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Opinión

El retorno del conquistador

26 de Enero, 2025
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Este año se festejan 490 años de la fundación de Lima, la actual capital del Perú, y otrora capital de toda esta parte del mundo, vale decir, la Sudamérica hispana. La estatua de su fundador que estaba colocada en una respetable esquina de la plaza principal, había sido retirada de allí y llevada a un depósito hace casi 20 años, (luego fue colocada en un parque junto a la antigua muralla de la ciudad), en tiempos del presidente Toledo, cuando también fue cambiado el nombre de una de las arterias del centro, de Wilson a Inca Garcilaso de la Vega, aunque hasta el día de hoy Wilson sigue siendo Wilson en el trato cotidiano.

La estatua tiene una historia curiosa, porque no fue hecha por iniciativa ni de los descendientes de los Pizarro, ni por alguna asociación nostálgica de la época virreinal peruana o española, ni por el franquismo, sino por un norteamericano acaudalado, que al enterarse de la vida, pasión y muerte de Francisco Pizarro creyó que este merecía no solo un monumento sino dos, y mando hacer dos estatuas ecuestres del “Marqués”,  una para su ciudad natal y otra para la ciudad que fundo y donde halló la muerte. 

En estos tiempos en que algunas personas, un tanto desquiciadas, por cierto, arremeten contra estatuas de personajes históricos porque vistos con los ojos de hoy, estos resultan unos canallas, el que se restituya a la plaza principal la estatua del autor principal, intelectual y material de la conquista española sobre el imperio incaico no es poca cosa.  Y seguro que muchas personas ven esto como una gran provocación, pero puede ser visto más bien como un gesto importante para consolidar el entramado social peruano, y ( boliviano, de paso).

Lo cierto es que Pizarro no solo es el fundador de Lima, sino el creador del Perú, sin las acciones de Pizarro no existiría el Perú, precisamente porque se trata de una construcción española. Creada sobre los cimientos de un mundo cultural previo, el prehispánico, sin lugar a dudas, pero con significativos aportes que hicieron del Perú, de esta parte del mundo lo que es, para bien o para mal.  

La conquista española tuvo su lado brutal, sin embargo fue un proyecto muy serio, que creó una sociedad mestiza en forma y fondo de la que podemos sacar pecho. Factores muy complejos, que no entran en una columna, terminaron consolidando las peores taras del racismo como parte central de nuestra estructura social, pero es precisamente Pizarro quien produjo hijos mestizos, que fueron legitimados, y que heredaron su fortuna. Que la hija de Pizarro, doña Francisca, no solo fuera hija del conquistador, sino nieta de Huyana Capac, es un detalle que no debe ser dejado de lado. (de alguna manera, una parte del oro de Cajamarca, volvió a través de ella, a manos de algunos de los descendientes del último gran Inca).

Si consideramos las tonteras mexicanas de Amlo y la señora Scheinbaum, en realidad la restitución de esta estatua es un gesto muy razonable, no hacia España, sino hacia nuestra propia historia. 

Renegar de nuestro pasado andino sería una gran estupidez, de la misma manera que lo s renegar de nuestro pasado español. Ambas vertientes tienen aspectos admirables, y ambas tienen aspectos abominables. 

 El futuro de nuestros países, está íntimamente ligado al reconocimiento del mestizaje como la fuerza que puede hacernos salir adelante en paz. No es una propuesta nueva, a su manera y con sus limitaciones fue parte del discurso independentista, y parte de la revolución de l952, pretender negar la realidad del mestizaje, ( pensemos en los censos), no solo implica una deshonestidad intelectual como la de la presidenta de Mexico, sino que puede ser aun peor, porque pretende ganancias políticas a partir de crear antagonismos insalvables.  

Paradójicamente, Pizarro puede ser el símbolo de este mestizaje, con él comenzó el proceso. Su historia es fascinante, su periplo por la vida es extraordinario, su legado no es poco, vale la pena interiorizarse en los detalles de su existencia. No le pido que la próxima vez que vaya a lima lleve un ramo de flores a su monumento, pero acérquese sin prejuicios,  y hasta da para sacarle una foto. 

El autor es operador de turismo