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Nacional Sociedad

La COB, una organización patriarcal carente de democracia participativa

La COB, organización obrera con una posición de clase supuestamente liberadora, relega la participación de la mujer en sus filas al replicar condiciones patriarcales de los roles sociales hombre-mujer que ponen es desventaja a la mujer obrera y mantiene obstáculos que impiden una participación igualitaria.
6 de Junio, 2021
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Dirigencia de la Central Obrera Boliviana. Foto: Internet
Por: Luis Fernando Cantoral, Claudia Villca Ugarte

La Paz, 6 de junio (ANF).- El Estatuto Orgánico de la Central Obrera Boliviana (COB) se ha convertido en una camisa de fuerza que impide la participación democrática de sus afiliados y beneficia solo a pocas organizaciones que han devenido en una cúpula patriarcal que relega a la mujer, y por más de 69 años detentan los principales cargos de la organización. En cuanto a la cabeza de esta organización, desde su fundación se mantiene a cargo del sector minero, principalmente por temas de tradición ya que actualmente este sector carece de la representatividad de la que gozaba en los años 50, 60 y 70.

Sectores laborales con poca representación y hasta “fantasmas”, continúan afiliadas a la COB, y otras en su estructura orgánica en detrimento de organizaciones que pese a los años de afiliación no son parte del Comité Ejecutivo Nacional.

A esto se suma la visión clasista de la COB que ha establecido una especie de prioridad revolucionaria en la asignación de secretarías que de forma mecánica privilegia al sector minero, desde su fundación en 1952, en el cargo ejecutivo, sin la posibilidad de que haya un cambio. Actualmente puede más la tradición de lucha y la historia sindical que la mejor representatividad. 

Fabriles y campesinos –ubicados en el segundo y tercer lugar de prioridad- reclaman la máxima representación del ente matriz de los trabajadores, a un sector minero que califican disminuido y venido a menos por el paso de los años que ha configurado una nueva realidad nacional, muy distinta a la de hace 75 años, cuando mediante un análisis político e ideológico se estableció el liderazgo del sector minero al ser considerado el más avanzado.

La COB, organización obrera con una posición de clase supuestamente liberadora, relega la participación de la mujer en sus filas al replicar condiciones patriarcales de los roles sociales hombre-mujer que ponen es desventaja a la mujer obrera y mantiene obstáculos que impiden una participación igualitaria. 

Para la dirigencia es suficiente señalar que no existe un impedimento legal para la participación de la mujer y si ella no se anima a hacerlo es porque prefiere cumplir “su obligación” del cuidado del hogar. La COB no admite el problema y solo reproduce los estereotipos para justificar la escasa participación política de la mujer. 

La COB preserva los roles sociales de género y los obstáculos que existen para una representación igualitaria de la mujer, así como el incumplimiento de las normas nacionales e internacionales de prácticas democráticas como la democracia interna y participativa, la alternancia y la paridad de género, que se confrontan con un estatuto que parece estar escrito en piedra, y que impide la dinámica de la lucha social a nivel interno.



Nicanor Baltazar Condori, petrolero y Secretario de Organización de la Central Obrera Boliviana, en representación del ente matriz, para este reportaje, destacó la historia sindical y de lucha del sector minero en la dirigencia de la COB, desde su fundación el 17 de abril de 1952, y afirmó que, aunque este sector se encuentre mermado en cantidad y haya cometido muchos errores en la dirección, siempre ocupará la secretaría ejecutiva de la COB por su arrojo y valor en los momentos de lucha.

“Los mineros siempre van a ser la vanguardia de la COB, cuando yo veo un guardatojo (casco de minero) siento que está un general adelante (de la marcha), por eso hay que caminar detrás de ellos, eso yo valoro, y ellos van a seguir a la cabeza, así tengamos algunos malos o buenos dirigentes”, enfatizó.

Actualmente la COB viene siendo cuestionada al haber pactado con el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) y haberse convertido, a decir de varios dirigentes y exdirigentes y sectores sociales, en una sucursal del partido de Gobierno, del que salen candidatos a los diferentes cargos públicos. La alianza oficial COB-Gobierno viene desde el Congreso de Tupiza en 2016, cuando Juan Carlos Trujillo era el Secretario Ejecutivo saliente. El actual ejecutivo de la organización es el minero Juan Carlos Huarachi.

