En la era digital, la hegemonía cultural se ha transformado. Ya no se trata solo de la imposición de una visión del mundo por parte de una clase dominante, sino también de la manipulación y el control de la sociedad a través del uso de datos. Segmentar a los usuarios, dividirlos en grupos con características similares y usar esta información para influir en sus decisiones y lograr manipular su comportamiento ahora es más fácil que nunca gracias al aumento de capacidad de almacenamiento y el poder y velocidad de procesamiento de los microprocesadores.
Antonio Gramsci definía la hegemonía como el dominio de una clase social sobre otras mediante la coerción y el consenso. La clase dominante buscaba imponer su visión del mundo como la "normal" y "natural", a través de instituciones como la escuela, la iglesia y los medios de comunicación.
En la era digital, las plataformas como Tik Tok han creado nuevas formas de comunicación y consumo cultural. Los algoritmos determinan qué contenido se ve y cómo se ve, creando una "burbuja de filtro" que limita la exposición a diferentes perspectivas. Las empresas tecnológicas recopilan y analizan datos para segmentar y manipular a la población, como se evidenció ya en el año 2018 con el caso de Cambridge Analytica, que utilizó datos de Facebook para influir en las elecciones de Estados Unidos y Reino Unido.
Esta nueva forma de hegemonía, a la que podemos llamar "Hegemonía 2.0", tiene un impacto significativo en la sociedad: limitando la libertad individual y el libre pensamiento, exacerbando la polarización social y política y debilitando la democracia y las instituciones tradicionales.
Pero ¿Cómo funciona esta nueva realidad distópica a la que George Orwell podría fácilmente llamarla 1984 en el 2024? Funciona a través de estos instrumentos: vigilancia omnipresente a través de cámaras, reconocimiento facial, redes sociales, control de la información, ciberseguridad, noticias falsas, medios de comunicación estatales, estado policial, sistema de crédito social, prisión por delitos de pensamiento, recopilación masiva de datos, biometría entre otros.
Donde la inteligencia artificial (I.A.) juega un papel crucial, ya que incrementa exponencialmente el control social mediante el uso de datos. Tecnologías como Machine Learning, Big Data y la I.A. forman un ecosistema interdependiente. Los sistemas de IA aprenden de los datos y mejoran su rendimiento gracias a los algoritmos de Machine Learning. A su vez, el Big Data proporciona la materia prima a través de grandes conjuntos de datos, lo que permite a la I.A. aprender y mejorar su precisión.
Saber que Google tiene todo el historial de nuestra ubicación desde el primer día que nos registramos, o que Facebook conoce todos nuestros perfiles, inclusive aquellos con información diferente, gracias a que registra nuestro celular y computadora, o cámaras de un startup local en las calles de la ciudad que capturan las 24 horas del día la cantidad de personas y vehículos que transitan, para luego vender esos datos, no es de 1984, es de 2024. La amenaza a la libertad y la democracia han sido cada vez más intensas.
Si como decía Gramsci la realidad no es concebida como algo objetivo e inmutable, si no como producto de la interacción entre diferentes grupos entonces podemos explicar los fenómenos sociales que hemos vivido en la última década. Por otro lado, si estos instrumentos van mejorando exponencialmente en un lapso muy corto de tiempo y siguen siendo utilizados como hasta ahora es momento de escribir el epitafio a la cada vez más maltrecha libertad.
Para defender la libertad y la democracia en la sociedad de la información, es necesario tomar conciencia de los mecanismos de control y manipulación en la era digital, promoviendo la alfabetización digital y el pensamiento crítico. La “Hegemonía 2.0” es un desafío para la sociedad del siglo XXI. Solo mediante la acción colectiva y la defensa de nuestros derechos como ciudadanos podremos garantizar una sociedad libre, democrática y justa en la era digital. La batalla por la libertad en la era digital comenzó hace más de una década, y ahora nos necesita más que nunca.
El autor es ingeniero Comercial
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