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Opinión

CONFLICTOS POR EL AGUA

12 de Septiembre, 2011
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Guillermo Arroyo

Empiezan a ser cada vez más frecuentes y visibles las disputas por el agua. Estos días ultimátums van y vienen en Cochabamba por el control de pozos y su asignación jurisdiccional, es decir a quien pertenecen y se amenaza con otra guerra del agua II y como es el estilo en estas discusiones también se deslizan más que amenazas, hechos concretos que impiden el acceso y el transporte, improperios y discusiones interminables. Pero las verdaderas soluciones para los problemas de inseguridad y escasez urbana, de delimitacion o propiedad transcurren por la organización institucional misma de la autoridad, empresa u organismo o como finalmente se de en llamarlo, encargados de asegurar agua potable o para riego y que sea útil para crecientes poblaciones o aglomeraciones humanas.

En todos los casos las discusiones son periféricas e interminables. Periféricas porque casi ninguna enfoca la raíz y naturaleza de los problemas y menos aun de sus alcances técnicos, entendiéndose por estos no solo a los de ingeniería sino también a los de administración y gerencia.  Es que la ignorancia es tan mala madre.

Sólo como ejemplo queda decir para las aguas subterráneas en Cochabamba que la administración y manejo de este recurso debiera ser tan cuidadoso que en los pozos agotados principalmente, pero mal explotados o atascados, este es siempre el caso más difícil, incierto o caro para su rehabilitación. Tampoco los lapsos de recarga o descanso que son imprescindibles de observar para conservar la explotabilidad del acuífero, parecen siquiera intuirse o el hecho de que es imposible asignar limites físicos a recursos o yacimientos subterráneos. Para el agua que transcurre en un curso, muchas jurisdicciones alegarían derechos, por lo que resulta imprescindible una legislación moderna sobre el agua que es una tarea ni comenzada y que requeriría el concurso de especialistas que el país tiene tan escasos en estos aspectos de las ciencias jurídicas y experimentales.

En la administración de las empresas de agua y  justamente por la escasez y variabilidad en la fuente misma, se han originado ya disciplinas especificas que cubren aspectos administrativos según que la mayor o menor cantidad de agua  provista de la fuente sea subterránea -como en caso de Santa Cruz- de montaña, como el de La Paz o de vertientes y ríos como la mayoría de las captaciones rurales en los llanos de Bolivia.  En todos estos casos, ya la civilización humana ha resuelto los problemas de asignación y disputa territorial con reglas y lógicas básicas o directrices universales desde épocas antiguas como la romana. En todos los casos, excepto en Bolivia donde se cree que la  resolución de la asamblea o el dictado de los grupos avanzara en el problema, quedando solo cerca la demagogia, ignorancia y engaño, pero lejos el agua. Cuando “grupos sociales” o intereses políticos sectarios se hacen cargo de estos problemas es cuando mas lejos queda su solución y el caso clásico en nuestras narices  es Cochabamba, que no responde nunca a la insistente pregunta ¿Dónde esta el agua? La respuesta es harto conocida por generaciones.

Parecemos retroceder en situaciones que estaban bien encaminadas hace sólo unas décadas. Potosí, Oruro, Tarija, los esfuerzos se desvaneces aún con las mejores intenciones y se mitigan, con pequeños esfuerzos, buenas voluntades. Desde hace más de una generación descansamos en la buena voluntad de países amigos y organizaciones internacionales que como van las cosas, serán también crecientemente escasas y esquivas fruto de frustraciones repetidas. También el agua será escasa.

 

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