (25,34%) llegamos a comprender que la violencia contra la mujer en Bolivia, no es una simple exageración, es un problema estructural que trasciende lo social, político para instalarse en lo económico.
El año 2018 los casos registrados de violencia contra la mujer fueron de 14.075 de acuerdo a datos presentados por La Coordinadora de la Mujer y el Observatorio de Género parte del informe “Situación de las Mujeres en Bolivia” (8 de marzo 2019) elaborados a partir de información recopilada del Ministerio Público y de la FELCV.
Siguiendo la lógica anterior es posible calcular el Costo per Cápita de la Violencia de Género en Bolivia ascendería a 57.305 dólares americanos es decir 398.840 bolivianos, por obvias razones este indicador es exclusivamente referencial, y no refleja gastos efectivamente medidos, sin embargo, su mención es necesaria para comprender el peso adicional que cada mujer en Bolivia se ve obligada a afrontar tan solo por ser víctima de la violencia, independientemente de cómo esta se manifestare.
No pretendo hacer de juez, en relación a toda la sarta de improperios y declaraciones de las que uno puede leer y oír en medios de comunicación y redes sociales luego de la protesta pacífica del movimiento feminista en la ciudad de Sucre, así como otras ciudades de Bolivia y el Mundo.
Sin embargo, pretendo hacer notar que la sociedad boliviana en su conjunto minimiza los hechos de violencia de la mujer, llegando al extremo de justificarlos en clara muestra de una carencia de empatía y racionalidad. La sociedad no hace caso a tantos testimonios de violencia en contra de mujeres, mujeres sin aliento de tanto gritar solo clamando justicia, familias que acompañan su dolor con impotencia, hijos e hijas que son testigos presenciales de la barbarie socapada por esa misma sociedad descompuesta y agusanada por las “buenas costumbres” y “reglas de sociedad”.
Solo espero que luego de leer estas líneas esas mismas mujeres que juzgamos, ignoramos y silenciamos, tengan más que su atención, su empatía, solidaridad y voz para despertar a más mujeres del letargo del que son cómplices con su silencio.
Carlos Armando Cardozo Lozada es economista, máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, Especialidad en Gestión del Riesgo de Desastres y Adaptación al Cambio Climático