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Nacional Sociedad

¿Es o no es verdad?

AL6479 r ccc abonado YYYY LP 18- 18, VII, 94. ¿Es o no es verdad? LA CONSAGRACION DE LA TV Por José Gramunt de Moragas, S.J. Todavía estoy impresionado por el soberbio espectáculo de la XV Copa Mundial de Fútbol y por su final de fiesta, muy a lo norteamericano, que millones de personas de toda índole y región han estado contemplando, seducidos, boquiabiertos, apasionados, participativos, tensos, triunfantes o decepcio- nados, durante un mes entero. Para mí ha sido la gran coronación de la pequeña panta- lla que, por cierto, de pequeña no tiene más que el recuadro mágico que llega a los ojos y oidos de cada uno de los espectadores, pero cuyo alcance físico - abarca todo el planeta y al instante - y cuya influencia sicológica - conduce opinión y el comportamiento de millones de seres humanos - son virtualmente inconmensurables. Se ha comentado hasta la saciedad que los medios de comunicación, especialmente la TV, están configurando una identidad universal. Y que, los poseedores y los con- ductores de esos medios se hacen los dueños del pensamiento, de la conducta y de los usos y costumbres del mundo entero. Este idea ha quedado acuñada en la fórmula de la "aldea global". El mundo se está achicando, se está uniformizando, al impulso de la teconología comunicacional. Se ha dicho, por cierto con demasiado simplismo, que los "media" mundia- lizan a costa del localismo: todos vemos las mismas informa- ciones, las mismas telenovelas, los mismos grandes repor- tajes. Sin embargo, esto no es tan exacto. Lo hemos comprobado en la Copa del Mundo. Si bien, millones de personas han estado pendientes del fenómeno futbolístico que ha alcanzado esta vez dimensiones universales, cada espectador lo ha seguido con apasionamiento nacionalista. ¿Chovinista? Hemos conemplado los tres partidos que ha jugado la selección boliviana con un patriotismo que no se manifiesta en torno a otras causas de mayor entidad. Es más, en el partido final Brasil-Italia, el público latinoamericano ha descubierto, sin reflexión previa, una identidad regional. El equipo brasileño logró catalizar una idea colectiva, intuitiva, visceral: la de pueblos latinoa- mericanos como una entidad que sólo el fútbol pudo agluti- nar, con mucha mayor espontaneidad, popularidad y emotividad que los diversos intentos de integración económica que sólo movilizan a las élites reflexivas, analíticas. Con esta prueba en la mano se debilita, aunque no se disuelva del todo, la idea de que la "aldea global" es una fatalidad imparable que llegará a borrar las identidades locales y nacionales. Sí, los medios de comunicación, espe- cialmente la TV, universalizan, globalizan, uniformizan las culturas. Sobrepasan o perforan las viejas fronteras. Pero no hacen tabla rasa con los localismos. Incluso los alientan en muchos casos. Llegamos a la conclusión de que los "media" cumplen un doble papel: el unitario y el prulalista. Por un lado, están internacionalizando una forma de pensar y de comportarse; por el otro remarcan las diferencias. Cada uno de los canales nacionales o locales, nos hablan cada día de temas de nuestro pequeño entorno: de la política, de la economía, de la chismografía del país y de la ciudad. Por cierto que nuestros presentadores de informativos - no les dicutiré sus méitos - apenas nos reageran la oportunidad de saber lo que pasa en el resto del mundo, a fuerza de prologar sus opi- niones personales hasta el cansancio. ¿Héroes del localismo frente al interacionalismo? Termino: la Copa del Mundo ha probado que la "aldea glo- bal" no está reñina con nuesta pequeña aldea. --- 18-07-94 12:01 XXXX
18 de Julio, 1994
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18, VII, 94. ¿Es o no es verdad? LA CONSAGRACION DE LA TV Por José Gramunt de Moragas, S.J. Todavía estoy impresionado por el soberbio espectáculo de la XV Copa Mundial de Fútbol y por su final de fiesta, muy a lo norteamericano, que millones de personas de toda índole y región han estado contemplando, seducidos, boquiabiertos, apasionados, participativos, tensos, triunfantes o decepcio-nados, durante un mes entero. Para mí ha sido la gran coronación de la pequeña panta-lla que, por cierto, de pequeña no tiene más que el recuadro mágico que llega a los ojos y oidos de cada uno de los espectadores, pero cuyo alcance físico - abarca todo el planeta y al instante - y cuya influencia sicológica - conduce opinión y el comportamiento de millones de seres humanos - son virtualmente inconmensurables. Se ha comentado hasta la saciedad que los medios de comunicación, especialmente la TV, están configurando una identidad universal. Y que, los poseedores y los con-ductores de esos medios se hacen los dueños del pensamiento, de la conducta y de los usos y costumbres del mundo entero. Este idea ha quedado acuñada en la fórmula de la "aldea global". El mundo se está achicando, se está uniformizando, al impulso de la teconología comunicacional. Se ha dicho, por cierto con demasiado simplismo, que los "media" mundia-lizan a costa del localismo: todos vemos las mismas informa-ciones, las mismas telenovelas, los mismos grandes repor-tajes. Sin embargo, esto no es tan exacto. Lo hemos comprobado en la Copa del Mundo. Si bien, millones de personas han estado pendientes del fenómeno futbolístico que ha alcanzado esta vez dimensiones universales, cada espectador lo ha seguido con apasionamiento nacionalista. ¿Chovinista? Hemos conemplado los tres partidos que ha jugado la selección boliviana con un patriotismo que no se manifiesta en torno a otras causas de mayor entidad. Es más, en el partido final Brasil-Italia, el público latinoamericano ha descubierto, sin reflexión previa, una identidad regional. El equipo brasileño logró catalizar una idea colectiva, intuitiva, visceral: la de pueblos latinoa-mericanos como una entidad que sólo el fútbol pudo agluti-nar, con mucha mayor espontaneidad, popularidad y emotividad que los diversos intentos de integración económica que sólo movilizan a las élites reflexivas, analíticas. Con esta prueba en la mano se debilita, aunque no se disuelva del todo, la idea de que la "aldea global" es una fatalidad imparable que llegará a borrar las identidades locales y nacionales. Sí, los medios de comunicación, espe-cialmente la TV, universalizan, globalizan, uniformizan las culturas. Sobrepasan o perforan las viejas fronteras. Pero no hacen tabla rasa con los localismos. Incluso los alientan en muchos casos. Llegamos a la conclusión de que los "media" cumplen undoble papel: el unitario y el prulalista. Por un lado, están internacionalizando una forma de pensar y de comportarse; por el otro remarcan las diferencias. Cada uno de los canales nacionales o locales, nos hablan cada día de temas de nuestro pequeño entorno: de la política, de la economía, de la chismografía del país y de la ciudad. Por cierto que nuestros presentadores de informativos - no les dicutiré sus méitos - apenas nos reageran la oportunidad de saber lo que pasa en el resto del mundo, a fuerza de prologar sus opi-niones personales hasta el cansancio. ¿Héroes del localismo frente al interacionalismo? Termino: la Copa del Mundo ha probado que la "aldea glo-bal" no está reñina con nuesta pequeña aldea. ---18-07-94 12:01XXXX

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