
Desde aquel 22 de enero del 2010, han transcurrido 14 años de la implementación del Estado Plurinacional. Dicho sea de paso, no se inicia con la asunción de Evo Morales al poder, en enero del 2006. Nace y se inicia con la implementación de la nueva Constitución y con el primer gobierno que surge de esa Constitución.
En términos generales, el nuevo texto constitucional, en la letra, diseña un Estado que parte del reconocimiento de la existencia de diversas culturas, varias naciones y distintas etnias. Esa es la base del Estado Plurinacional, de génesis indígena. Por ello la principal misión de ese Estado es la integración y articulación de esa diversidad étnica-cultural. En el discurso, el proyecto era ciertamente interesante, al punto tal que cautivo a muchos académicos “progresistas” que se enrolaran luego a filas de los “intelectuales orgánicos”.
Analizando los resultados, en el horizonte de esos 14 años -con un breve interregno-, podríamos afirmar que, en relación a los objetivos propuestos y al espíritu del Estado Plurinacional; es un rotundo fracaso. En lo político, económico y social es, más bien, un espantoso retroceso.
Reconociendo que, la inclusión, incorporación y participación indígena en la representación política y en el ejercicio del poder, es el único logro; veamos ahora la regresión en los tres ámbitos mencionados.
En lo político, es un verdadero retroceso. La forma de hacer política, no cambio en absoluto, más bien se pervirtió. El nuevo ciclo tenía el mandato imperativo de representar a todos, imponiendo, con el ejemplo, una nueva forma de hacer política, eliminando la corrupción, la impunidad, el clientelismo, prebendalismo y todos esos males de nuestra clase política. El exceso y la concentración de poder intoxico a la elite azul. Estos, envilecieron la política, afectando la calidad de la democracia. No solo cooptaron el Órgano Electoral, se apoderaron también del Órgano Judicial. La nueva oligarquía azul, que es producto del Estado Plurinacional, en su irrenunciable camino hacia el “poder eterno”, cambia sus propias leyes que se convierten en estorbos. Ahora, independientemente de su posición “Evista” o “Arcista”; el poder los corrompe absolutamente. El abismo entre lo que proclaman y su praxis política es infranqueable.
En la dimensión económica el deterioro es más evidente. Estamos a punto de quedarnos sin gas, con la inminente posibilidad de importar este energético en el corto plazo. Del país más importante en la región, en exportación de gas, nos convertiremos en necesitados compradores. El gasto más grueso para el Estado es, hoy, la importación de combustibles ¿Que se hizo entonces con la descomunal bonanza económica que les toco administrar desde el 2008 hasta el 2014? El ascenso de Morales y al MAS al poder, en la primera etapa, coincidió con la emergencia de un ciclo de gigantesca bonanza económica. Nunca, ningún presidente o gobierno, tuvo la posibilidad de contar con semejante cantidad de recursos para gobernar. El excedente económico, podía haber incidido notablemente en la mejora de las condiciones de vida de gran parte de nuestros compatriotas. Se desaprovecho la histórica oportunidad de iniciar la modificación de la matriz productiva, para no depender eternamente de los recursos naturales. Hubo indiscutiblemente despilfarro y borrachera en la administración del descomunal excedente. Y, lo que es peor, continúan con el despilfarro, apelando a las Reservas Internacionales Netas y crédito externo.
En lo social, la regresión tiene muchas manifestaciones. Con el “etnocentrismo aimara” han excluido a otras naciones, sobre todo a las originarias de tierras bajas. Implementaron ahí, una invasión genocida con quema indiscriminada de bosques. Jamás ese Estado Plurinacional que se proclamó, implemento políticas de asimilación e integración entre las diversas naciones. También, desnaturalizaron a las organizaciones sociales, prostituyendo vilmente a sus dirigentes. Ese estilo de alianzas corporativas acabo socavando la esencia misma de estas organizaciones.
Si se observa bien, en este breve recuento, nada ha cambiado. Detrás del discurso indígena y socialista, esta una nueva oligarquía que gobierna solo resguardando sus privilegios y prerrogativas.
En esencia, detrás del discurso del Estado Plurinacional hay una voraz elite cleptocrática que solo pretende, con bonanza o sin bonanza, beneficiarse del poder. Los nuevos ricos azules hacen excelentes negocios en la gestión de contratos, licitaciones y adjudicaciones. Eso, es hacer política para ellos.
Quizás, el proyecto era loable, empero, por esas perversiones del poder, fracasaron los conductores. Con sus peleas internas, precisamente por ambiciones de poder, acabaran sepultando al Estado Plurinacional.
El autor es profesor de la Carrera de Ciencia Política de la UMSS