En una columna de opinión publicada por el periódico La Razón, titulada: “Asamblea Legislativa: el Titanic boliviano”, nuestro Representante Permanente ante la ONU concluye que: “el actual parlamento ha sido (…), uno de los más intrascendentes en nuestra historia reciente”.
En una anterior titulada: “La Justicia: un barco a la deriva en mar abierto”, nuestro además ex Canciller establece que la justicia falla (…) y produce una erosión de la confianza pública”. Agrega que: “La ciudadanía comienza a percibir el sistema judicial como ineficaz o parcial, lo cual puede llevar a una disminución del respeto por la ley y el orden”.
Dada la similitud de los títulos, me parece que es una saga (como Los piratas del Caribe I, II, III) y me animaría a predecir, que si es congruente con la realidad boliviana y el Titanic está a la deriva en plena tormenta política y económica, la próxima columna del Emb. Pary será titulada: “Poder Ejecutivo: ¡Mayday, mayday, mayday! ¡ Modelo Económico Social Comunitario Productivo al agua!.
Por supuesto concuerdo plenamente con la crítica que hace a los dos órganos del Estado, para los bolivianos es una verdad de perogrullo. Pero lo que me deja turulato es que sea nada menos que un Embajador boliviano en ejercicio de funciones, el que públicamente critique a dos de los Poderes, porque en última instancia la crítica es al Estado boliviano.
Parece que no cayó en cuenta que un Embajador representa al Estado y no al Gobierno; y como tal una función básica, pero primordial, es precautelar y promocionar la imagen país.
En teoría de las relaciones internacionales se denomina soft power, pero en facilito es la imagen o marca país. Es una estrategia que forma parte de la política exterior que se desarrolla para transmitir una imagen de un Estado más allá de sus fronteras, en aras del logro de objetivos que le reporten beneficios, como atracción de turistas, inversores, compradores, etc.
Luego de las críticas al poder judicial, por ejemplo, la conclusión es que no hay seguridad jurídica y si lo dice un Embajador en funciones no creo que una empresario racional invierta. ¿O usted lo haría Emb. Pary?
La imagen país es la lección número uno que se da en toda academia diplomática o instituto de relaciones internacionales. Forma parte del ABC de la diplomacia y es tan importante, que desde el 2005, se ha creado el Índice Anholt-Ipsos sobre marcas país.
El índice permite clasificar a los países con mejor imagen con base en criterios como: gobernanza, que mide la opinión que se tiene sobre la competencia y la equidad de los gobiernos; exportaciones, es la reputación de los productos y servicios del país; turismo, es el grado de interés por visitar el país; cultura y patrimonio, el valor del patrimonio de los países y el interés por su cultura; población, es la reputación que la población tiene en cuanto a su apertura, amabilidad o tolerancia; e inversiones e inmigración, es la capacidad de un país para atraer personas (o empresas) a vivir (o establecerse), trabajar o estudiar, así como la calidad de vida y el entorno empresarial que ofrece.
En el actual estado institucional, soy consciente que la tarea de promocionar nuestra imagen país puede resultar una tarea irrealizable. Ante estas circunstancias, lo mejor sería el silencio, haciendo caso a Winston Churchill que dijo :“El diplomático es una persona que piensa dos veces y al final no dice nada”.
El Emb. Pary ya está demasiado tiempo en tierras de Tío Sam y parece que ha leído los informes que anualmente emite el Departamento de Estado de los EEUU, que llaman la atención sobre la debilidad institucional que tiene Bolivia y se ha adherido a ellos.
Corresponde en consecuencia que los ofendidos (Diputados y Senadores Arcistas, Evistas, Mesistas y Camachistas ) le recuerden que fueron ellos los que aprobaron su designación, que representa al Estado y a través de una minuta de comunicación promuevan que la Ministra de Relaciones Exteriores emita en memorándum de “ubicatex”.
En caso que el Emb. Pary haya adquirido su independencia, habrá que hacer un “copy paste” de los comunicados que hace la diplomacia de los pueblos a toda autoridad capitalista que osa opinar sobre la situación del Estado boliviano y decirle que: “no se entrometa en asuntos internos”.
El autor es diplomático que no está en funciones