Vicente Pacosillo, Secretario Ejecutivo de la Confederación General de Trabajadores Fabriles de Bolivia, admitió la importancia de la dirigencia minera desde 1952, y que para entonces los obreros del socavón “pisaban fuerte”, eran vanguardia, pero ahora solo tienen una federación y presencia en pocas regiones del país como La Paz, Oruro y Potosí, y una parte mínima de Santa Cruz. Los fabriles demandaron en varias ocasiones a la COB un Congreso Orgánico para modificar el Estatuto, calificado de desactualizado, sin resultados.

“A veces sucede que hay amarres dentro de la COB, con otros sectores, y quizás por eso quedamos sólo los fabriles y por eso permanece a la cabeza de la COB un minero”, dijo Pacosillo.

Para Daniel Cáceres Copa, Secretario de Justicia y Trabajo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), el sector minero “se ha adueñado de la dirección ejecutiva de la COB”. Dijo que en los años cuando la organización minera era fuerte y combativa, “merecía el cargo ejecutivo”, pero ahora está disminuida y es el movimiento indígena quien tiene mayor protagonismo. 

“Estamos en todo ámbito, hasta en la recuperación de la democracia, eso ha sido gracias al movimiento indígena, entonces quien deberían estar a la cabeza como ejecutivo debería ser la Csutcb o los campesinos”, refirió. El dirigente siente que hay discriminación hacia el sector indígena por parte de los asalariados.

Por el reclamo, en el IX Congreso de la COB, la Csutcb logró desdoblar la secretaría general –que rige desde 1997- y hoy los campesinos ocupan la segunda después de los fabriles. 

Pero hay organizaciones que pese a estar afiliadas a la COB, no cuentan con ninguna representación en las secretarías, como ocurre con la Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar de Bolivia. Juana Durán, secretaria de prensa y propaganda de la organización, exigió una representación efectiva. Dijo que desde hace 25 años la Federación es parte de la COB y el ente matriz las mantiene a la sombra. Ella advierte discriminación y machismo en la vida sindical.

José Luis Álvarez, dirigente del Magisterio Urbano de La Paz, explicó por qué el sector minero dirigió, dirige y seguirá dirigiendo la Central Obrera Boliviana. La explicación en términos políticos, económicos, sociales e ideológicos sirve para argumentar que los mineros están prácticamente predestinados a dirigir la COB y que solo queda esperar, cuando la dirigencia toma el camino equivocado del aburguesamiento y burocratismo, a que se reconduzca. Enfatizó que ningún otro sector puede tomar la dirección de la COB, salvo los mineros, al tratarse de una ley que se aplica a la realidad boliviana, vigente e invariable, como una verdad científica. “¿Acaso la Ley de la Gravedad cambia con el tiempo?”, cuestionó.

Desde el primer análisis realizado a la luz de la Tesis de Pulacayo en 1946, las condiciones de Bolivia de ser “un país capitalista atrasado con economía combinada” no ha cambiado y por tanto la clase obrera minera, pese a ser muy pequeña, es determinante para la economía del país, enfatizó Álvarez.

Remarcó que, ante la incapacidad de la burguesía nacional, la clase obrera toma la dirección política con los mineros, al ser “la más consciente y la más politizada por su forma de vida”.

“El proletariado minero tiene la característica de practicar una vida casi en común –dice-, viven en campamentos, concurren a las mismas pulperías, sus hijos se forman en los mismos colegios; por esa particularidad el movimiento minero logró desarrollar una alta conciencia de clase, fueron los que plantearon la necesidad de transformar esta sociedad e instaurar un gobierno de obreros y campesinos”, enfatizó. Además, dijo, que pese a ser un sector reducido es uno de los que genera importantes divisas para el país.

Aunque la realidad actual del sector minero es muy distinta a esa concepción comunitaria, un ejemplo es que en el distrito minero de Huanuni, uno de los más grandes del país, la mayoría de los trabajadores ya ni siquiera viven en el sector y se traslada desde ciudades capitales como Oruro para trabajar en la minera; es también en estas grandes ciudades donde desarrollan toda su vida, sus hijos están inscritos en escuelas y colegios citadinos; y las pulperías se extinguieron hace mucho tiempo. Actualmente existen empresas proveedoras particulares que entregan productos a los trabajadores con descuento por planillas.

