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Opinión

El Congreso en Lauca Ñ y el futuro del MAS

22 de septiembre, 2023 - 00:00
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ROLANDO TELLERIA A.

Sin duda, la agenda mediática y política en estos días, previos a la realización del Congreso del partido de gobierno, que se llevara a cabo entre el tres y cinco de octubre próximo, es de un modo particular denso e intenso. 

Muchos sostienen que ese Congreso definirá el futuro del Movimiento al Socialismo (MAS). Habrá, finalmente, señales contundentes sobre si la disputa al interior de ese partido es solo un teatro o, en verdad, va inexorablemente al sendero de la escisión, tal como sucedió con el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) en la segunda mitad de la década de los sesenta, del siglo pasado. 

Veamos, entonces, que se juega en ese Congreso. En esa instancia, tal como está estratégicamente planificado en el ala “Evista”, se definirá “orgánicamente” al candidato oficial del partido azul para las elecciones generales del 2025. Tanto la convocatoria, como el número de representantes, así como las acreditaciones y el lugar; están, como traje a medida, milimétricamente organizados para proclamar a Morales como el único candidato del MAS. Si bien, cuidaron la “forma”, como la anuencia del Tribunal Supremo Electoral; en el fondo, está claro el objetivo. En esa prematura y destructiva carrera electoral, subyace una extrema desesperación.

Por su parte, el ala “arcista”, hoy incrustados y manejando el aparato estatal, ha cuestionado la convocatoria a dicho Congreso, aludiendo “violaciones flagrantes” al Estatuto. Han instruido también, a todas las organizaciones paralelas, oficialmente reconocidas por ellos, no asistir -sabotear- a dicho Congreso. Como también son astutos, saben las intenciones de Morales, a quien lo consideran un “enfermo del poder” y angustiado para proclamarse como el único candidato. La facción “arcista”, habiendo experimentado las mieles del poder -ya con síntomas de adicción- no pretende ceder ningún espacio a quienes durante 14 años usufructuaron a su gusto del poder. Para ellos, Morales y su entorno cercano, ya tuvieron su oportunidad y que es hora de una “saludable” renovación. Sugieren a Morales, apelando a la jerga futbolística, “colgar los cachos” y dejar el camino libre a Arce Catacora. La disputa, entonces, con riesgo de escisión, parece visceral. 

Ahora bien, toda está disputa, dicho sea de paso, se podría zanjar si ambos se someten a las elecciones internas primarias, tal como establece la nueva Ley de Organizaciones Políticas. Empero, ninguna de las dos facciones, no muestra predisposición y apego a los principios fundamentales de democracia interna. Tal parece que, en su cultura política, sobre todo la de Evo Morales, no priman, para nada, estos principios democráticos esenciales. Descolla, más bien, un notable autoritarismo y megalomanía. 

Pues bien, así como se observa ahora, la división parece inevitable. Las pugnas de interés y ambiciones de poder, se sobreponen a la ideología. Esto deja entrever que, al interior del MAS, la ideología esta plasmada, como en un teatro, solo en el discurso. Ese factor, que parecía el principal elemento aglutinador, resulta siendo una falacia. El accionar político esta direccionado exprofesamente por los intereses. En ese partido, entonces, se difumino la ideología. Fue desplazada por los intereses. 

En ese teatro, ambos bandos pregonan la unidad. Sin embargo, esa unidad para ambos, es excluyente, si no es en base a sus propias candidaturas. 

El “proceso de cambio” a juzgar por los resultados, fue y es solo un teatro. En el fondo del telón, están todos esos dirigentes de los movimientos sociales, que provienen de una constelación de sindicatos, usufructuando y repartiéndose el poder. 

Tener el control de esos movimientos sociales, a través de sus dirigentes, hoy, en Bolivia, es tener el poder. La disputa al interior del MAS, radica precisamente en el control y cooptación de esos dirigentes. Obviamente, cuando hay disidencias, el expediente es sencillo: se crean organizaciones paralelas. Ese “paralelismo” está presente en todas las organizaciones del Pacto de Unidad. Incluso, ahora, hay dos Pactos de Unidad.

Finalmente, en esa disputa y la inminente división, es Arce Catacora el que tiene más posibilidades y recursos de poder. Como no hay ideología, puede “comprar”, con espacios y recursos, a la mayor parte de esa dirigencia. Por su parte, Morales no tiene nada que “repartir”.

En ese horizonte, la división, en el futuro del MAS, parece inevitable.

El autor es profesor de la Carrera de Ciencia Política de la UMSS

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