La Paz, 3 de febrero (ANF).- La minería genera aún graves impactos en diferentes pises de la región de Sud América. Y en el caso de Bolivia, la situación se torna más aguda por la vulnerabilidad de los territorios indígenas y las áreas protegidas, estas últimas registraron un incremento notorio de intervenciones auríferas a gran escala.
“Venimos expresando hace varios años sobre esta amenaza de destrucción en nuestros territorios. Y es que la totalidad de las 22 áreas protegidas están tristemente expeditas para el ingreso de actividades extractivas, como la minería e hidrocarburos, pero también la construcción de grandes proyectos de impacto como carreteras e hidroeléctricas”, explica Alex Villca, líder indígena y representante de la Coordinadora Nacional de Defensa de los Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas de Bolivia (Contiocap).
Hace unos días, nuevamente salió a la luz otra denuncia de un ingreso irregular de operaciones mineras dentro del Madidi, considerado como una de las áreas protegidas más biodiversas del mundo.
“Recibimos la denuncia de maquinaria abriendo sendas para habilitar más actividad minera en Charopampa, en las nacientes del río Tuichi, dentro del Parque Nacional Madidi y territorios indígenas”, denunciaron pobladores de la región amazónica a través de una publicación en el portal de Contiocap.
Villca asegura que la vulnerabilidad de las áreas protegidas frente a actividades como la minería se hace más evidente por las mismas denuncias de los pueblos indígenas que habitan esas zonas y que son afectados de manera directa por estos impactos.
“En el caso del Madidi y Pilón Lajas, hay un riesgo de destrucción latente y muy preocupante, porque hay evidencias concretar de que ingresan más operaciones mineras sin ningún control y esto también afecta en la sobrevivencia de pueblos como los lecos, tacanas, chimanes, mosetenes, esse ejas, uchupiamonas y un pueblo no contactado”, agrega el representante de Contiocap.
Un reporte de la Plataforma Integral de la Minería a Pequeña Escala (2019) ya daba cuenta de un contexto alarmante de intervenciones mineras dentro de las áreas protegidas de Bolivia.
Tras un foro internacional sobre las minería en Latinoamérica, desde el Programa de Conservación del Gran Paisaje Madidi en Wildlife Conservation Society (WCS) - Bolivia, se detalló que ya para el 2019 los programas de monitoreo de las áreas protegidas de Apolobamba, Madidi, Pilón Lajas y Cotapata registraron más de 250 actividades mineras habiéndose cuadruplicado la cantidad en la última década “debido al alza del oro en el mercado internacional, representando una amenaza latente para la biodiversidad”.
El reporte de WCS detalló además que existe un escenario económico donde la producción de oro genera altos ingresos por su valor a nivel internacional y en ese sentido, “el crecimiento de la producción aurífera nacional ha impactado directamente en un aumento de la demanda de mercurio y, en consecuencia, elevando el precio para su importación. Se estima que en 2018, la importación de dicho metal subió a 200 toneladas”.
Y es ese uso indiscriminado de mercurio que de manera directa impacta en la biodiversidad de estas áreas protegidas en el país.
“Toda la gran riqueza de las áreas protegidas está en riesgo. Y hay un avance muy acelerado de más y más actividades extractivas en esas zonas”, agrega Villca.
Reportes recientes que menciona la Contiocap establecen que, por ejemplo, el 2012 se conocía de 46 concesiones mineras dentro del Parque Nacional Madidi. El 2020 fueron 94 “y los alarmante es que el 2021 se conocía que al interior del Madidi habían 550 solicitudes de cuadriculas mineras”.
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