
Con mucha preocupación, pero sin sorpresa, escuchamos al Presidente de los bolivianos cuando anunció las últimas 10 medidas adoptadas para encarar la crisis específica que vive el país y no así la crisis generalizado que nos abruma y nos está llevando al precipicio. Nunca lo había escuchado en vivo pues todo era intrascendente. El miércoles en la noche me llamo la atención y me brillo un hilo de esperanza por lo que nos comunicaría, pues fue sorpresivo interrumpiendo un noticiero que escuchábamos sentados en la comodidad de nuestros hogares lamentado el frío y la humedad provocada por las inclemencias del tiempo.
La reacción de muchos sin duda fue aceptar y asumir con cautela lo que escucharíamos y para algunos un hilo de esperanza se apoderaba de nuestros sentimientos y empezamos a escuchar y casi nos disponíamos a aceptar y encarar las consecuencias de las decisiones que se habían adoptado. Ingrata fue nuestra sorpresa al escuchar paliativos y no decisiones estructurales. Pero la sorpresa se convirtió en decepción, pues conociendo la formación de quien comentaba los 10 puntos aprobados, tan básicos, elementales, inconsistentes, innecesarios; me transporte a una anterior fuente de trabajo donde destacó siendo elegido subgerente y de inmediato me pregunte si lo que enseñamos en la aulas universitarias no requieren de contar nuestras experiencias profesionales y de trabajo, nuestros éxitos y nuestros fracasos pues los estudiantes siempre están pendientes de que les mostremos que somos tan simples como ellos y que tenemos los conocimientos para saber cómo encaramos los desafíos y los riesgos que asumimos en nuestras profesiones.
Cuando ocupamos funciones públicas somos observados por miles de personas, unos nos ensalzan, otros nos critican, muchos son indiferentes hasta que tomamos alguna decisión y si esta es difundida a todos, seguramente creamos una imagen y mostramos nuestros conocimientos y experiencias, pero muchas veces no nos preguntamos cuan consistentes, útiles, importantes y trascendentes son las decisiones que tomamos y porque las hacemos públicas. Surgen entonces algunas preguntas ¿Cómo se sintió quién nos dio su mansaje intrascendente, a la conclusión de este? ¿Habrá pensado o tenido la seguridad que eran las medidas adecuadas para solucionar los problemas graves existentes? ¿Tendrá la claridad sobre la diferencia entre paliativos y medidas estructurales, entre medidas políticas de consigna y medidas políticas de salvataje? ¿Tendrá claras las consecuencias de la crisis que han provocado y de las medidas que pueden tomarse para resolverla? Esperemos que tenga las respuestas adecuadas.
Entre tanto ¿Qué provocaron al país entero las 10 medidas anunciadas? Desconcierto, desazón, filas interminables para conseguir combustibles, precios en constante crecimiento de los productos en los mercados afectados además por las lluvias, los derrumbes, la falta de gasolina o diésel y lo que era obvio, el incremento del precio del dólar en el mercado paralelo, a más de Bs.12,40 por dólar.
Que ingenuidad la de algunos economistas que están en el gobierno, que provocaron el incremento del precio del dólar como cualquier otro bien o producto que existe en el mercado. Por simple lógica macroeconómica, si se afirma que el Banco Central de Bolivia no tiene dólares para comprar combustibles ni para honrar las deudas, es obvio que se cree cierta tendencia al pánico, a la especulación y con ello los vendedores que cuentan con esta moneda, por supuesto que subirán el precio. Todo producto escaso cuesta más si se lo quiere adquirir y este fenómeno acontece con muchos de los productos del mercado y de la canasta familiar.
Las pésimas decisiones, las medidas adoptadas como paliativos, la falta de decisiones estructurales que todos reclaman, la imprecisión demostrada y la marcada presión de tantos genios que hoy dicen saber y quieren resolver la crisis en tres meses, llevan a los ciudadanos a buscar medidas de presión como las anunciadas por diversos sectores que se ven más afectados por la crisis y el desastre originado por el gobierno que conduce el país desde el 2006. Muchos de esos sectores están dando un ultimátum y así apreciamos a transportistas principalmente del transporte pesado y del transporte Andino de El Alto, a mineros de FENCOMIN, a campesinos de La Paz TUPAC KATARI, al Comité Multisectorial, a los gremiales de EL Alto con la nueva Central de Trabajadores de Bolivia y seguramente otros que ya se cansaron y llegaron al límite de su paciencia. Todos confirmaron movilizaciones previstas para esta semana contra el gobierno que parece no saber lo que quiere para el país.
Gobernantes, ya no tenemos tiempo para seguir analizando y buscando alternativas ni convocar al dialogo, pues después de los encuentros anteriores estos no tuvieron ningún fruto porque ustedes nunca cumplieron. En nuestro caso solo queda reiterar algunas medidas inmediatas y urgentes que se deben traducir en decisiones concretas y específicas. La primera, liberar las exportaciones para todos los sectores productivos que pueden proveer dólares a la economía. Segunda, cerrar las empresas deficitarias que solo generan gastos e incrementan el déficit público. Tercera, ajustar los precios de los combustibles y autorizar a los sectores interesados e involucrados a importar diésel. Cuarta, modificar el tipo de cambio e implementar el cambio flexible administrado por el BCB.
LAS DECISIONES SUGERIDAS NO SON ELEMENTALES. SON LAS ÚNICAS POSIBLES PARA INICIAR LOS CAMBIOS ESTRUCTURALES QUE REQUERIMOS EN EL PAÍS. AL MENOS DEBEN MOSTRAR QUE ENTIENDEN, ESTÁN CONCIENTES DE NUESTRA REALIDAD Y QUE BUSCAN PONER UN FRENO A LA DURA CRISIS QUE ESTAMOS ENFRENTANDO.
El autor es administrador de empresas y Docente Emérito de la UMSA