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Opinión

APROBACIÓN DEL DERECHO AL ABORTO EN ESPAÑA

2 de Marzo, 2010
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MIGUEL MANZANERA, S.J.
Por
Miguel Manzanera, S.J. (.) Tras un acalorado debate el 24 de febrero de 2010, el Senado español bajo la mayoría del partido socialista aprobó con 132 votos a favor y 126 en contra la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, que, una vez promulgada por el Rey, entrará en vigencia en 4 meses partir de su publicación en el Boletín Oficial del Estado. La nueva ley otorga a la mujer mayor de dieciséis años de edad el derecho de interrumpir su embarazo antes de las catorce semanas de gestación. Además, en los casos en los que la concepción representase riesgos para la salud materna o peligro de malformaciones en el feto, el plazo se extenderá hasta las 22 semanas. Después de ese término la interrupción podrá también producirse si se detecta en el feto una enfermedad "grave o incurable" con la intervención de un consejo de médicos. La senadora socialista, Leire Pajín, que lideró la aprobación de la ley, consideró que con la sanción de anteayer España "salda ahora un vieja deuda que la sociedad había contraído con las mujeres". "Las que no compartan la norma no harán uso de ella, pero a las que quieran hacerlo no podemos ni debemos impedírselo''. Esta opinión nos parece completamente equivocada. La libre decisión de abortar, otorgada por la ley, facilita que la madre se convierta en asesina del fruto de sus entrañas por medio de los profesionales aborteros, que son los beneficiados lucrativamente de esta inicua disposición. Lejos de ser una conquista de la mujer, el derecho al aborto viene a ser una sutil victoria del machismo cultural que impone su visión hedonista del sexo sin referencia a la relación interpersonal y a la procreación. La presión erótica masculina, centrada en la genitalidad, ha conseguido convencer a la mujer para que se someta al varón, abdicando de la visión femenina, más integral y personal, de la sexualidad. Los anticonceptivos, algunos de ellos potencialmente abortivos, fueron una primera victoria del machismo cultural. Ahora con la concesión del derecho al aborto culmina el sometimiento de la mujer al varón, quien la convencerá más fácilmente a tener relaciones casuales o promiscuas, utilizando el argumento del “sexo seguro”, ya que si se produjese un embarazo, se podrá eliminarlo con el recurso al aborto legal. La experiencia muestra cómo en la mayoría de los abortos la mujer actúa en contra su propio instinto maternal, obligada por la presión social o familiar – muy frecuentemente de su propia pareja -, pensando equivocadamente que el aborto será la solución al “problema” del “embarazo no deseado”. Pero, lejos de ser el aborto una solución, la misma mujer descubrirá tarde o temprano que ha cometido un crimen abominable, el cual, a pesar de los esfuerzos amnésicos, gravitará toda la vida sobre su conciencia. Cada vez más la medicina reconoce la realidad del síndrome postaborto que incluye una serie de patologías psicosomáticas que pueden llevar a la mujer a la depresión total y en casos extremos al suicidio. Además y sobre todo ninguna ley justa puede conceder el derecho al aborto ya que la vida humana es sagrada. El mandamiento de “no matar” a un ser humano inocente es el pilar de la ética natural universal, cuya violación abre las puertas a la extinción de la especie humana. Por eso una ley que otorgue derecho al aborto es la aberración más grande en que puede caer la humanidad. La ministra de igualdad, Bibiana Aído, promotora principal de la ley, para justificarla llegó a decir que hasta la 14 semana de gestación existe un ser vivo que todavía no es un ser humano. La falsedad de esta afirmación se hace patente en la moderna embriología que muestra cómo ya desde la concepción hay un ser vivo con sus características genómicas y biológicas, propias de la especie humana. Este ser ya posee potencialmente la capacidad de desarrollar las facultades que hacen del hombre un ser cualitativamente superior en dignidad a todos los seres creados. Por ello la Convención Interamericana de Derechos Humanos, el llamado Pacto de San José de Costa Rica, aprobado en 1969, rectamente establece que persona es todo ser humano (art. 1) con derecho a la vida, que estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente (art. 4). La nueva ley española, injusta e inicua, se inscribe en la serie de disposiciones legales, entre ellas el “divorcio exprés” y el “matrimonio homosexual”, que el actual gobierno socialista del Presidente Zapatero ha ido imponiendo en los últimos años bajo la etiqueta de progresista. Sin embargo y por el contrario estas leyes constituyen un grave ultraje a la dignidad natural del matrimonio, de la familia y de la vida humana. Lamentamos que España, olvidando su espléndida contribución histórica al desarrollo del derecho natural, especialmente con Francisco de Vitoria (1480-1546) y Francisco Suárez (1548-1617), haya incurrido en esta aberración legal que, en caso de no abolirse, traerá consecuencias funestas para la propia sociedad española. Quiera el Dios de la vida que este espantoso retroceso jurídico no se expanda a los países latinoamericanos que en su mayoría protegen la vida desde la concepción. ///. (.) El autor es académico y teólogo

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