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Opinión

Covid-19: El mundo como laboratorio

2 de Julio, 2020
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OMAR QAMASA GUZMAN BOUTIER
Los alcances de las consecuencias provocadas por la pandemia del coronavirus (covid-19) son generales en tiempo y espacio, y configuran el surgimiento de un momento constitutivo, de ruptura, en la historia de la humanidad. Estos alcances se refieren principalmente a los campos de la salud, la economía, la política y la sociedad. Resultan generales en tiempo y espacio debido al actual carácter globalizado del mundo. Este hecho incentiva la investigación y el debate en los campos señalados. En conjunto, estas proposiciones nos hablan de las condiciones de posibilidad para el surgimiento de un momento constitutivo. 

En este artículo partimos, primero, del mundo globalizado como una categoría unitaria, aunque conformada por múltiples diversidades. En un segundo momento apuntaremos algunas motivaciones para la reflexión en torno a los principales campos de la vida social y por último nos enfocaremos en la pandemia como fenómeno recurrente en nuestra historia. En el apartado de las conclusiones retomaremos nuestra hipótesis, referida al momento constitutivo. 

Hoy, en el mundo globalizado, determinados problemas afectan a todos los países, pero en distintos grados. La globalización abarca notoriamente los campos económico, productivo, financiero, comercial y ahora, sanitario, gracias al covid-19. Este amplio alcance es el resultado de un proceso nacido hace medio siglo, que adquirió reconocimiento general para fines del pasado siglo. Lo  importante de la globalización, más allá de las áreas apuntadas, fue la conformación de una ideología de la época. Aquí, “ideología de la época” se refiere a cómo nos vemos a nosotros mismos, en este tiempo. René Zavaleta Mercado recordaba que cada época tiene una manera particular de verse a sí misma, es decir, cada época tiene una ideología. En nuestro caso, además de la globalización y la ideología epocal, existen problemas que alientan aún más el sentimiento de pertenencia global: el cambio climático, la crisis energética y la pandemia del covid-19. 

Digamos también que la globalización es vivida de distintas formas, por lo cual la ideología de la época es asumida de diversas maneras. Estos reconocimientos ratifican la diversidad, a pesar de la globalización. La diversidad es principalmente el reflejo de los distintos grados de desarrollo económico estructural, así como de los diferentes compendios políticos -o sea Estados- en los que se expresan las diversas identidades socio-culturales del mundo. En el caso de la ideología, la ideología epocal es “entendida” de diversas maneras porque cada país, que a su vez se ve a sí mismo de una determinada forma (hablamos, por tanto, de la ideología nacional), se ve a sí mismo en el marco del mundo globalizado. Esto quiere decir que las ideologías epocales siempre son asumidas desde una ideología nacional; el mundo es visto y entendido desde una localidad. 

La crisis Integral desatada por el covid-19 conlleva que el mundo se convierta en un gran laboratorio multidisciplinario. Ello abarca todas las áreas problemáticas de la vida social y adelanta como resultado de la reflexión, el inicio de una nueva etapa, de una nueva época, en la historia de la humanidad. Las áreas que destacamos son salud, economía y política. La pandemia ha tensionado el sistema sanitario hasta el colapso en varios países, obligándolos a declararse en cuarentena y ocasionando la disminución de sus actividades económicas hasta casi su paralización. Ante este cuadro los gobiernos, en una escala de eficientes hasta ineficientes en el polo opuesto, han reaccionado de todas las maneras imaginables. Pero, ya sea observándolos en casos individuales o en conjunto, los gobiernos mostraron encontrarse muy por detrás de los requerimientos demandados por la pandemia. 

Las investigaciones científicas, en el área de salud se dirigen a corto plazo, claro, específicamente al coronavirus, pero también son motivadas otras facetas. En unos casos se trata de preocupaciones nuevas y en otros, de temáticas tradicionales. Por ejemplo, las teleconsultas médicas presentan una modalidad no que únicamente se reduce a preguntas y respuestas, para diagnosticar pacientes y recetar tratamiento clínico. Lo que seguramente será objeto de estudio será la diferencia de los grados de fiabilidad entre la consulta médica presencial y la consulta médica virtual, porque mientras en el primer caso es posible fortalecer el diagnóstico con el testeo manual al cuerpo del paciente, en el segundo caso no lo es. Entonces, seguramente la modalidad de la teleconsulta médica y su diferencia con la consulta presencial motivaran la standarización de tipos de enfermedades, según grados de avances de las mismas, historial de los pacientes, etc., posibles de ser atendidas de manera virtual. 

También la rediscusión respecto al sistema de salud abordará nuevos planteos de la relación entre el sistema público y el sistema privado (todo a la luz del desmantelamiento del sistema público, impulsado por las políticas radicales de libre mercado y los nefastos resultados que ocasionó en la actual emergencia sanitaria), dadas las ineficiencias que la mayoría de los sistema de salud del mundo muestran frente a la pandemia. La interrelación entre los sistemas público y privado será, pues, objeto de investigación con la finalidad de encontrar una relación complementaria, en perspectiva de un sistema integral de salud. 

