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Opinión

Economía 2023, una balanza con inclinación a la izquierda

27 de Diciembre, 2023
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LUIS FERNANDO ROMERO TORREJÓN

Casi al finalizar este 2023, sin dudas, es importante hacer un balance y análisis objetivo de como estuvo nuestra economía este año, la cual estuvo plagada por una influencia poco positiva por el factor social (marchas, bloqueos, paros) y sobre todo político, traducido en problemas de gobernabilidad y gobernanza, principalmente en el bloque oficialista, dividido en dos bandos; solo con un ejemplo basta, la casi no aprobación del PGE 2023 reajustado, que iba a dejar sin recursos para gasto corriente sobre todo para municipios y universidades públicas, solo por temas políticos más que económicos.

Entrando en materia, de la manera más resumida posible, el gobierno nacional tenía proyectado que Bolivia iba a crecer en 4,86% en su PIB real, sin embargo, su meta la reajusto al 3%; sin embargo, es muy probable que nuestro país crezca alrededor del 1,5%, tal como lo indicaron el BM y el FMI. Además, nuestra economía está en un claro proceso de desaceleración ya que el 2021 creció 6,11% y el 2022 en 3,48%; en el PGE 2024 se estipuló un crecimiento del 3,71%, un pronóstico en muy optimista y en contracorriente a las proyecciones internacionales.

Lo positivo por ahora, algo que es sobredimensionado por el gobierno nacional, son sus indicadores estrella, la inflación y desocupación, que en el caso del 1ro la variación del IPC a noviembre fue de -0,003%, con una inflación acumulada anual del 1,48%; en el caso del desempleo, la tasa de desocupación urbana a septiembre fue de 3,29%. Si bien, estos datos sitúan positivamente al país en comparación con los demás países de la región, sus metodologías de cálculo son cuestionables, ya que difieren bastan de la economía que se ve en las calles del país.

Hasta el momento no fue un buen año para nuestro Comercio Exterior, con datos del INE, en octubre hubo un saldo comercial negativo de $us. 46,2 millones; en estos 10 meses, el país acumulo un déficit comercial por $us. 375,5 millones, solo en 3 meses tuvimos superávit comercial. En el sector hidrocarburífero, se presentó, durante el mismo periodo, un balance comercial acumulado desfavorable de $us. 700,6 millones, exportamos menos gas natural e importamos más carburantes, lo que genera mayor presión en la balanza cambiaria.

Respecto al Déficit Fiscal del país, el 2022 fue del -7,2% del PIB, gracias a la baja ejecución presupuestaria de inversión pública a nivel nacional; este año se espera cerrar la gestión con un -7,49%, cuya cifra es factible de lograr, porque se estima que la ejecución presupuestaria llegue al 75% y la de inversión pública al 50%, menos gasto menos déficit. En este mismo sentido, el 2023 se tuvo un 20% menos de recursos para Inversión Pública, para el 2024 se destino $us. 4.274 millones, un 7% más que el 2023; con la tendencia a la caída de ingresos fiscales y un déficit fiscal sostenido de 10 años, la ejecución seguramente será limitada.

Otro tema delicado este año, fue nuestra Deuda Pública Nacional, a octubre, la Deuda Externa Pública a Mediano y Largo plazo, llego a $us. 13.422,9 millones, según datos del BCV; con información del MEFP, la Deuda Externa del TGN es de $us. 12.325,3 millones y la Deuda Interna del TGN llego a $us. 19.973,07 millones, en cambio, la Deuda Interna del BCB con el sector privado es $us. 915,65 millones. Nuestra Deuda Pública Nacional representa al menos un 80% de nuestro PIB nominal, cuya cifra podría ser mayor si tomaríamos en cuenta la deuda de que tiene el gobierno nacional y las empresas públicas con el BCB, cuyo monto a septiembre asciende a $us. 14,67 mil millones.

Sin dudas, otro tema muy preocupante es la caída sostenida de nuestra Reservas Internacionales Netas, desde el 2014 hasta la fecha, cayeron en más del 80%, de igual manera lo hicieron sus componentes, como el caso de las divisas que descendieron cerca al 95% durante el mismo periodo. Según el ultimo informe del BCB, a agosto, las mismas serian de $us. 2.147,3 millones, en estos 8 meses registrados bajaron en un 41%; con un ritmo de contracción de $us. 6 millones al día; con esta tasa de decrecimiento a la fecha quedaría un poco mas de mil millones. Lo real es que, con el saldo actual conocido de divisas, $us. 437,9 millones, no alcanzaría ni para 2 meses de importación de carburantes, obviamente, esto obligo al BCB a vender 17 toneladas de nuestras reservas de oro para financiar en parte nuestro gasto público elevado.

Finalmente, todo lo anterior explica las crisis más importantes que tuvimos este 2023, la escasez de dólares y de carburantes en el país, que fueron consecuencia de una política monetaria inadecuada del BCB (tipo de cambio preferencial y venta directa al público) que ocasiono una sobredemanda y el incremento del precio del dólar en el mercado negro. Otro, el flujo neto de divisas negativo durante la mayor parte del año, mermado por un gasto elevado de importación y subvención de carburantes, creciente servicio de deuda externa, bajo inversión extranjera y exportaciones nacionales limitadas por cupos, dieron lugar también a estas crisis, con riesgos serios en nuestra balanza de pagos.

La conclusión, el 2023 no fue un buen año para nuestra economía, la calificación es “mala”, como la dada durante todo el año por las principales calificadoras de riesgo e inversión internacionales, que ven a nuestro país muy poco atractivo para traer capitales, para otorgar mayor deuda externa o para adquirir sus títulos de deuda pública, donde ven un riesgo grande por la caída sostenida del sus RIN y un déficit fiscal sostenido, con riesgos fundados de default y crisis de balanza de pagos.

Sin duda, este próximo 2024, será un año de grandes desafíos y retos para Bolivia en el tema económico, donde el gobierno nacional debe solucionar problemas críticos y que estarán vigentes la próxima gestión como de la escasez de dólares, desabastecimiento de carburantes, caída continua de las RIN, un déficit fiscal sostenido, una deuda publica creciente, ingresos fiscales reducidos e irregulares, y otros tantos que deben ser solucionados a corto plazo y de manera estructural, en lo posible. Las soluciones, son las que indica la sensatez económica, reducir el gasto público elevado (origen de todos los males), eliminar o discriminar la subvención de carburantes, destrabar el tipo de cambio fijo, liberar las exportaciones, brindar seguridad económica y jurídica a las inversiones nacionales y extranjeras, dar las condiciones para que el sector privado se mantenga y se desarrolle (fiscal, laboral, otros), implementar una nueva ley impositiva, laboral, de inversiones y de hidrocarburos que cambie radicalmente nuestro modelo económico y de gestión pública, donde el Estado se encargue exclusivamente de velar por los intereses nacionales y se dé cabida al sector privado para que genere ingresos y empleos de calidad para la población. La gran pregunta ¿nuestras autoridades irán por el camino de la ideología o el pragmatismo? ¿Qué pesa mas el poder o el beneficio de la sociedad?

El autor es presidente Colegio Departamental de Economistas de Tarija

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