La Paz, 6 de febrero (ANF).- Este lunes se reiniciaron las labores educativas a nivel nacional, varios estudiantes que retornaron a las aulas mostraron alegría por volver a encontrarse con sus amigos, algunos pequeños que iban por primera vez al colegio fueron los que derramaron lágrimas y se resistían a abandonar a sus mamás para ingresar a su “segundo hogar”.
Más de una tuvo que hacer malabares para que su niño deje de llorar y comience su aventura escolar. Pero una vez en el aula, los pequeños trataban de “escapar” y pedían ver a su “mamita”, otros bajo la excusa de ir al baño aprovechaban para huir en busca de sus padres que esperaban afuera del establecimiento educativo, preocupados por el estado de sus retoños.
En algunas aulas, las educadoras permitieron que las mamás de los menores desconsolados los acompañen; otras hasta les dieron el celular para que se distraigan y dejen el llanto.
“Ojo con los llorones”
En el kínder Óscar Alfaro, la docente Elizabeth Carvajal, con más de 28 años de experiencia, relata que es “normal” que los menores lloren en el primer día de clases, pero según su experiencia, a los “niños llorones” hay que ponerle mucha atención porque asevera que luego son los más “terribles” de la gestión escolar, es decir son los más habladores, traviesos, extrovertidos, curiosos e inteligentes.
“En toda mi experiencia de 28 años, he visto que los más llorones son los más terribles porque son los más curiosos e inteligentes. Es normal que lloren el primer día de clases e incluso la primera semana y luego se acostumbran. Por eso el primer día, las profesoras vemos quiénes están llorando y sabemos con qué grupo vamos a trabajar”, dice sonriendo, mientras comienza a cantar “la lechuza, la lechuza dice shuuu” para tranquilizar a los menores.
Con ella coincide la educadora Gloria Bautista, que afirma que los niños lloran porque sienten que serán “abandonados” por sus progenitores o qué al integrarse a un mundo desconocido temen ser agredidos. Pero resalta que los que derraman lágrimas luego son los líderes de las aulas.
“Lloran, hacen berrinche o se quieren escapar, eso es absolutamente normal y nosotras como educadoras del nivel inicial trabajamos para que se ambienten y ya en 20 días estos pequeños (que lloran) se vuelven los más traviesos y juguetones, e incluso son los que más se desesperan por ir a clases”, señala.
Preparar a los niños
Bautista dice que si bien ha disminuido el número de menores que lloran antes de ingresar al colegio por primera vez, gracias a los centros infantiles o guarderías, los padres deben preparar a los niños y darles confianza para evitar llantos y temor en los estudiantes.
“Es importante que los papás no estén nerviosos en el primer día de clases y que le den confianza a sus hijos. Qué les digan que van a ir al colegio a conocer amigos, que los irán a recoger y que se divertirán. Ese es el secreto la confianza”, agrega.
Entretanto, la directora del kínder Óscar Alfaro, Lucy Gutiérrez, argumenta que el centro educativo acoge a 330 alumnos de entre cuatro a cinco años de edad y pidió a los padres de familia trabajar en sus hijos para hacerles comprender que el colegio es una unidad “amigable” y que puedan desenvolverse independientemente.
“De los 330 alumnos, un 20% ha llorado este día pero tiene miedo y piensan que de aquí nunca los van a recoger y los papás juegan un rol importante porque deben hacerle saber a sus hijos que nos los van abandonar. Además tienen que enseñarles a hacerse independientes para que vayan al baño, se alimenten y arreglen su uniforme”, explica.
Gutiérrez señala que para dar la bienvenida a los alumnos se prepararon festejos con globos, pasteles y canciones en cada aula para que los menores estén cómodos.
Una de las progenitoras que esperaba a su hijo Danner de 4 años, se encontraba nerviosa y temía por la seguridad de su pequeño.
“Me da un poco de miedo, pienso que lo pueden estar pegando otros niños más grandes y ya no me dejan subir a su curso. Es mi único hijo y ya fue a la guardería, pero es distinto el colegio ¿no?”, señala, mientras espera ansiosa la salida de su pequeño.
Esta jornada más de tres millones de estudiantes del sistema regular y especial retornaron a las unidades educativas. Se prevé que en noviembre finalicen las labores educativas.
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