Donde podrán ahondar en sus alcances las investigaciones es en el campo de la economía. Desde ya, la plataforma tecnológica, en la base de la economía, ha recibido un fuerte incentivo en esta pandemia. Este hecho permite pronosticar la expansión (y constitución en cabeza de la actividad económica-productiva) de las industrias de punta, en materia tecnológica. Hablamos del cambio tecnológico que, a no dudar, también llegará a la propia matriz productiva, así como al capital mismo. Lo que en la vida de éste vemos, es el tránsito de una etapa a otra, en el que la pandemia ha actuado como acelerador del proceso. 

Finalmente digamos que la política será otro de los campos en el que ahondarán los estudios y los debates, dado el tratamiento ofrecido por los gobiernos a la crisis de la pandemia. A pesar de la variedad de comportamientos de los gobiernos, es posible formular una perspectiva común. En varios artículos hemos insistido en las combinaciones posibles (desde gobiernos responsables hasta irresponsables; responsables por períodos, etc.), sin distinción de ideologías políticas o tipos de gobiernos. Lo cierto es que la agenda política ha marcado el manejo de la emergencia sanitaria, privilegiando, además, en la gran mayoría de los casos, la atención a la crisis económica antes que a la crisis sanitaria. Hay casos en los que esta característica es burda hasta el extremo (Estados Unidos, México, Brasil, entre los principales); y otros, cuya seriedad inicial hizo aguas hasta devenir en un deambular sin rumbo. El gobierno de Añez, en Bolivia, ejemplifica esta última característica, aunque en realidad es todo el sistema político boliviano el que alienta un verdadero carnaval, en medio de la crisis de salud. Los menudos actos de corrupción en el gobierno boliviano, aprovechando la adquisición de material sanitario, la abierta conspiración contra las instituciones y la salud pública del partido de la delincuencia organizada (el MAS de Evo Morales), ejemplifican la chacota político durante la pandemia. En este cuadro, el país se ve privado de alternativas sensatas, como debiera ser un acuerdo nacional para enfrentar la crisis Integral desatada por el covid-19. Incluso temas específicos y del día a día, sufren a consecuencia del carnaval político, como por ejemplo en La Paz, cuyo principal organismo de salud -el SEDES (Servicio Departamental de Salud)- se limita sólo a registrar las pruebas de coronavirus que el sistema privado realiza (por lo demás, a precios prohibitivos para la gran mayoría de la población: 800 bs, =114 U$) porque ha perdido toda capacidad operativa para realizar las pruebas. Todo ello, mientras el gobernador de La Paz (un ex-ministro de Morales) y el gobierno se enfrascan en un remedo de pleito en el que se declaraban huelgas de hambre para, a pocas horas, interrumpirlas pretextando que había que cuidar la salud de los huelguistas (¿!), allegados al gobernador paceño. 

Volviendo a la temática del mundo globalizado, añadamos que la pandemia ha actuado sobre éste como un elemento unificador, pese a que el mundo se encuentra atravesado por varios sistemas divisorios. La diversidad se refiere, en lo principal, a los Estados y a las sociedades. Se trata de diferencias marcadamente económicas, culturales y políticas. Así, la inicial unificación posibilitada por el covid-19 no ha hecho sino acentuar aquellas diferencias. En este sentido, la pandemia tuvo un efecto doble, contradictorio, pero de consecuencias a mediano plano, similares, o sea de consecuencias unificadoras. 

La historia de las pandemias en la humanidad es de larga data. Se las registra en el imperio romano, en la edad media, en el siglo XX. Aunque unas de mayor impacto (medido en el número de víctimas fatales) que otras, el impacto que tendrán en la historia será distinto, no correspondiéndose necesariamente con el volumen de víctimas. La peste negra del siglo XIV y la gripe española de 1917 ejemplifican este razonamiento. 

Puede decirse que la peste negra modificó al mundo, cerrando el período de la edad media para dar lugar al renacimiento y en definitiva, a la modernidad y el capitalismo industrial. Los alrededor de 50 millones de víctimas fatales que causó, por su parte, la gripe española no motivó el mismo impacto. Lo que ocasionó la peste negra fue un verdadero “vaciamiento” de las creencias, a decir de Zavaleta Mercado. Fue tan profundo el impacto que incluso alcanzó a la iglesia católica provocando, para principios del siglo XVI su división y el surgimiento de la reforma luterana. Junto a este sismo y gracias al mismo, debe mencionarse la conformación de una nueva ética; la ética protestante, como la sintetizara más tarde Max Weber. Es que el vaciamiento provocado por la peste abrió la posibilidad para que nuevas creencias, valores e ideas interpelaran a la población. El concepto  “interpelación” de Althusser es desagregado en tres momentos por Zavaleta: el del vaciamiento, el del estado de disponibilidad y el de la convocatoria o interpelación propiamente. 

