Este fin de semana fue reelecto en el Salvador Nayib Bukele uno de los presidentes más jóvenes de la región, un excelente estratega de las redes sociales y según los indicadores internacionales ha contribuido a la disminución de la violencia en el Salvador combatiendo (para sus detractores negociando) con las pandillas de las maras; sin embargo, reconociendo la eficiencia de sus acciones contra el crimen organizado no se puede olvidar que Bukele se ha desviado de ser un demócrata, repitiendo lo mismo que muchos dictadores o supuestos demócratas, que va desde Hugo Chávez, pasando por Evo Morales culminando con el actual presidente reelecto del Salvador, ya no importa ser de derecha o izquierda, lo relevante es mantener a toda costa el poder obtenido democráticamente.
Partiendo de lo anterior, existe controversia a la interrogante: ¿una persona que llega a la presidencia y gobierna adecuadamente se le debe permitir seguir en el poder?; resaltando que algunas constituciones no lo permiten, entre esas se encontraba el Salvador, pero Bukele con sus diversas estrategias y desde las redes sociales obtuvo con su partido político el control del poder legislativo, que promulgaron leyes para jubilar forzadamente a los integrantes de la corte suprema, colocando en su lugar personas afectas a su partido o gobierno; es decir, ya Bukele controla el poder judicial y el poder legislativo.
Todo lo descrito lo realizo meticulosamente mientras combatía al crimen organizado, armando todo un entramado legal para modificar o reinterpretar el artículo de la constitución que no permite la relección del presidente. Por lo tanto, Bukele NO es demócrata, aun dicta mucho para llamarlo dictador, pero por el camino emprendido dentro de poco tiempo, posiblemente será uno de los DICTADORES más jóvenes del mundo.
El autor es filósofo
