Ir al contenido principal
 

Opinión

Chaucito Orurito

19 de Febrero, 2025
Compartir en:

Soy periodista. Ejerzo hace dos décadas. Tuve el gusto de visitar varios países y presentar mi credencial de prensa, ante museos y teatros.  Hoy hablaré sobre el trato que recibí en el extranjero. Fue un magnífico trato porque no sólo pude entrar gratis a museos y eventos musicales de clase mundial, como el festival de música en Salzburgo, tierra de Mozart, sino que además, los organizadores siempre estaban dispuestos a darme más información, a ser muy receptivos con mis preguntas y eventualmente, darme algún pase extra, para salas de museos que no siempre están abiertas al público.

¿Por qué les hablo de esto? Porque mientras celebramos el Día Mundial del Turismo Resiliente, me entero del pésimo trato que la directiva del Sindicato de Trabajadores de la Prensa de Oruro (STPO), le está dando tanto a periodistas propios y extranjeros que desean cubrir el carnaval de Oruro. Quieren cobrar por emitir una credencial, que les permita dar “cobertura” a la fiesta turística por excelencia.

La posición del STPO manifiesta una flagrante conducta de censura. El requisito de pagar por permitirnos trabajar en la cobertura de un evento público declarado Patrimonio de la Humanidad es antiético. Va en contra de las recomendaciones de la UNESCO que impulsan su promoción y difusión además que coarta el derecho de la población a ser informada.

De hecho, ni me quiero imaginar cómo será la estadía en Oruro de los (pocos) periodistas extranjeros. Cómo llegan, dónde se alojan, ni hablar de una sala de prensa con internet y servicio de cafetería. Vos “metele nomás” porque “así siempre somos”. Tantos eventos importantes que hemos tenido en Bolivia y sé que el trato a la prensa, no necesariamente es el mejor.

Me pongo a pensar porqué la primera y única acción del STPO, es no aceptar la crítica y amenazar con “declarar persona no grata”. Oruro tiene más personas no gratas que baños públicos en carnaval. En tres días al año, quieren ganar lo que no ganan en 362. Parece que han creído que el turismo es reventar los bolsillos de los visitantes, porque el resto del año no tienen otra oferta. 

Es hora de que el turismo tome otra mirada y que se convierta en una industria de hospitalidad. De hecho, te hago una pregunta ¿qué pasa si sacas a los 12 millones de habitantes que hay en Bolivia y los pones en una isla ¿crees que Bolivia seguiría teniendo turismo? ¿que los japoneses vendrían a sacarse fotos en el Salar de Uyuni? ¿europeos ingresando al Madidi? ¿mochileros visitando el Lago Titicaca?   Por supuesto que sí, porque eso es lo que buscan. “Amazing landscapes”. Somos un país con hermosos paisajes, pero muy mala calidad de atención.

Entonces, ¿qué pasa con las personas en las cadenas de servicio? Probablemente, como buenos bolivianos, seguimos el nuevo eslogan del escudo nacional, hoy por hoy, “¿va comprar o no va a comprar?”.  Un maltrato normalizado. Tan acostumbrados que normalizamos la noticia de que la “intendencia revisa alojamientos en Carnaval”, y evalúan que las sábanas y colchones estén limpios y tengan un mínimo de higiene. Así de bajo es nuestro estándar de turismo. A ese nivel.

Nos falta calle. Roce. Ver a nuestros vecinos. Por ejemplo, en Chile, poner un pie en una franja de cebras significa que los autos se van a detener, en Perú, que su gastronomía nos lleva siglos no porque sea mejor, sino porque saben presentarla como se debe. Tanto peleamos por el origen de nuestras danzas, pero cuánto nos falta en atender bien a los visitantes que vienen a verla. Sólo imagina 4 funcionarios gorditos saltando en una gradería para evaluar su “resistencia”. Así hacemos las cosas.

Y no, la gastronomía local no es un tinglado con mesas de kermesse, con unos parlantes escupiendo cumbia huayño y un letrero con “original” en el nombre. Podemos ser mejores. Podemos hacer que el turista, el corresponsal, y cualquier persona se sienta como en casa. Es tarea para el STPO, para los funcionarios públicos, para las caseras, para los choferes, ni hablar del Ministerio de Culturas, en fin, para todos los que habitamos este lindo pedazo de tierra, aprender y practicar la hospitalidad a diario. Con los propios y los visitantes.

Hasta mientras, chaucito Orurito, que te vaya bien con tu carnaval 2025.

La autora es periodista