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Opinión

I Buoni Consiglieri!

16 de Marzo, 2024
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JOSÉ RAFAEL VILAR

¿Quién —de más de 30 años— no recuerda El Padrino (The Goodfather) de los italoestadounidenses Francis Ford Coppola y Mario Puzo, que en sus tres entregas (la primera en 1972; la segunda en 1974, y la tercera en 1990).

La historia de los tres capítulos de El Padrino —verdadera saga de la mafia italoestadounidense— recorre la trayectoria de una familia de Nueva York, desde al país la llegada al país de quien sería su Patriarca —Don Vito Corleone, interpretado magistralmente por Marlon Brando— hasta su consolidación como el Poder dentro de la mafia de Nueva York. En resumen, con los flashbacks, la saga —que se inicia al final de la Segunda Guerra Mundial con el regreso de Michael, hijo de Don Vito, recibido con una fiesta en los jardines de la mansión Corleone mientras su padre (arropado de sus Buoni Consiglieri, los Buenos Consejeros)  recibe los parabienes y respetos de todos sus deudos mafiosos— recorre desde los años 20 en Nueva York hasta Sicilia en los 90, recorriendo por sus escenas políticos, empresarios, policías, cardenales y obispos y hasta es descrito el asesinato del Papa Luciani (Juan Pablo I, acá con la misma identificación papal pero con bajo nombre de cardenal Lamberto).

Lo que es menos conocido es que el personaje de Don Vito, Puzo lo creó a partir de tres personajes reales: Frank Costello, Carlo Gambino y Joe Profaci, líderes de familias criminales de esa época. Y ahí empiezan las paradojas.

Esta semana vino a Santa Cruz una delegación del “primer nivel” del Grupo de Puebla. (Escribo “del primer nivel” sin que eso de lustre ni realce a quienes ahí). ¿Sabe qué es el Grupo de Puebla? Vamos a su Padrino (no Don Vito: Don Andrés Manuel, alias el Peje). López Obrador —un pertinaz y efectivo agitador de masas y un habilísimo comunicador directo— estuvo siempre vinculado a tendencias de izquierda dentro del esquema de Poder con el que el priismo mexicano encajonó casi un siglo de política del país; fue candidato presidencial de la izquierda en 2006 —que perdió frente a Felipe Calderón—, en 2012 volvió a presentarse en las elecciones presidenciales —nuevamente perdió, ahora frente a Enrique Peña Nieto— y en 2018 las ganó con su MORENA aprovechando el descrédito de los gobiernos anteriores; en 2019, López Obrador miró en derredor y comprobó dos factores fundamentales para la progresía hispanoamericana: el primero, que en ese momento no tenía liderazgo la progresía o populismo socialista 21 —de los fundadores del Foro de São Paulo: Castro Ruz el Viejo había fallecido en 2016 y Lula da Silva estaba estaba saliendo de la cárcel por chicanerías; por otra parte, Chávez Frías y Néstor Kirchner Ostoić habían muerto, Correa “era” ya historia y CFK nunca alcanzó proyección regional—; segundo, que el impulso de la progresía para gobernar en la Región entonces se había enfriado y tercero, que sin líderes ni gobiernos el Foro de São Paulo entraba en shock. Ése fue el momento de la epifanía regional de AMLO: con el Foro de São Paulo en letárgico declive, sin grandes líderes visibles y con la billetera tranquila gracias a sus acuerdos con sus vecinos capitalistas del Norte, López Obrador intuyó que era su Era. Y así se parió el Grupo de Puebla: Presuntamente una reunión no partidaria —¿de académicos de la progresía?— interesada en discutir ideas desde una visión de socialismo democrático (marcando su diferencia con el Foro, que era formada por partidos políticos); sin embargo, en realidad es un think thank de políticas —“cocina” de estrategias y acciones que (malpensamos) despegó ese año con las crisis de Chile, Ecuador y Colombia…y Bolivia— de la progresía involucrada. (El detalle “interesante” está en que su alter ego —López Obrador, el Padrino woke— ha estado desde una equidistancia prudente en su equilibrio entre la progresía y sus socios “imperialistas”).

Volvamos Santa Cruz 2024. Una nutrida comitiva de “el primer  nivel” (ya explicado) del Grupo poblano nos visitó con el objetivo confeso de participar en un evento denominado “Nueva arquitectura financiera regional, desafíos para una mejor integración en un mundo de cambios” —cual coña si vemos la economía de los gobiernos de algunos de los principales visitantes— y con el no-confeso de hacer sana sana a las ñáñaras “florecidas” de los dos mandamases: el de la billetera y el escapado. Empezando por los expresidentes Alberto Fernández de Argentina —pelele inútil que permitió con su inopia el desastre actual de su país—, Ernesto Samper Pizano de Colombia —sindicado de financiar su campaña con dineros de la blanca— y José Luis Rodríguez Zapatero de Gobierno de España —que lo fue por los errores (sobre todo mentiras cuando los atentados del 11M) de José María Aznar pero que no pudo aguantar el Poder para su partido más que esa elección— (paradoja de tres con Costello, Gambino y Profaci y no hago comentarios), además de la vicepresidenta venezolana Delsi Rodríguez —también sin comentarios—, el exdiputado chileno Marco Enríquez-Ominami —eterno candidato presidencial fracasado en 2013, 2017, 2019 y 2021— y el secretario ejecutivo del ALBA-TCP, Jorge Arreaza, exvicepresidente de Venezuela pero más conocido como el Primer Yerno por estar casado con la hija mayor del Comandante Eterno —en vida de él, por supuesto—, acompañados por Alejandro Pupo y por el español Alfredo Serrano Mansilla, director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) —cuyos “pronósticos” dieron a Morales como definido ganador en 2019— y él parte de los mismo ideólogos marxistas del CEPS que asesoraron “nuestra” Constitución del 2009. (Serrano Mancilla fue descrito por Nicolás Maduro como el “planificador de la [desastrosa] economía venezolana” y "El Jesucristo de la Economía" [sic]).

¿Muchos ruidos sin nueces? Del objetivo confeso —“integración” dentro de la ALBA-TCP y UNASUR (¿ésta alguien la recuerda?)—, quizás lo más significante fue la explicación que el presidente Arce les dio sobre los “resultados” del (hoy muy fracasado) Modelo Económico Social Comunitario Productivo boliviano. Del no-confeso, aún (viernes en la tarde) no ha trascendido —aunque Rodríguez Zapatero declaró que “trabajamos” con ambos para buscar un acercamiento entre ellos.

Con el lema del Grupo de Puebla «En unidad avanzamos» y con el desahucio del objetivo político por dirigentes evistas y arcistas, el Seminario acabó. Difícil el otro para estos Buoni Consiglieri. 

El autor es analista y consultor político

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