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Opinión

¿Seremos una generación perdida?

15 de Marzo, 2024
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ESTEBAN EDUARDO BURGOA CARDOZO

“Nuestra época necesita hombres, necesita energías, 

y quizá sea demasiado tarde cuando aquí se hagan cargo de esto”

Levinstein

 

Bolivia se encuentra a las puertas de una nuevas crisis general, pasando por diferentes niveles como el económico, político y social, las oportunidades para la generación a la que pertenezco parecen ser cada vez más escasas y precarias, para poner un poco de contexto debo mencionar que quien les escribe actualmente cuenta con veintiocho años, durante los conflictos derivados de la repostulación ilegítima de Morales en el 2019 contaba con veintitrés años y a la culminación de las medidas por la pandemia del COVID-19 rondaba los veintiséis años.

Esta serie de hechos históricos es para mi generación una cadena de sucesos trágicos que ponen en duda nuestro porvenir, a pesar de ser en términos generales la franja etarea mejor formada a la fecha (porcentaje de personas tituladas, formación en idiomas y tecnología, etc), gracias a la inversión de nuestros padres y abuelos, las posibilidades de planificar un proyecto de vida con bonanza y aspiraciones parece ser un sin sentido.

Las posibilidades de empleo son realmente escasas, a pesar de que el estado indica bajos números de desempleo, es sabido de manera pública que el procurar un trabajo con todas las prestaciones de ley y un contrato indefinido es equivalente a buscar entidades públicas sin corrupción, en resumen, casi imposible, esto nos lleva a aceptar trabajos informales, mal pagados y con una gran cantidad de horas/nalga.

El sueño de contar con nuestra propia casa o un emprendimiento es mucho más difícil, los altos costos que representan los prestamos sumados con la incertidumbre económica de lo próximos años nos cortan las alas de aprovechar la energía característica de la juventud que aún gozamos para arriesgarnos y dar pasos no solo para un mejor futuro para nosotros, sino también para nuestra nación.

La sumatoria de todo lo mencionado, nos lleva a tomar decisiones que aunque parezcan idílicas, para aquellos que las hemos vivido tenemos conciencia de que tienen muchas dificultades y frustraciones en el camino, nos decidimos por buscar becas en el extranjero, dejando nuestras familias y seres que queremos, buscamos trabajos en remoto para empresas europeas y estadounidenses para tener una mayor estabilidad laboral, evitamos el tener hijos, en muchos casos porque no vemos las condiciones para poder criarlos según las necesidades del caso y abrimos negocios informales, más por subsistencia que por emprendedurismo.

Estos hechos llevan a Bolivia a sufrir fenómenos como: fuga de cerebros, caída en los índices de innovación, menores tasas de natalidad, etc, dando como consecuencia un círculo vicioso que nos lleva a perder toda esperanza por un futuro de logros y éxito.

Estas reflexiones me llevan a pensar que mi generación, va camino a ser una generación perdida, la cual al paso que va nuestra nación, deberá avocarse a solucionar la herencia de problemas que nos deja los veinte años del MAS, gobiernos que en buena medida nosotros nunca elegimos y lidiar con las deudas que el actual mandatorio exige para pagar su circo.

El autor es Director Ejecutivo Generación Bicentenario

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