Las nuevas creencias y su variante, la ética protestante, darán lugar al individualismo posesivo, que actuará a su vez como condición para el despegue del capitalismo, sobre la base del mercantilismo. Está claro que sin una nueva mentalidad, sin un nuevo sistema de creencias no habría sido posible este pasaje histórico, que va del siglo XVI al XVIII; renacimiento incluido. Las consecuencias de la peste negra fueron de tan vastos alcances, porque cuestionó, en último término, el sentido de la vida misma en el imaginario de los sobrevivientes. Fue la consecuencia de la crítica al sistema de creencias del medioevo, el cual se había mostrado insuficiente, se había agotado, como mecanismo de creación de sentido. 

Aunque la gripe española causara una mortandad verdaderamente catastrófica, no tuvo mayor impacto en la historia de la humanidad. Desde nuestro punto de vista, la razón radica en que el sistema de creencias entonces vigente e inaugurado con la modernidad y la revolución industrial, no estaba agotado como sistema de referencia. No hablamos de la ideología del capitalismo, porque en definitiva, tanto ésta como la teoría marxista (su contrario, bajo cuya inspiración triunfara la revolución de Lenin el mismo año que estalló la gripe española) pertenecían a un paradigma mayor como es el racionalismo o, en concreto, el industrialismo. Entendemos que al no haberse agotado, pudo la población mundial procesar, bajo su referencia, los terribles alcances que tuvo la pandemia. 

Se dice que lo distintivo del capitalismo es, a diferencia del absolutismo de la edad media, el predominio de la ideología por sobre la coerción. Aquí tomamos el concepto “ideología” en su sentido más genérico sugerido por Carlos Marx: la forma en que uno se comprende a sí mismo. Esto nos invita a subrayar que es en el plano de la subjetividad donde se siembran los sistemas de ideas y creencias, que luego moverán la historia. El que el sistema de ideas que el paradigma del industrialismo (en su versión liberal y en su versión socialista) ofrecía no estuviera agotado  en los tiempos de la gripe española, nos dice que todo el espectro discursivo estaba ocupado por ella; algo similar a la imagen de un arco que Jean-Pierre Faye utiliza para referirse al lenguaje totalitario del nazismo. Todo sistema de ideas, toda ideología, fuera del arco metafórico, simplemente no existirá a los ojos del mundo. 

Desde la gripe española hasta el covid-19, el mundo vivió varias pandemias; las cuales tampoco tuvieron mayor impacto para el curso de la historia y cuyos daños, incluso, fueron rápidamente olvidados. ¿Por qué? A la explicación inicial que acabamos de dar añadamos otra. Ocupado todo el arco discursivo, las disputas se dieron en su interior entre todas las matices de los discursos liberales y de los discursos marxistas. La fortaleza del paradigma industrial fue por tanto muy absorbente y se intensificó después de la segunda guerra mundial con la denominada guerra fría. A tal punto fue absorbente que minimizó la llamada “gripe asiática o gripe de Mao”, que estalló en 1969 y se llevó, solamente en la entonces República Federal de Alemania, 50 mil vidas. 

¿Por qué, entonces, aseguramos que la pandemia del covid-19 tendrá un impacto tal que nos permita hablar de un momento constitutivo o de ruptura? Tres son al menos los fundamentos que nos llevan a esa conclusión. Una es el agotamiento del paradigma industrial (lo cual no es sinónimo del acotamiento del capitalismo) y del racionalismo surgido en el siglo XVIII. La crisis del cambio climático ha impulsado la conciencia de la protección al medio ambiente, englobando en su crítica a proyectos desarrollistas depredadores, ya sean de países capitalistas o “socialistas”. Por otro lado se encuentra también el derrumbe del socialismo real y de la guerra fría, modificando el cuadro de polaridad ideológico. En tercer término mencionemos la evolución del capital, desde su nivel anatómico, acompañado, de manera complementaria, por la revolución tecnológica y las nuevas industrias (internet, la robotización y la nanotecnología). Ello permitió constituir la plataforma tecnológica necesaria para el cambio de la matriz energética que mueve la economía global, prescindiendo de las fuentes fósiles de energía. 

Al interior de estos fundamentos se conforman múltiples áreas en las que pueden operarse rupturas específicas. Es característico de todo momento de ruptura y novedad, establecer una nueva forma articulatoria de los elementos ya existentes. Para graficar estas consideraciones diríamos que de la depredación del medio ambiente podrá pasarse a la protección del mismo; del dominio de la  individualidad sobre la diversidad, al respecto de la diversidad. Para el caso del problema sanitario, ello seguramente se concretizará en políticas de salud en base a sistemas diversos, como pueden ser el público, el privado y otros.

Omar Qamasa Guzmán es escritor y sociólogo
       

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