En tanto, sobre el sector fabril, que reclama la dirigencia de la COB, Álvarez sostuvo que pese a que se politizó en el mismo nivel que el minero, “no tiene esa forma de vida totalmente arraigada dentro de la producción, y por lo general en sus horas libres se liga con el mercado informal o como taxista o como librecambista y otros, y esos aspectos han hecho que se convierta en una especie de freno de su alta politización”.

Sobre los campesinos, que también piden la dirección de la COB, el dirigente del Magisterio dijo que están vinculados a la pequeña propiedad y por esta razón siempre interpondrán sus intereses particulares frente al interés general, motivo por el que tampoco pueden tener la representación de la COB.



Pacosillo, máximo dirigente de los fabriles, dijo que siempre ha habido miramientos en el sector obrero, pero al tratarse de hermanos de clase con los mineros, en algún momento ese cambio se tiene que dar –que los fabriles asuman la secretaría ejecutiva de la COB-, debido a que los minerales se van terminando.

Cáceres, de la Csutcb, calificó la explicación de Álvarez como “ideas equivocadas” que tienen el propósito de justificar únicamente la presencia de los mineros en la Secretaría Ejecutiva de la COB. Remarcó que en las luchas de estas últimas décadas los campesinos demostraron que la base social para fortalecer la estructura política de la COB “es el movimiento indígena y no el movimiento obrero”.

Lucio Gonzales, exsecretario de Seguridad Industrial y de Relaciones Internacionales de la COB, recuerda que en el gobierno del presidente Víctor Paz Estenssoro (1985-1989), en 1987, con la vigencia del DS 21060, el número de trabajadores mineros pasó de 27.000 a 7.000, lo que hizo quebrar al sector en su rol de vanguardia, y a partir de ello muchos sectores sindicales empezaron a cuestionar su representación en la COB. Sin embargo, dijo, pese a esa drástica reducción, este sector debe seguir a la cabeza, y “así lo prefieren las demás organizaciones sindicales afiliadas, desde obreros hasta intelectuales de la clase media”.

“Creo que más ha podido la costumbre a la historia escrita por los mineros para que hasta ahora se respete el carácter de vanguardia y para que el ejecutivo sea también un minero”, dijo.

Zulema Alanes, exsecretaria de prensa de la COB, en 1987, señala que la COB cuenta con un Estatuto Orgánico “arcaico” que solo favorece a sectores estratégicos asalariados hoy en retroceso. Recordó que actualmente el 70% de los trabajadores del país es informal, donde la mayoría está en el sector gremial y de servicios, y sobreviven por cuenta propia.

Desde su punto de vista, la estructura de la COB, machista y patriarcal, no está sustentada en la realidad actual, sino simplemente existe “una lógica de discriminación histórica que pretende perpetuarse para impedir la posibilidad de una representación paritaria entre hombres y mujeres y de otras organizaciones”.

La activista y experta en género, Ximena Machicao, sostiene que la COB mantiene un pensamiento retrógrado del siglo XIX, sobre la vanguardia de los mineros, cuando “el mundo ha cambiado, Bolivia ha cambiado”.

En los últimos años, dijo, el país ha estado sobre todo dirigido por los pueblos indígenas, originarios y campesinos, por las clases medias organizadas, mientras que la COB ha sido subsumida en una lógica absolutamente ideologizada y partidizada por el Movimiento Al Socialismo (MAS).

Calificó a la COB como una organización antidemocrática, estructuralmente, no solo en cuestión de género, sino que “no expresa lo que es la diversidad de los movimientos sociales, es vertical y el verticalismo no es democrático”.

Reformas al Estatuto Orgánico de la COB

Nicanor Baltazar sugirió, a título personal, iniciar una reforma del Estatuto Orgánico de la COB. Planteó que la Secretaría Ejecutiva, ocupada por un minero; la primera secretaría general, ocupada por un fabril; y, la segunda secretaría general, ocupada por un campesino, se mantengan inamovibles, mientras que el resto de cargos se debe reestructurar para dar prioridad a organizaciones que no tienen participación, así como prescindir a aquellas sin representación y “fantasmas”.

