"Now I am become Death, the destroyer of worlds." («Ahora me he convertido en la Muerte, el destructor de mundos»). — J. Robert Oppenheimer, citando el Bhagavad Gita.
El Proyecto Manhattan, que culminó con la creación de la primera bomba atómica, marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. Hoy, en el siglo XXI, un esfuerzo similar está en marcha: la carrera por la Inteligencia Artificial General (IAG) y la computación cuántica. Mientras que el proyecto original buscaba superar a Alemania y la Unión Soviética en la creación de armas nucleares, esta nueva iniciativa, liderada por figuras como Sam Altman, Elon Musk y Liang Wenfeng, podría redefinir el futuro de la humanidad. Esta vez, no se trata de armas destructivas, sino de tecnología que podría igualar o superar la capacidad cognitiva humana.
Este "Nuevo Proyecto Manhattan" involucra a gigantes tecnológicos como OpenAI, SoftBank y Oracle entre otros, con una inversión estimada en 500 mil millones de dólares. Para ponerlo en perspectiva, esta cifra es 250 veces mayor que las reservas internacionales de Bolivia. Con esta inversión el gobierno de Estados Unidos busca consolidar su liderazgo en esta nueva Guerra Fría tecnológica.
Hasta hace poco, se creía que China, el otro gran competidor, estaba muy por detrás en esta contienda tecnológica. Sin embargo, apenas unas horas después de que Donald Trump anunciara la gigantesca inversión estadounidense, irrumpió DeepSeek con su modelo R1, desarrollado por Liang Wenfeng, cuyas capacidades son similares a las del modelo Chat GPT o1, pero a un costo 100 veces menor, provocando el mayor desplome en la cotización de Nvidia: pérdidas de más de 465 mil millones de dólares. Para dimensionar el impacto, el modelo o1 cuesta 200 dólares al mes, mientras que R1 se ofrece de manera gratuita. El golpe fue tan drástico que muchos comenzaron a considerar la inteligencia artificial como un commodity, es decir, que los modelos actuales poseen facultades muy similares y que el único factor diferenciador es el precio, al menos por ahora.
En estos primeros capítulos de esta nueva Guerra Fría, Estados Unidos impuso restricciones a la exportación de los chips más avanzados hacia China. Aun así, se cree que, mediante contrabando, China logró adquirir una gran cantidad de ellos. Además, uno de los principales logros de DeepSeek fue desarrollar técnicas innovadoras para sacar el máximo provecho de chips de menor capacidad y alcanzar un rendimiento equiparable al de los más modernos.
Este avance no solo ha sacudido el mercado, sino que también ha democratizado la IA haciéndola más accesible a pequeñas empresas y a más gobiernos. Puesto que, los nuevos modelos permiten ejecutar IA en servidores locales de forma eficiente, resolviendo uno de los grandes dilemas de la tecnología: la dependencia de servidores en terceros países. Esto, además reduce los riesgos asociados con la privacidad y la soberanía de los datos. Sin embargo, persisten desafíos como la censura y los sesgos culturales. Por ejemplo, DeepSeek no responderá preguntas incómodas sobre el gobierno chino, y Google, ya nos demostró los sesgos políticos y culturales con su modelo Gemini.
A pesar de estos avances, la tecnología sigue requiriendo inversiones masivas. La computación cuántica, por ejemplo, Google ha necesitado más de 100 mil millones de dólares para desarrollar su ultimo computador. Si la IA y la computación cuántica se combinan, podríamos estar frente a un salto evolutivo sin precedentes, llevándonos no solo a la Inteligencia Artificial General, sino también a la Superinteligencia Artificial (SIA), una entidad capaz de superar ampliamente la inteligencia humana.
Finalmente, la inteligencia artificial es una extensión del ser humano, moldeada por cada sociedad según sus propios ideales. Es una herramienta que puede ser más poderosa incluso que la bomba atómica y también en un principio está destinada a conquistar y consolidar el poder. Si la bomba atómica instauró una paz inestable basada en la amenaza de destrucción mutua asegurada, ¿qué transformaciones podría acarrear la inteligencia artificial?. El Nuevo Proyecto Manhattan no solo busca desarrollar tecnología, sino que también nos enfrenta a dilemas éticos y existenciales que podrían definir el destino de nuestra especie.
El autor es ingeniero de sistemas