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Opinión

CULTO IDOLÁTRICO CHAVISTA

8 de Septiembre, 2014
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MIGUEL MANZANERA, S.J.

El 1 de septiembre de 2014 el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela tuvo en Caracas el “I Taller para el diseño del sistema de formación socialista” con la presencia del jefe de Estado, Nicolás Maduro, y buena parte del gobierno chavista. El Presidente ofreció un discurso en el que señaló que la revolución se encuentra en una fase que “exige cada vez más formación de valores”.

En la clausura participaron cantantes y poetas que ensalzaron a Chávez como líder de la “revolución bolivariana”. Un momento clave de esta ceremonia fue la lectura, hecha por la delegada psuvista María Uribe de una versión chavista del “Padre Nuestro” cristiano, titulada “Oración del delegado” en honor del fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013):

“Chávez nuestro que estás en el cielo, en la tierra, en el mar y en nosotros, los y las delegadas, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu legado para llevarlo a los pueblos de aquí y de allá. Danos hoy tu luz para que nos guíe cada día, no nos dejes caer en la tentación del capitalismo, mas líbranos de la maldad de la oligarquía, del delito del contrabando porque de nosotros y nosotras es la patria, la paz y la vida. Por los siglos de los siglos, amén. ¡Viva Chávez!”.

Desde la  fe católica esta oración es una blasfemia idolátrica ya pone en el lugar de Dios. Recordemos que el mismo Jesús en su comparecencia ante el Tribunal del Sanedrín fue acusado y condenado a muerte por ser blasfemo al declararse Hijo de Dios. (Mt 26, 59-67).

En el caso presente Maduro ha defendido esta oración argumentando que se trata de una poesía escrita por William Osuna, premio nacional de literatura en Venezuela. Sin embargo olvida que el mismo Maduro, ya hace más de un año, a los cinco meses de la muerte de Chávez identificó a éste con Cristo revivido. “Hugo Chávez, en el encuentro que tuvo con este mundo […] se compenetró con sinceridad de corazón con los valores de nuestro redentor, el Cristo de los pobres, el Cristo de los humildes, el que vino a proteger a los que nada han tenido”.  “Cristo redentor se hizo carne, se hizo nervio, se hizo verdad en Chávez”,.

El partido gobernante venezolano quiere endiosar la figura del Presidente Chávez con el afán de confundir a las personas ingenuas y convertirlos en seguidores fanáticos del actual Presidente Maduro quien varias veces ha manifestado estar en contacto con Chávez a través de un pajarito. La Iglesia Católica por medio del Arzobispo de Caracas ha denunciado esa manipulación que mezcla la política partidista y religión cristiana, sometiendo esta última al servicio de la ideología chavista.

La fe cristiana proclama al único Dios, Uno y Trino, revelado en Jesucristo, el Hijo de Dios Padre, como el único Salvador. Rechaza toda identificación de Dios con líderes políticos o de otro tipo. Es una utilización abusiva de la religión cristiana como un estandarte chavista del socialismo del siglo XXI.

Además, el Presidente Chávez tiene una vida bien controvertida y no han faltado los escándalos personales y familiares y los ataques a la Iglesia. Ciertamente en su última etapa de vida Chávez, aquejado de una terrible enfermedad, buscó un acercamiento a Cristo Jesús y a la Virgen María ostentando públicamente su devoción y recibió el sacramento de la unción del enfermo. Sin embargo no hay testimonios fidedignos de una conversión profunda y sincera a la religión cristiana ni tampoco de la retractación pública de los actos contrarios a la moral cristiana, realizados a lo largo de su vida.

La Iglesia Católica únicamente ensalza a aquellos creyentes que con la gracia de Dios se han distinguido por su vida virtuosa heroica y pueden ser propuestos como ejemplos de vida. Para proclamarles beatos o santos es preciso realizar un laborioso proceso de beatificación  y canonización. Recién a su culminación permite venerarles públicamente, pero de ninguna manera adorarles, ya que la adoración está estrictamente reservada a Dios.

Por todo ello de ninguna manera idolatremos a un personaje humano. Dejemos a Dios el juicio definitivo sobre nuestros difuntos y pidamos por ellos, también por Chávez, confiándoles a la misericordia del Señor. Nosotros con la ayuda de su Espíritu de Santidad, de Verdad y de Caridad esforcémonos en cumplir sus mandamientos y poder así llegar a la Casa del Padre, a las moradas  que Jesús resucitado ha preparado para sus fieles seguidores (Jn 14).

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