Estas modificaciones al Estatuto, agregó Baltazar, deben tratarse en un Congreso Orgánico para que puedan tener mayor participación sectores como el de las trabajadoras del hogar, los trabajadores del agro del Oriente del país, la Cidob (Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano), y hacer ajustes con algunas organizaciones con poca participación como los Gráficos o aquellos que prácticamente han desaparecido, como los cinematografístas, que siguen en la estructura de la COB.

En el mismo sentido, José Luis Álvarez, se mostró a favor de los cambios en el Estatuto de la COB, para retirar a las organizaciones “fantasmas” como la de los bancarios, y dar más espacio a los sectores que tienen más importancia en el tema de la lucha social como los desocupados y los profesionales que no son tomados en cuenta. “Se tiene que hacer eso, pero manteniendo la estructura” clasista de prioridad revolucionaria, apuntó.



Una organización de hombres

Pese a que el Estatuto Orgánico de la COB no prohíbe que una mujer llegue al máximo cargo de Secretaria Ejecutiva, desde su creación, el 17 de abril de 1952, nunca una mujer llegó a ese nivel y fueron muy pocas las que lograron conformar su estructura orgánica, debido a sus propias normas internas. En 69 años de la COB solo unas 13 mujeres fueron parte del Comité Ejecutivo mientras que al menos 496 hombres ocuparon los diversos cargos.   

El Estatuto Orgánico de la COB establece que la Secretaría Ejecutiva debe ser ocupada solo por el sector minero. Y en las minas, por ejemplo, Huanuni que aportó con cinco ejecutivos a la COB, el candidato debe haber cumplido al menos dos años de trabajo en interior mina; espacio que es prohibido para las mujeres por una norma de seguridad industrial.

Si bien desde la COB dicen estar preocupados por la poca presencia de mujeres en el Comité Ejecutivo, en los hechos muy poco hacen para que mejore esta participación.

Actualmente, aunque tres trabajadoras mineras llegaron a la dirigencia de la Federación de Mineros de Bolivia, desde donde se envía a representantes para la dirigencia de la COB, ninguna de ellas puede aspirar a la Secretaría Ejecutiva de la principal organización de trabajadores del país debido a que no trabajaron en interior mina.

Según la visión de especialistas en género, lo que impide la participación de la mujer en la dirigencia de la COB es una estructura sindical machista y patriarcal, impuesta desde su creación.

Para algunas dirigentas y exdirigentas, la COB se niega a dar paso a nuevos liderazgos políticos por el tipo de estructura que mantiene. Aunque dentro de la organización expresan una aparente “preocupación” por la mínima presencia y participación de las mujeres, alegando el doble rol de madre de familia y obrera que deben cumplir, no reconocen que es consecuencia del sistema en que se encuentran.

La Red de Mujeres Trabajadoras y Sindicalistas de Bolivia, articulación de mujeres de sectores asalariados y no asalariados, sostiene que el sistema patriarcal limita la participación de las mujeres “porque desde que nacemos a las mujeres nos dicen cuál es la tarea y el trabajo que debemos de realizar, en cambio a los varones les posibilitan desde la familia para ser actores, para estar en las canchas, liderizar, jugar, etcétera; entonces es todo un sistema que desde que nacemos a las mujeres nos oprime”.

Pero la COB no admite esta realidad. Nicanor Baltazar, como otros dirigentes, reproduce patrones de conducta machista y discriminatoria afirmando que en su sector laboral y en muchos otros, “las compañeras no se atreven a ser dirigentas, debido a una falta de interés” porque al postularse deben cumplir el rol de dirigentas y madres de familia. “De repente esa preocupación mucho debe pesar, entonces en el tema sindical estamos muy pobres en la representación de las mujeres, pero en ningún momento hay un maltrato o se les priva de esta situación, siempre convocamos a que se incorporen las compañeras”.

Agregó que las mujeres no se animan a ser dirigentes por no abandonar su casa o por presión del esposo, “pero yo digo que evidentemente hay una falta de interés por parte de ellas”.

Sofía Ríos, de la Red de Mujeres, indicó que “cuando una mujer tiene que decidir ser dirigenta o para acceder a un trabajo donde piden disponibilidad las 24 horas, la mujer prefiere cuidar la casa, cuidar la familia; cuando esto debería ser una corresponsabilidad entre el esposo, los hijos y la esposa, pero llegado el momento la peor parte se la lleva la mujer”. Remarcó que en realidad no se trata de que no quieran participar, sino que “no existen las condiciones”.

