La Paz, 20 agosto (ANF).- El promedio de pérdida boscosa del país ha oscilado en 350 mil hectáreas al año, uno de los ritmos más acelerados de la región. Sin embargo, ese récord ha sido superado en los recientes incendios forestales en la Chiquitanía –que todavía no se sofocan- cuando en sólo cinco días, según la Autoridad de Bosques y Tierras (ABT), el fuego devoró 471 mil hectáreas de bosques y pastizales.
En medio del caos y la tragedia que dejaron a su paso los incendios forestales, la ABT ofreció una conferencia de prensa en Santa Cruz, donde admitió el domingo que, los incendios forestales arrasaron en solo cinco días en la Chiquitanía con 471 mil hectáreas de bosques, y que en lo que va del año la superficie afectada llegó a 953 mil hectáreas.
El Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib) alertó el 2016 a través de un estudio, que Bolivia pierde anualmente 350 mil hectáreas de bosques por la deforestación legal y clandestina.
Ante el señalamiento de la fundación Productividad Biósfera Medio Ambiente (Probioma) a la ABT y al Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), por el desastre ambiental ocasionado en los bosques chiquitanos, tras haberse autorizado “quemas controlas” para la agricultura en suelos de vocación forestal, el director de la Autoridad de Bosques y Tierras, Cliver Rocha pidió “no politizar” el desastre.
Sin embargo, las evidencias muestran que, el presidente Evo Morales, promulgó el decreto supremo 3973 el 9 de julio, un mes antes que se descontrolarán los incendios forestales en la Chiquitanía.
La norma dio luz verde para que, en los departamentos de Santa Cruz y Beni, se autorice el desmonte y quema “controlada” de bosques, para las actividades agropecuarias en tierras privadas y comunitarias.
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