Tres mujeres que actualmente ocupan cargos de dirigencia en el sector minero, dos de ellas de la Federación de Mineros y una, que representante del distrito minero de Huanuni ante la Central Obrera Departamental de Oruro (COD), contaron sus experiencias. Todas coincidieron, entre otras cosas, en que no les fue sencillo llegar al lugar en el que se encuentran.

Chanet Flores, Secretaria de Cultura de la Federación de Mineros, representa a la minera privada San Cristóbal, pertenece a una empresa que brinda servicio de catering y hotelería, en la que más del 60% son mujeres.

Relató que para la mujer siempre es más complicado asumir alguna responsabilidad en el sindicato y en la dirigencia, “más aún si tiene familia”, debido a que no recibe un trato diferente por esta cualidad. Debe atender a su familia, a su esposo y al sindicato, en tanto que en el caso de un varón “solo se sale de la casa a sus quehaceres dirigenciales”. 

La Red de Mujeres también da cuenta de que, en ocasiones, no es que las mujeres no quieran participar, sino que sienten timidez, vergüenza o miedo a equivocarse por una insuficiente preparación, a lo que se suma el reproche y la sanción colectivos.

Ninfa Cayo, Secretaria de Relaciones de la Federación de Mineros, quien es trabajadora de la empresa privada San Cristóbal –con participación de 71% hombres y 29% mujeres-, afirmó que en los sindicatos la mujer no es tomada en cuenta, “a lo mucho llegamos a la Secretaría de Deportes, porque allí tiene que haber representación masculina y femenina”.

Calificó de “muy costoso”, llegar a ser dirigenta porque, tomando en cuenta sus responsabilidades de madre y trabajadora, debe prepararse para asumir el rol en el sindicato.

En este contexto, Tania Copa, Secretaria de Defensa Sindical de la Central Obrera Departamental (COD) de Oruro, en representación de la Empresa Minera Huanuni –con 93,5% de varones y 6,5% de mujeres-, sostuvo que para una mujer estar casada y tener familia constituye obstáculos para llegar a la dirigencia, debido a que “los compañeros muchas veces dicen: ‘ella no tiene tiempo por su marido y sus hijos, llevaremos a una soltera’; eso pasa”. 

Contó que en 2006 había mujeres en todas las secciones de la minera, y desde el mismo año se cuenta con una cartera dentro del sindicato de Huanuni, Vinculación Femenina, la que se encarga de salvaguardar los derechos de las mujeres trabajadoras, pero aun así falta mucho por avanzar.



Las normas a favor de la participación femenina

Baltazar enfatizó que la dirigencia de la COB “siempre” ha apoyado la equidad de género. Además, que hay una “democracia de las bases” en el proceso en que los dirigentes, sean hombres o mujeres, llegan hasta la COB. “Los sindicatos salen desde las bases; primero vas al sindicato, después vas a la federación y de la federación puedes ir hasta la COB, y eso es un trabajo casi orgánico que se hace con participación y aceptación de las bases”, dijo Baltazar, dejando de lado la normativa actual en favor de la mujer de paridad y alternancia.

No obstante, la Red de Mujeres Sindicalistas afirma que “falta de voluntad política” del movimiento sindical ya que, aunque existen muchas leyes vigentes como la Constitución Política del Estado, la Ley Electoral y otras que establecen la paridad y alternancia, la equidad de género, el movimiento sindical no las pone en práctica. 

Califican como un “desafío enorme” para cada sector incorporar en los estatus orgánicos que la paridad y alternancia se cumpla de manera constante y permanente”.

Esta Red presentó el Plan de Igualdad de Oportunidades y fue aprobado en el Congreso de la COB realizado en Tupiza en 2016, pero no hubo ninguna acción para promover la participación real y efectiva de las mujeres. Propuso la creación de una Secretaría de Género en la COB que tampoco se tomó en cuenta. Insistieron con el tema en el Congreso de Santa Cruz en 2018, “y de igual manera fue aprobado, pero tampoco se ha hecho nada; y cuando se habla de la Red de Mujeres al interior de la COB hay como cierta resistencia a conversar, no sé por qué, somos dirigentas la mayoría, pero no podemos acceder a hablar de estos temas, o están muy ocupados, o no se dan el tiempo necesario”.

El artículo 51 de la Constitución Política dice que el Estado respeta los principios sindicales, entre ellos el de democracia sindical “y sabemos que el artículo 51 es el padre nuestro del movimiento sindical, se lo aplica para resguardar el fuero sindical y otros, pero no para la participación real y efectiva de la mujer”.

La postura de la dirigencia de la COB, a tiempo de “animar” a las mujeres trabajadoras para que sean dirigentas, es que deben trabajar desde las bases para ser elegidas y de ahí vayan subiendo hasta ser nominadas a la COB. No obstante, la ausencia de la paridad y alternancia es una limitante ya que no está establecido en los estatutos de las diferentes federaciones de trabajadores.
Dependencia del varón para acceder a los cargos

Sin embargo, según las mujeres dirigentas del sector minero, se privilegia a los varones para que ocupen cargos como el de Secretario General, y el trabajo de los hombres “debe ser valorado”.

Asimismo, la dirigenta Copa agregó que depende de la voluntad de sus compañeros varones el hecho de que las mujeres sigan avanzando en tener mayor representatividad en estos espacios. “Porque son ellos quienes están día a día en interior mina y eso debe ser valorado. Necesitamos ser tomadas en cuenta, es importante para poder asumir cargos más altos, si Dios quiere y los compañeros nos permiten”.

Estos criterios que enaltecen a los varones y menosprecian a la mujer son cuestionados por la especialista en temas de género, Ximena Machicao, que enfatiza que “ellos no hacen un favor para que las mujeres participen, la participación política con autonomía de las mujeres es un derecho humano social, político, civil; no es que tienen que hacernos un favor en ningún ámbito de la vida pública”. 

Pero no solo se trata de un sistema de falta de oportunidades para las mujeres dirigentas, sino que deben lidiar con situaciones y experiencias incomodas, expresión del machismo como el que evidenció Juana Durán, actual Secretaria de Prensa y Propaganda de la Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar de Bolivia. Relató que, en una ocasión, durante su participación como delegada en la Central Obrera Departamental (COD) de Oruro, en 2016, personalmente conoció que existe acoso laboral hacia las mujeres.

“Cuando yo entré en 2016, había hombres que a veces molestaban, una compañera me decía que hay que hacerse respetar. Además, que había algunas dirigentas a quienes los varones le hacían barrer, preparar el té, servir refrescos, limpiar, cuando esa no era su función”, contó.

También para Zulema Alanes, quien fue exSecretaria de Prensa de la COB en 1987, su paso por esta organización “fue difícil” por ser mujer en un entorno de varones dirigentes y porque en aquella época regía la idea de que las mujeres vinculadas a las dinámicas sindicales en realidad tenían que encargarse de las tareas “domésticas”.

“Había que cuidar las oficinas, cuidar la limpieza de las oficinas, atender a otros dirigentes sirviéndoles el café o asegurando que ese tipo de servicios estén adecuadamente proveídos; y en la dinámica de la representación más orgánica el resto de la dirigencia esperaba que una mujer se dedique a asuntos de mujeres”.

Agregó que les tenía que recordar permanente a los dirigentes que su función era la Secretaría de Prensa, lo que significaba que debía ejercer la vocería y asumir otras tareas que habían sido descuidadas, por ejemplo, la edición del periódico de la Central Obrera.

Indicó que existe una estructura “muy machista, muy patriarcal” que no cambia a pesar de los avances en materia de organización de los movimientos obreros campesinos sindicales.

Lamentó que al momento de la creación de la COB no se hayan rescatado los aportes importantes de las mujeres que participaron de la estructuración de las primeras organizaciones sindicales del país como la Federación Obrera Local y la Federación Obrera de Bolivia, que fue previa a la COB. “Ahí están por ejemplo las floristas, las trabajadoras del hogar que en ese tiempo estaban organizadas en las recoveras y las culinarias”, indicó.


La especialista Machicao agregó que las historias paralelas de mujeres que han participado en las luchas sociales, como las cuatro mujeres mineras y Domitila Chungara, que fueron fundamentales en la derrota de la dictadura de Banzer, muestra la participación política y social que siempre han tenido las mujeres en las luchas sociales, “pero invisibilizadas en la representación en puestos de decisión y de poder”. “No se reconoció por lo menos a esas mujeres mineras que, entre otras cosas, murieron en la pobreza, no reconocidas por la historia”. 

Indicó que la COB siempre ha tenido una hegemonía patriarcal “muy dura” lo que hasta la actualidad no se ha podido perforar con la participación de mujeres sindicalistas.

Alanes aseguró que la estrategia de las organizaciones obreras en Bolivia para neutralizar la visión de la paridad y alternancia en los sindicatos es la concepción estrictamente clasista obrerista.

Por estas razones, sostuvo que no hay posibilidades de pensar en una Secretaria Ejecutiva mujer en la Federación de Mineros y mucho menos en la COB. “Esta es una lógica de discriminación histórica que se replica en todas las organizaciones, incluso en organizaciones que tienen sus bases constituidas mayoritariamente por mujeres”, enfatizó.

Como ejemplo citó que los representantes del Magisterio Urbano, a nivel de la confederación, son mayoritariamente hombres, pese a que las bases en su mayoría son mujeres. “Solamente en el sector salud hubo avances importantes, cada vez son más las mujeres representantes, aunque ante la COB actualmente solo llegan varones”, precisó.

El actual dirigente del Magisterio Urbano de La Paz, José Luis Álvarez, admitió que se sigue acentuado el problema del machismo en los sindicatos, sin embargo coincidió con Baltazar en que no está limitada la participación de la mujer en las dirigencias, pero “el espacio debe ser ganado tanto por varones como por mujeres de acuerdo al rol que desarrollan al interior del sindicato”.

Los actuales dirigentes de la COB en el sector campesino y fabril, quienes reclaman para su sector la dirección de la COB, afirmaron que están a favor de la mayor visibilidad de las mujeres y que, en sus sectores, ellas tienen una buena participación dirigencial, no obstante, en los 42 años de vida de la Csutcb, en una sola oportunidad una dirigenta mujer, Lidia Flores, llegó al cargo de Secretaria Ejecutiva. También de forma excepcional el sector campesino tuvo una representante mujer en la Secretaría General de la COB, en la gestión 1997, con Isabel Ortega. Mientras que, en el sector fabril, pese a que hay ejecutivas departamentales en Beni y Pando, hasta la fecha ninguna mujer ocupó la secretaría de este sector en la COB.

El exejecutivo de la COB en 1997, Milton Gómez, justificó que debe ser un minero varón quien ocupe la Secretaría Ejecutiva de la COB por haber trabajado en interior mina, con la perforación, que es una actividad que requiere de un gran esfuerzo, que no pueden realizar las mujeres. Sin embargo, según referencia de los trabajadores de la minera Huanuni, esta labor era ejecutada también por mujeres antiguamente, cuando existían cooperativas mineras en Huanuni. 

Gómez destacó que, pese a que el estatuto de la COB no prohíbe que una mujer llegue al máximo cargo, siempre estará el voto a favor de varones debido a que son mayoría en las minas, pero, dijo que en caso de ganar las mujeres: “Bueno, qué vamos a hacer, tiene que aceptarse por ser la decisión de la mayoría”.

La especialista en género, Ximena Machicao, explicó que en la sociedad el machismo es fuerte y hegemónico por lo que todas las organizaciones sociales y sindicales devienen de esta matriz, que ha impedido a las mujeres participar a lo largo de la historia en puestos de dirección.

La Red de Mujeres plantea que, la verdadera liberación de las mujeres, implica una reorientación y cambio de creencias y valores, que se promuevan e impartan desde la familia, la escuela, el trabajo, el sindicato y la sociedad en general, para la igualdad en el ejercicio de derechos, donde se la respete como persona y trabajadora, de forma en que los ganadores sean todas y todos: la clase trabajadora, los sindicalistas y el propio país.

Esta investigación fue realizada en el marco del Fondo Concursable Spotlight X de Apoyo a la Investigación Periodística en los Medios de Comunicación que impulsa la Fundación Para el Periodismo con el apoyo de National Endowment for Democracy (NED).

/ANF/

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